Estamos en segunda vuelta y todavía se escucha “La izquierda lleva al atraso, ningún país ha salido adelante con un modelo izquierdista o socialista”. Eso y más dicen de la izquierda. Podrán haber críticas válidas a los gobiernos progresistas, pero si algo han hecho en la mayoría de casos ha sido redistribuir salud y educación, reformas por las que aquí aún peleamos. Uno de los países menos afectados por la crisis es Bolivia con un gobierno socialista, mientras que el candidato demócrata Bernie Sanders es recibido cada vez con más apoyo en el proceso electoral de los Estados Unidos. A pesar de esa discusión, lo cierto es que en esta segunda vuelta elegiremos entre dos opciones claramente de derecha. Resulta fácil seguir criticando a la izquierda en este país. Es sencillo siempre que se busca distraer la atención de los crímenes que arrastra el fujimorismo (y que sus congresistas ni se apresuran a condenar), o voltear la mirada ante los posibles intereses empresariales del señor PPK. Al final, estos críticos creen que Keiko y PPK son lo mismo, pero en lugar de sentir frustración, duermen en su zona de confort, felices, creyendo haber asegurado “el modelo”. Esta postura es llevada al extremo por el señor Pasquel, pues parece querer infundir miedo bajo la premisa de que la estabilidad solo se asegura a través de una alianza entre Kuczynski y Keiko. ¿Es que para algunos pareciese que “el modelo” también incluye copar poderes, instaurar la corrupción y prescindir de la fiscalización? En esta segunda vuelta se hablará mucho de la izquierda. Con 20 congresistas propios y rostros nuevos, no sorprende que la derecha evidencie cierta incomodidad. Pero el verdadero tema de discusión es otro: cómo evitar que el país caiga en manos del fujimontesinismo.