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Tecnología

Exempleado de Apple revela las 3 lecciones clave que Steve Jobs le dejó: "El dominio exige reiteración"

Un ingeniero que trabajó junto con Steve Jobs revela tres enseñanzas clave del fundador de Apple, lecciones que impactaron tanto su carrera como su vida personal.

Para Jobs, la perfección no era una meta alcanzable en el primer intento. Foto: Composición LR | Perú Retail | Apple.
Para Jobs, la perfección no era una meta alcanzable en el primer intento. Foto: Composición LR | Perú Retail | Apple.

Trabajar en Apple no solo implicaba desarrollar productos innovadores; también significaba ser parte de una cultura de trabajo única, marcada por altos estándares de exigencia y un fuerte compromiso con la excelencia. Para quienes formaron parte de esta compañía, liderada en su época dorada por Steve Jobs, el aprendizaje trascendió la tecnología. Este es el caso de Justin Santamaría, quien fue ingeniero jefe en Apple durante diez años y se convirtió en testigo directo de la filosofía y valores que Jobs impulsó entre sus empleados.

Santamaría participó en el desarrollo de productos emblemáticos como FaceTime, iMessage y CarPlay. En este camino, asegura haber recibido enseñanzas fundamentales que no solo moldearon su carrera, sino que dejaron una huella en su vida personal. Tres lecciones, en especial, marcaron su experiencia en la empresa y el impacto de Steve Jobs.

Reiteración como clave del dominio

Para Jobs, la perfección no era una meta alcanzable en el primer intento. Creía firmemente en la importancia de iterar, es decir, de repetir y pulir hasta dar con la mejor versión posible. La reiteración, según Jobs, era esencial para lograr la excelencia en cada aspecto de un producto.

Santamaría lo vivió de primera mano en el desarrollo de FaceTime, una tecnología que requirió múltiples pruebas y ajustes antes de llegar al mercado. “El dominio exige iteración”, recuerda Santamaría, quien subraya cómo esta frase guiaba a Jobs para insistir en detalles que, a simple vista, parecían insignificantes, pero que, en conjunto, creaban una experiencia sobresaliente.

Jobs entendía que para lograr que los productos de Apple estuvieran cinco años por delante del resto, como una vez declaró en una presentación del iPhone, era necesario dedicar tiempo y esfuerzo en cada fase de desarrollo. Incluso el más pequeño aspecto de diseño podía pasar por varias rondas de revisión hasta alcanzar el nivel deseado. Esto fue importante en la creación del sonido y la interfaz de FaceTime, elementos que Jobs supervisaba meticulosamente. “Voy a dejar a la gente impresionada”, dijo Jobs cuando finalmente estuvo satisfecho con el resultado.

El fracaso como herramienta de aprendizaje

Para Jobs, el fracaso no era un obstáculo; era una oportunidad de crecimiento. En Apple, un proyecto que no alcanzaba el éxito deseado era visto como un peldaño hacia el éxito, no como un final. Santamaría destaca cómo Jobs esperaba que los errores ocurrieran, y sabía que de ellos surgirían lecciones cruciales. “Utiliza tus fracasos como peldaños hacia el éxito”, afirma Santamaría, quien resalta que Jobs impulsaba a sus equipos a documentar estos fracasos en informes detallados para evaluar lo aprendido y aplicar ese conocimiento en futuros proyectos.

El ambiente de innovación en Apple se nutría de esta cultura de aprendizaje. Cada error, cada mal paso, se analizaba a fondo para entender qué podía mejorarse. Esta práctica era fundamental en un entorno donde la velocidad y la presión eran intensas. Por ejemplo, la creación del iPhone, un proyecto que transformó el mercado de la telefonía móvil, fue el resultado de una serie de decisiones que desafiaron las convenciones y aprendieron de sus tropiezos.

Innovación frente a la resistencia

Una de las mayores virtudes de Jobs era su capacidad de desafiar lo establecido, incluso cuando el entorno le aconsejaba lo contrario. La decisión de eliminar el teclado físico en el primer iPhone es uno de los ejemplos más claros de esta mentalidad. Para entonces, el teclado mecánico era el estándar, y no faltaron quienes cuestionaron la idea de reemplazarlo con una pantalla multitáctil. La resistencia interna fue notable, pero Jobs no dudó en defender su visión. Para él, se trataba de ver más allá de lo inmediato y apostar por una nueva manera de interactuar con los dispositivos móviles.

Esta apuesta transformó para siempre el mercado de los teléfonos. La introducción de la función de “deslizar para desbloquear” fue una de las innovaciones que permitieron que el iPhone ganara popularidad al ser más accesible y funcional para los usuarios. Jobs comprendió que, para lograr un cambio significativo, debía asumir riesgos y enfrentar las dudas de otros.