Abandonados, mudos, encerrados, muertos. Así los quieren. ¿Por qué? No lo sé, pero el espacio público termina siendo lo menos público que hay en Lima. ¿Por qué insisten en llenar los parques de cemento y estatuas que llaman al orden y al silencio? ¿Por qué colocan letreros que por poco y criminalizan el pisar el grass? ¿Por qué no ponen canchas de básquet y de vóley, en lugar de vírgenes y espirales de concreto? ¿Por qué no dejan a los niños jugar? ¿Por qué los reducimos a ser un factor con el cual cobrar tantico más por el metro cuadrado a quienes compran inmuebles justo al frente?No voy a pedir que me lo explique Luis Castañeda, sé que responder no es lo suyo. Pero, quizá el señor alcalde de Lince, Martín Príncipe, pueda hacerlo. Después de todo está utilizando una ordenanza emitida hace un año para impedir que los fanáticos del K-Pop practiquen sus bailes en los anfiteatros del parque Ramón Castilla.Sin embargo, dudo que cualquier argumento que vaya a inventar pueda excusar lo que “Defiende El Parque Castilla” ha denunciado Facebook. Los parques son para mucho más que decorar. Los parques son para caminar, correr, tirarse en el pasto, soñar. Los parques son para enamorar, inspirar, crear, pintar, bailar, cantar. Los parques son para unir, compartir, vivir.¿Se preguntan por qué como sociedad no sabemos dialogar? ¿por qué pasamos del hola al insulto si no pensamos igual? Pues por esto: porque no tenemos puntos de encuentro. Tenemos parques con guardias que nos dicen qué podemos mirar, pero no tocar y menos disfrutar juntos de lo que debe ser el lugar más libre, más democrático, más relajado y más nuestro como habitantes de una ciudad. Entre parques regulados y un Congreso donde llueven enfrentamientos ¿dónde vamos a construir el espíritu de comunidad? ¡Ah, ya! No me digan: en un centro comercial…❧