La periodista es la nueva cara de Univisión Chicago. Confiesa sin tapujos que renunció a la maternidad después de difíciles y dolorosos tratamientos de infertilidad., Eduardo Alegría desde Chicago, EEUU Aquí en Chicago conocen poco a Jessica Vanessa Tapia Guiulfo (nacida en Lima, 25 de mayo de 1972). La guapa presentadora de televisión, reportera de los principales canales de la televisión peruana, ex modelo y ex reina de belleza peruana, es la cara nueva del noticiero Univisión Chicago y trabaja a medio tiempo haciendo notas muy distintas a las que estaba acostumbrada. El día de la entrevista me recibió en el área de entretenimiento del lujoso edificio en el que vive desde hace unos meses, ubicado a solo unas cuadras del centro mismo de Chicago. PUEDE VER: Jessica Tapia recomendó cábalas para el Año Nuevo ¿Qué ves de diferente en la estructura periodística? Uno es la responsabilidad periodística frente a una persona que ha sido acusada de algo y que todavía no ha sido condenada. En el Perú hay un linchamiento periodístico. Si un hombre apuñala a su esposa en el Perú, se le señala en los noticieros con fotos, nombres, historia personal y hasta su dirección para que vayan los vecinos y le tiren piedras a su casa (...). Aquí hay que esperar a que le presenten cargos al sospechoso para saber quién es y sin hacer especulaciones. ¿Cuáles son tus planes después de dos años y medio en Chicago? Ser feliz en mi matrimonio como lo soy y resulta difícil porque mucha gente me dice y no entiende por qué deje fama y fortuna en el Perú para venirme a una ciudad donde no me conoce nadie. Y lo hice porque es lo que me enseñaron mis padres: lo más importante en tu vida es tu felicidad. Mi lado personal no estaba completo, no estaba contenta, había un hueco y un vacío. ¿Cómo conociste a tu esposo? En un restaurante del balneario de Asia, al sur de Lima (...). Y desde allí tuvimos una bonita amistad. Él es un economista que trabaja en una corporación de préstamos inmobiliarios y está considerado en el grupo del 1% en Estados Unidos. Ya pasaron dos años de casada y tienes 43, ¿no han hablado de tener hijos? Sí hemos hablado bastante sobre eso y ese fue nuestro sueño (...). El año pasado tuvimos varios procesos de tratamiento de infertilidad que lamentablemente no fueron exitosos. Frente a esos resultados tuvimos una seria conversación y después de evaluar otras posibilidades decidimos descartar la posibilidad de tener hijos. A partir de ahora seremos una bonita familia de dos. ¿Eso es definitivo? Sí… como definitivo por ahora porque uno nunca sabe, ¿no? Fueron 14 meses dificilísimos de tratamientos de infertilidad. Muy intensos, muy difíciles, físicamente muy dolorosos. Adoro a mi esposo con todo mi corazón pero tomé mi decisión y me entendió, porque si vamos a hablar de problemas físicos el problema lo tengo yo. Vas a renunciar a ser mamá. Sí, por supuesto, no es ningún problema, ni ningún trauma. Yo nunca quise ser mamá hasta que conocí a mi esposo. No es un sueño anhelado (...). Decidí no tener un hijo con mis anteriores parejas y me cuidaba, y yo sabía los riesgos. Quería un hijo en una familia constituida y lamentablemente él ha llegado un poco tarde para eso. Debo precisar que estoy bien y me siento feliz con la decisión que he tomado. La gente que me quiere debe saber eso, que estoy bien contenta y que el mundo no se ha acabado, no estoy frustrada ni triste. Te siento como si estuvieras de luna de miel. Es que soy la mujer más feliz del mundo. No solo con mi matrimonio, sino conmigo misma, me adoro. Ojo que he cometido mil errores en la vida y he dañado a gente, pero después me he lamentado. ¿Sientes que ya triunfaste y piensas descansar? Puede ser. Fui muy feliz en la TV peruana y con la fama. No creí todo lo que decían de mí porque si les abría la rendija me podrían haber hecho tanto daño. Pero debes haber estado deprimida alguna vez. Claro, he sufrido golpes muy duros, pero he salido adelante gracias a terapias. Me sirvieron para entender por qué era lo que era. Cuando conocí a mi esposo, estaba lista para nuevos retos personales. Y ganó el gringo. Pero no por gringo ¡ah! Tuve que conocer a la persona, porque yo ya había trastabillado antes por dejarme llevar por las emociones. Todo esto pasaba en paralelo con el padecimiento de mi padre, a quien le detectaron cáncer de pulmón a mediados del 2011 y murió en el 2012. La enfermedad de mi padre me agarró sólida, ya había comenzado a ir a la iglesia. ¿No te quebraste? No, a mi padre le dio un cáncer al pulmón con metástasis al cerebro con varios tumores. Los últimos cinco meses le dieron tratamiento en casa y su enfermedad no fue dolorosa gracias a Dios. Jamás tuvo un dolor y cuando murió lo hizo en mis manos y las de mi mamá. Después de experimentar esa pérdida he quedado lista para lo que sea y por eso mi vida cambió. Lo que me pase lo voy a superar porque lo voy a entender. Por eso estoy contentísima con mi vida.