Tenemos 19 candidaturas pero solo dos conducidas por mujeres: Fuerza Popular y Frente Amplio. En la mayoría de los casos, la fórmula presidencial es presidida por un hombre e integrada por solo una mujer. Entre otros, es el caso de García, Acuña y Urresti. Solo Guzmán y Yehude tienen fórmulas presididas por hombre, pero acompañado por dos mujeres. Por último, cinco candidaturas muy machistas están compuestas por tres hombres: Barnechea, Nano, Goyo, Vladimir Cerrón y Siempre Unidos. Nociones tan distintas de la representación femenina son un componente de las profundas divergencias programáticas alrededor de la cuestión de la mujer y del matrimonio homosexual. Este tipo de temas da pie a una oposición entre progresistas y conservadores, que complementa la dicotomía que divide el espectro político entre izquierda/derecha. Por ejemplo, hay candidaturas de derecha en posiciones opuestas: conservadoras y progresistas, y lo mismo ocurre en la izquierda. La visión conservadora defiende instituciones tradicionales y postula que el problema actual del país es haber perdido una cohesión social que ayer supuestamente habría existido. Mientras que la postura progresista es liberal en el sentido antiguo de la palabra, precisamente como opuesto a conservador. El liberal “progre” busca innovar y está abierto al apoyo a todas las minorías. A este respecto, las dos candidaturas presididas por mujeres son opuestas. Keiko piensa que un problema clave del país es la debilidad de la institución familiar, que lleva a la violencia doméstica y al feminicidio, desamparando al niño. Este enfoque es coherente con su previa labor de parlamentaria, cuando se ocupó precisamente de estos asuntos. En su programa, el fujimorismo va pasando revista a las dificultades de las familias emprendedoras y propone soluciones. Está en busca de recuperar una sociedad antigua y debilitada, integrada por familias nucleares bien constituidas. Exactamente en la otra orilla, el Frente Amplio ha construido su programa sumando los reclamos de las diversas minorías. Por ejemplo, incorpora a la comunidad LGTBI, prestando gran atención a los derechos de los homosexuales. También se dirige a las minorías étnicas, subrayando la heterogeneidad nacional y la diversidad cultural. Por ello, el FA tiene un planteamiento progresista y es el único que propone claramente la “unión de hecho”, otorgando estatus jurídico al matrimonio homosexual. Julio Guzmán se pronunció en algún momento en este sentido, pero luego no quiso reflexionar sobre el punto en una siguiente entrevista televisada y en su programa político no figura. Por su lado, el concepto principal de Vero es el “buen vivir”, la armonía social, de género y con la naturaleza, que ha de permitir la libre elección, a ser defendida por el Estado. Conservadurismo y progresismo se hallan presentes también en otras candidaturas. Por ejemplo, la alianza APRA-PPC luce bastante conservadora, su planteamiento se reduce a la familia y los derechos de la madre y del niño. No es el caso de PPK, aunque sorprende que no haga suyo el matrimonio homosexual, pues la presencia de Techito aparentemente iba en esa dirección. El progresismo de PPK se centra en la igualdad salarial entre hombre y mujer que desempeñen el mismo puesto laboral. Así, su igualdad es económica, le importan los honorarios antes que las minorías. Como sabemos, nunca hemos sido gobernados por una mujer. Aunque tenemos 40% de ministras y 25% de congresistas, se hace notar la ausencia de mujeres en los dos extremos de la jerarquía de autoridades. No hemos tenido presidenta y hay muy pocas alcaldesas o gobernadoras regionales. Quizá ha llegado la hora. Sobre los derechos de la mujer y el matrimonio homosexual, el electorado es mayoritariamente conservador, aunque el campo del progresismo es ancho y casi vacío. Ahí Vero puede ganar los puntos que le permitan subir, ahora que Guzmán luce en problemas debido a sus inconsistencias.