Domingo

Laura Arroyo: “No es que con el LUM empieza algo, el LUM es un paso adicional en una cadena de acciones de censura”

Una entrevista con la comunicadora peruana, asesora de la bancada de Podemos en España, sobre la visita de grupos ultraconservadores al Perú y el reciente cierre del Lugar de la Memoria.

"He de confesar dos cosas: me enfadó muchísimo, me pareció que era un paso adelante, no el primero, en la cadena de acciones que está realizando de manera dictatorial este gobierno". Foto: Archivo La República
"He de confesar dos cosas: me enfadó muchísimo, me pareció que era un paso adelante, no el primero, en la cadena de acciones que está realizando de manera dictatorial este gobierno". Foto: Archivo La República

La peruana Laura Arroyo trabaja como secretaria de análisis político y de discurso en la bancada de Podemos, uno de los partidos de izquierda en España. En una semana en la que confluyeron en Lima el cierre del Lugar de la Memoria y una cumbre de grupos de ultraderecha, entre los que destacó el partido Vox de España, le preguntamos por las últimas movidas del conservadurismo dentro y fuera de nuestras fronteras.

Primero quería pedirte una definición, ¿qué es VOX? ¿Qué debería saber de ellos el peruano de a pie? 

Vox es una formación política que tiene un proyecto político de extrema derecha, o sea que pertenece al universo de formaciones políticas de extrema derecha que hay en el mundo. El partido político opera en España y es una escisión de un partido de derecha clásica español que es el Partido Popular. Para entender qué es Vox, también hay que entender qué son las extremas derechas a nivel internacional, no es un conjunto de partidos políticos. Tienen partidos políticos, pero es más que eso. Las extremas derechas son una cosmovisión que incluye por un lado partidos políticos, referentes públicos, líderes de opinión. Por otro lado, editores, directores o personas de peso en ciertos medios de comunicación, que trabajan dentro de esta órbita de extrema derecha defendiendo una forma de hacer “periodismo”, difundiendo fake news, bulos y también tergiversando una serie de noticias. Y finalmente hay grupos de poder económico que financian en buena cuenta lo que llamaría la Internacional Reaccionaria. Entonces, a todo eso se le da la forma de un partido que defiende un proyecto político de exclusión de las mayorías, discriminando en términos raciales y de género, con la estigmatización abierta a los migrantes, que es algo que nos toca directamente, y que busca sostener el modelo económico, sin tocarle ni una coma al neoliberalismo, y que cree en el autoritarismo como forma de ejercer el poder.

¿Te ha tocado interactuar con VOX muchas veces?

Sí, es inevitable, por el trabajo en el que estoy. Si yo pudiera, elegiría no tener interacción. En donde yo trabajo, que es en Podemos, un partido español de izquierdas, tenemos representantes en el Congreso y cuando hay discusiones del pleno, de comisiones, entonces hay muchos diputados de muchas fuerzas, por eso tengo a VOX más cerca. Los encuentro en todos los espacios comunes: halls de entrada, en la cafetería de la tercera planta, de la sexta, en el ascensor. En el caso público, por ejemplo, siempre hubo una suerte de normas tácitas entre las fuerzas políticas, podían llevarse muy mal en términos ideológicos, incluso pelearse en el pleno del congreso, pero no había lo que VOX ha instalado como una forma de ejercer dentro del parlamento, como por ejemplo no dejando hablar, gritando desde los escaños. En España esto no se veía, quizás en Perú puede parecer normal, pero aquí esto no ocurría. Había un respeto cuando hablaba el presidente, el portavoz, y no había interrupciones por un lado y otro. Pero además está el nivel de debate, tenemos a VOX diciendo de una ministra de gobierno está ahí porque ha estado de rodillas, básicamente porque ha estado haciendo una felación al líder de su partido. Es parte de lo que hacen, romper justamente los consensos, incluso de las formas, para instalar la idea de que todos son iguales. Y desde la parte más privada, la parte que me toca a mí, ves a un partido cuyos representantes todos los días nos dicen que necesitamos tener menos derechos, que le quitamos el trabajo a los españoles, que deberían botarnos, que este gobierno lo que hace es beneficiarnos a nosotros por encima de los españoles, que nos ganamos de manera irregular nuestros salarios, que no contribuimos con el país cuando pagamos impuestos aquí y dinamizamos la economía española y una serie de cosas que dicen de nosotras las migrantes.

¿Tienes una idea de cuántos inmigrantes peruanos hay hoy mismo en España?

No tengo la cifra ahora exacta, pero lo que sí sé es que somos la tercera comunidad de migrantes más grande en términos regionales. Si no me equivoco, primero están los ecuatorianos y luego vienen colombianos y peruanos. Tengo que revisarla porque esto se actualiza anualmente, en el caso de Madrid, que es donde me desempeño, hay por lo menos 30 mil o más peruanos, y son muy activos, la verdad es que somos una comunidad grande e importante, diría yo, para España.

Lo que hubiese sido interesante de esta reunión en Lima, es que los miembros de VOX hubieran expresado abiertamente lo que piensan de esos inmigrantes.

Por supuesto, pero hubiese sido interesante que algún medio se los preguntara, he visto reportajes que son básicamente una oda a Rocío Monasterio, que es la representante de VOX en la asamblea de Madrid, hablando de su proyecto político y defendiendo a Dina Boluarte sin ninguna repregunta. No ha habido un periodista que pudiera ir preguntarles pues lo que hay que preguntarles, que es básicamente cuál es su proyecto y cómo nos ven a nosotros dentro de su proyecto.

Es interesante lo que ellos dicen, hablan de una “guerra cultural”, un término con el que justifican esta permanente condena contra la izquierda, a la que ven poderosa, monolítica, llena de conexiones con el exterior, pero a la que en realidad le va pésimo en términos electorales…

Bueno, es una estrategia también. Aquí me pondré un poco teórica, pero esto es importante precisarlo, el término “batalla cultural”, en realidad es un término gramsciano, que viene de Antonio Gramsci, este pensador, filósofo comunista, que estuvo preso durante el régimen de Mussolini en Italia, y lo que él hizo fue plantear, no sé si es una enmienda, pero sí una puntualización a algunos términos del marxismo. En ese sentido, el marxismo plantea que hay que llegar al poder para cambiar las cosas. Gramsci lo que decía es que hay un espacio de mayor poder que las instituciones del gobierno, que son las instituciones en las cuales se despliegan los sentidos comunes, o más bien se disputan los sentidos comunes que son lo que garantizan que una sociedad realmente cambie. En una época lo hacía la iglesia, pero luego lo empezaron a hacer otros actores…

Como los medios…

Yo te diría que ahora los actores que entran más en la disputa de los sentidos comunes, que ayudan a trazarlos y a cambiarlos, son sin duda los medios de comunicación. Pero bueno, ¿por qué sugería esto Gramsci? Él decía que no solo necesitamos aplicar leyes o implementar normas desde el poder, sino que la sociedad defienda y crea en esas leyes. El problema es que Antonio Gramsci lo dijo desde una perspectiva comunista y para las izquierdas, pero a Gramsci lo leyeron también los fascistas, ese es el tema.

Y ahora los conservadores están usando un concepto acuñado por un comunista.

Esto es un concepto comunista, un concepto gramsciano que además parte de la lectura de la tesis marxista, pero, te digo aquí, entre nos, que la izquierda no ha hecho su tarea. Y hemos permitido que sea la derecha la que empiece esto. Pero, ojo, yo creo que el problema no es tanto que hagan la batalla cultural, porque esto es verdad, la batalla cultural es algo que hay que dar, es donde se construye la hegemonía, la manera de hacer que algo sea hegemónico, que se entienda, por ejemplo, que las mujeres somos víctimas de discriminación solamente por ser mujeres, es un sentido común que necesitamos que exista en nuestras sociedades y que ellos nos disputan justamente desde sus espacios: sus medios, sus think tanks, su poder económico, sus partidos políticos y sus agrupaciones sociales, que también las tienen. En España tienen hasta un sindicato de la Policía. ¡Imagínate! Entonces, cuando me dices que le dan mucho peso a la izquierda, que la ven como si fuera superpoderosa, yo estoy de acuerdo contigo, como mujer de izquierda ya quisiera que así fuera, pero lo que es en realidad es una estrategia discursiva. Y se da cuando usan el rótulo de “comunista” para todo, o de “lucha anticomunista”, o de cruzada.

O caviares en el Perú.

Lo que hay que preguntar es qué es para ellos el “anticomunismo”, esa es la parte que no parecemos tener muy clara, porque en realidad es un rótulo en el que meten a cualquiera. Bajo el rótulo de comunista entran desde el Papa Francisco hasta Joe Biden, que es evidente que son diferentes, o a Gabriel Boric, que de comunista tampoco tiene mucho y que está gobernando de una manera socialdemócrata, diría yo, y hasta a veces tibia. Es un rótulo útil que utilizan bastante para poner a cualquier voz que plantea alternativas al modelo actual imperante, para silenciar a las voces incómodas. ¿Y cómo las silencian? Primero las tienen que volver incómodas y para hacerlo las rotulan de “comunistas”, y en el Perú se hace lo mismo, pero con otro término, con el “terruqueo”

Terruqueo y caviareo en todo caso.

Sí, podemos ponerlo es verdad, pero me parece interesante el terruqueo por la connotación racista que tiene, que el caviareo tal vez no, pero lo que buscan es meter ahí a todos, es terruco desde Sagasti hasta las aymaras que fueron disparadas en el Centro de Lima. Lo primero que tienen que hacer es apuntar al adversario, y se apunta con las palabras, esa es la clave.

Ahora hablemos un poquito de El Lugar de la Memoria, ¿dónde te enteraste tu del cierre del LUM?

Estuve unos días en Lima, aproveché para ir a las marchas, hice unas charlas precisamente sobre la extrema derecha, pero me enteré del LUM ya aquí, en España. He de confesar dos cosas: me enfadó muchísimo, me pareció que era un paso adelante, no el primero, en la cadena de acciones que está realizando de manera dictatorial este gobierno. Lo digo porque sé que se habla mucho del LUM y he leído incluso a algunos analistas decir qué mal lo del LUM, porque hoy es el LUM, pero mañana vendrán por nosotros los que pensamos distinto. Eso no es verdad, ya están yendo contra quienes piensan distinto desde el 8 de diciembre, hay 60 muertos y miles de heridos, tantísimos detenidos arbitrariamente, humillados en esas detenciones, vejados en el caso de San Marcos, todo eso ya está pasando, no es que con el LUM empieza algo, el LUM es un paso adicional en una cadena de acciones de censura. No olvidemos que, no quiero dar la fecha imprecisa, pero a semanas de asumir Boluarte, se allanaron locales de la Confederación Campesina del Perú, del partido Nuevo Perú en Lima. La Policía estuvo ahí durante horas, les sembró unos utensilios para poder disfrazar su acción de alguna racionalidad…

Claro, algunas herramientas todavía llevaban la etiqueta de la tienda en las que las habían comprado.

¡Claro, llevaban la etiqueta! (Se ríe) Y esto, creo que fuera de La República, ningún gran medio lo comentó siquiera. Y ahora que ocurre con el LUM, entiendo que sí se ha vuelto algo más mediático. Lo agradezco, porque siempre va a ser una buena noticia que nos demos cuenta, pero no empieza con el LUM y tampoco acabará con el LUM. Creo que esto hay que tenerlo muy claro, la censura de las voces disidentes tiene que ver no solo con la censura física de las personas que las emiten sino también de los organismos que defienden o que avalan esa pluralidad democrática. El LUM es claramente una de ellas, no es un edificio el que están clausurando, sino el encuentro que ese edificio propicia, un encuentro entre la historia de nuestra vida, nuestro pasado y nuestro presente.