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Ictus, amenaza de este siglo

Un reciente informe de la publicación médica The Lancet señala que para 2050 casi 10 millones de personas morirán a causa de accidentes cerebrovasculares, principalmente en países pobres.

DAÑO. Un ictus o accidente cerebrovascular deja secuelas y el paciente debe acceder a terapia para poder recuperarse. Foto: Difusión
DAÑO. Un ictus o accidente cerebrovascular deja secuelas y el paciente debe acceder a terapia para poder recuperarse. Foto: Difusión

The Lancet, la prestigiosa publicación médica, señala en una investigación publicada el 9 de octubre pasado que la incidencia de ictus (accidentes cerebrovasculares o derrames cerebrales) se ha duplicado en los últimos 30 años por diversos factores, por ejemplo, el envejecimiento de la población a nivel mundial, el aumento de casos de hipertensión, diabetes u obesidad. También dice que para el 2050, unos 10 millones de personas morirán en todo el planeta por esta causa.

También estima que en este tema la brecha entre países con más o menos recursos aumentará. Las muertes en los países de ingresos bajos o medios crecerán de 5,7 millones en 2020 a 8,8 millones en 2050. En los países de ingresos altos, los porcentajes, en cambio, se mantendrán en los niveles actuales. Es decir, las muertes globales se registrarán en un 91% en los países pobres, y el restante 9% en los países desarrollados.

“El accidente cerebrovascular es la segunda causa de muerte en el mundo. La carga de discapacidad después de un accidente cerebrovascular es grande y está aumentando a un ritmo más rápido en los países de ingresos bajos y medios que en los países de ingresos altos. Es alarmante que la incidencia de accidentes cerebrovasculares esté aumentando en personas jóvenes y de mediana edad (menores de 55 años)”, dice el informe.

El médico Jeyaraj Pandian, presidente de la Organización Mundial del Ictus (WSO, por sus siglas en inglés), señala que en los países pobres los sistemas de salud enfrentan desafíos como la falta de recursos para acceder a atención médica de calidad, tanto en fase de prevención como en fase aguda. El investigador agrega que a estas dificultades se suman otras infecciones cerebrales que pueden conducir a un ictus, provocadas por el sida, el dengue o la tuberculosis, que son más comunes en países de ingresos bajos y medios.

“A través de la educación y el acceso oportuno a tratamientos efectivos es posible hacer frente a los desafíos emergentes asociados con la salud de nuestro cerebro. El problema es que no en todo el mundo estas precauciones tendrán el mismo efecto”, señaló Pandian al diario español El País.

Problema Nacional

En el Perú, el accidente cerebrovascular o ictus constituye la segunda causa de muerte y es una de las principales causas de muerte prematura y discapacidad, según el Ministerio de Salud. Aquí se asocia a factores de riesgo como la hipertensión arterial y la diabetes.

“El ictus es una enfermedad de alto costo y que comúnmente es asumido por la familia, en especial cuando el paciente es dado de alta. A pesar de que el tratamiento ha avanzado mucho, todavía no se puede llegar a atender a la gran mayoría de los pacientes que tienen dificultades de accesibilidad económica y geográfica”, señala un boletín del Instituto Nacional de Ciencias Neurológicas de 2022.

Volviendo al estudio de The Lancet, los países del sudeste asiático registraron la mayor proporción de muertes por ictus a nivel mundial en 2020 (61%, alrededor de 4,1 millones de muertes), y se pronostica que esta cifra aumentará hasta el 69% para 2050. Sin las medidas adecuadas, las muertes por accidente cerebrovascular en el sudeste asiático, Asia oriental y Oceanía podrían aumentar en casi 2 millones, pasando de 3,1 millones en 2020 a potencialmente 4,9 millones en 2050.

La Organización Mundial del Ictus plantea cuatro pilares para combatir esta epidemia silenciosa: vigilancia, prevención, tratamiento y rehabilitación. Y señala un obstáculo para lograrlo: la escasa conciencia sobre los accidentes cerebrovasculares y el alto costo que signifi ca la recuperación de un paciente.

Bachiller en Comunicación Social por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Periodista del Suplemento Domingo de La República desde 2003, donde también realiza labores de subeditor. Antes trabajó en el diario El Mundo. Mención honrosa del Premio Salwan 2014. Escribe crónicas y reportajes de actualidad y cultura. Ha realizado coberturas periodísticas en el país y el extranjero.