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Cultural

Juan Yangali, un sembrador de bibliotecas

Lecturas. El gestor cultural hasta ahora ha creado 15 niñotecas en Lima y provincias, espacios comunitarios para niños y jóvenes con el apoyo de la sociedad civil.

Juan Yangali cuenta cómo las ‘niñotecas’ reúnen libros de calidad, nuevos, modernos y seleccionados para los niños y jóvenes, entre otros materiales atractivos y educativos. Foto: difusión
Juan Yangali cuenta cómo las ‘niñotecas’ reúnen libros de calidad, nuevos, modernos y seleccionados para los niños y jóvenes, entre otros materiales atractivos y educativos. Foto: difusión

Los niños desempacaban con avidez los libros nuevos que recién les habían traído. Su pequeña pero hermosa biblioteca, en la cima de un cerro de Villa María del Triunfo, se iba a inaugurar con esos primeros ejemplares. La velocidad de sus manos retiraba el plástico. Sus ojos echaban luces sobre los títulos cuando uno de ellos se percató de un detalle. En las etiquetas figuraban los precios altos de los textos.

-Oye, mira, estos libros son los que leen los ricos, ¿no? –le comentó con asombro a su amiguito.

-Ah, entonces –le respondió el otro-, ahora que los leamos vamos a sentirnos ricos.

Y se mataron de risa celebrando la chacota.

Eso cuenta Juan Yangali, quien es testigo, más allá de la distancia económica entre los libros y los niños, de la alegría de los pequeños cuando reciben los textos o cuando él y sus colaboradores inauguran una niñoteca en Lima y en otras ciudades del Perú.

Juan Yangali estudió Literatura en la Universidad de San Marcos. Es editor y gestor cultural, y ha trabajado tanto en entidades estatales como privadas, entre ellas el Ministerio de Educación y municipalidades, o casas editoras de libros.

Cuando comenzó la pandemia del coronavirus y todo el mundo se confinó, se percató de que eso no ocurría en las zonas periféricas y marginales de Lima. Las familias, para sobrevivir, mantenían sus tareas comunitarias como las ollas comunes. Sus hijos, que ya no iban a la escuela, estaban junto a ellos. Es allí que se le ocurrió crear espacios para los pequeños, para que se diviertan y, al mismo tiempo, aprendan y nada mejor que leyendo, pintando, tocando un instrumento musical o, simplemente, jugando.

“Veía que ellos se organizaban para alimentarse, pero, al mirar a los niños, pensé que esa ayuda alimentaria faltaba complementarse. Como solemos decir, le echamos a la panza, pero también tenemos que echarle a la cabeza, por eso creamos las niñotecas”, explica Yangali.

Las niñotecas son esencialmente bibliotecas en espacios públicos comunitarios, exclusivos para niños y jóvenes, y son el resultado de un trabajo articulado de la sociedad civil con las comunidades locales. Lo hermoso de esta gestión es que las propias comunidades se hacen responsables de su funcionamiento, mantenimiento y sostenibilidad.

“Para una niñoteca, primero se requiere de un local. Para ello conversamos con los dirigentes vecinales y les explicamos lo bueno y necesario que es contar con un espacio de aprendizaje y diversión para sus niños y jóvenes. Y la verdad, nunca se han opuesto, han cedido el local. Ellos mismos lo limpian, lo habilitan y nombran a la persona que atiende en la niñoteca. Nosotros solo llevamos los libros”, detalla Yangali.

En la sierra. Niñoteca de Ccotccoy, ubicada en Huancavelica. Foto: difusión

En la sierra. Niñoteca de Ccotccoy, ubicada en Huancavelica. Foto: difusión

Toda niñoteca reúne libros de calidad, nuevos, modernos, atractivos, seleccionados para el gusto de los niños y jóvenes. Asimismo, están provistos de instrumentos musicales, entre ellos el órgano, violín, guitarra, arpa, pandereta, pututo y palo de lluvia. También caballetes y materiales para hacer trabajos de pintura. No faltan las mesas lúdicas para ajedrez y rompecabezas. Y, por supuesto, juguetes y materiales para la primera infancia.

Lo difícil de este proyecto es financiarlo. Las niñotecas cuentan con libros nuevos y de calidad. Yangali y sus colaborares no reciben ayuda estatal ni municipal.

“La mayoría de los libros y materiales son donados por personas civiles. Desde Estados Unidos, la asociación House of Peru, comunidad de residentes peruanos en San Diego, California, ha colaborado con todas las niñotecas. En Perú, Lluvia Editores nos ha entregado 250 títulos”, dice Yangali.

La primera niñoteca, llamada Para Todos, se creó en diciembre del 2020 en el asentamiento humano El Trébol de San Juan de Miraflores. Desde entonces se han creado 15 niñotecas. En Lima, en Villa María del Triunfo, San Hilarión, Rímac, Los Olivos y en Jicamarca.

En provincias, Nuñoa (Puno), Nueva Esperanza, Chilca alta (Huancayo, Junín), Pucará (Junín), Cruz Pampa (Jauja), Chilca (Pitumarca) y Huaracconi (Quispicanchi), ambas en Cusco. También Quintao (Colcabamba), Andaymarca y Ccotccoy, las tres en Huancavelica.

Felicidad. Los pequeños encontraron en las niñotecas un universo.

DATO

Para colaborar con las niñotecas, pueden llamar al 992918187 o visitar la página https://www.facebook.com/ninotecas.

Nació en Acarí, Arequipa. Estudió Literatura Hispánica en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Lima, Perú). Egresado y bachiller en Literatura. Ha publicado artículos y reportajes en diarios y revistas nacionales y extranjeras. Sus textos literarios han sido incluidos en la “Antología de la Poesía Arequipeña”, de Jorge Cornejo Polar y en la muestra de poesía de Perú y Colombia “En tierras del cóndor”, de los colombianos Juan Manuel Roca y Jaidith Soto. Ha publicado el poemario Manuscrito del viento y libro de perfiles Rostros de memoria, visiones y versiones sobre escritores peruanos.