¿Es Verónika Mendoza la carta ganadora de Pedro Pablo Kuczynski? Probablemente sí. Más que por su izquierdismo, lo puede ser porque buena parte del sur andino la considera su candidata. Allí llegó primera en siete regiones, y su no ingreso a la segunda vuelta dejó un alto porcentaje de votantes renuentes a participar. El paso de Mendoza al voto por PPK debería desbloquear una parte de esas dudas. Las regionales en el sur y las ideológicas por todo el país. Lo cual a su vez está permitiendo un acercamiento de última hora de PPK al imaginario de la izquierda anti-Keiko. Anoche participó en una de sus marchas. Ir a la marcha No a Keiko tiene que ser leído como una forma de compromiso que, si PPK gana, debe materializarse post-cinco de junio en una mesa para discutir en serio las necesidades del postergado sur andino. ¿Qué terminó de decidir a Mendoza? Además del deseo de frenar al fujimorismo probablemente influyó el segundo debate, donde reapareció un PPK con reales perspectivas de ganar. Con ello, en cierto modo, una posibilidad de influir positivamente y por todo lo alto en la segunda vuelta que le fue negada en abril. No es el único alivio para PPK en este momento. El efecto retardado electoral que atribuyó Alfredo Torres a los tremendos destapes sobre el cogollo fujimorista de hace dos semanas ya se venían dejando sentir en el ambiente de la opinión pública, en la forma de una sangría de votos y un acortamiento de la ventaja. Las últimas encuestas publicables fueron previas a hechos como el segundo debate, el paso dado por Mendoza, el efecto retardado, la marcha CGTP en Cajamarca o el importante paso de la juventud aprista de Lima al voto por PPK. A una semana de la votación, la imagen del retorno del fujimorismo al Ejecutivo ha empezado a mover las cosas. A pesar de haberse quedado con el buen sabor de sus últimas cifras en la boca, el fujimorismo no está ni remotamente convencido de su victoria. A estas alturas, con su cúpula comprometida en líos, su campaña ha pasado a ser claramente defensiva. “No votes con odio”, “No votes con el hígado”, son algunas de sus últimas consignas”.