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Crecer y aprender en la emergencia, por William Campbell

"Desde Save the Children mantenemos firme nuestro compromiso con la defensa de los derechos de la niñez y estamos en plena disposición para impulsar un esfuerzo articulado con el Estado, la sociedad civil, las familias y la comunidad educativa en cada territorio...".

Director país de Save the Children en Perú

El mes de marzo inició con una serie de alertas climáticas en diversas regiones del país, altas temperaturas, radiación solar extrema, lluvias e inundaciones, que golpean frontalmente las instalaciones escolares y generan un desafío para asegurar que todas y todos puedan reiniciar sus clases y seguir aprendiendo.

La suma de afectaciones a comunidades, hogares y escuelas por la crisis climática se agudiza por la declaratoria de emergencia sanitaria por dengue en 20 regiones del país. ¿Cómo podemos garantizar el acceso, permanencia, aprendizaje y desarrollo del potencial de la niñez y adolescencia de nuestro país?

Esta semana, nuestro equipo de evaluación de necesidades movilizado a Ucayali verificó que los eventos de lluvias intensas acontecidos la semana anterior afectaron a 8.721 personas, mayoritariamente en comunidades nativas, caseríos y asentamientos humanos periurbanos; 3.722 son niñas y niños.

Según datos proporcionados por la Dirección Regional de Educación de Ucayali, 93 escuelas de Purús y Yurúa, en la provincia de Atalaya, están inundadas y no iniciarán clases en la fecha programada. Las inundaciones han causado daño de materiales educativos, mobiliarios, materiales didácticos de docentes y utensilios de cocina que se encuentran bajo el agua. Se requieren acciones de recuperación de bienes y la priorización del derecho a la educación.

Durante las lluvias ocasionadas por el ciclón Yaku en 2023, se produjeron afectaciones de escuelas en las regiones del nororiente peruano que limitaron el normal desarrollo de las clases para miles de estudiantes. Los procesos de aprendizaje pasaron a segundo plano para las familias que trataban de recuperar sus condiciones mínimas de supervivencia, recuperaban sus bienes, enseres, y la comunidad restableciera sus servicios.

Esta situación vivida el año pasado es una experiencia de aprendizaje que nos convoca a todos los actores de la sociedad a agotar los esfuerzos para amplificar y maximizar nuestras medidas de preparación y mitigación ante las actuales condiciones climáticas.

Según monitoreo de Save the Children, en las regiones históricamente más afectadas por las lluvias en la región Lima, 12 distritos se encuentran riesgo muy alto y 45 distritos en riesgo alto de inundaciones por lluvias intensas, lo que afectaría la vida de 56.574 personas.

Este impacto a nivel de escuelas y estudiantes es igual de preocupante. Solo en la región Piura, 287 instituciones educativas se encuentran con riesgo muy alto y alto, lo que tendría como consecuencia la afectación del derecho a la educación de, al menos, 41.000 escolares.

El diseño de la respuesta a emergencias requiere incluir a la niñez y adolescencia, teniendo en cuenta que el impacto de los desastres es diferenciado por género, edad o condición de discapacidad. La niñez es afectada por las situaciones sanitarias, debido a sus características físicas como estatura, movilidad, con infecciones y enfermedades diversas.

Durante las emergencias de origen climático, se generan diversas situaciones que exponen a niñas, niños y adolescentes a muchos más riesgos que pueden impactar de manera grave en sus vidas. Desde la angustia por los peligros del desastre, la violencia hacia la niñez en general o su invisibilidad de sus necesidades en la atención y respuesta ante la emergencia.

El aporte de la sociedad civil es clave y puede escalarse. Durante la emergencia por lluvias e inundaciones que vivió el norte peruano en el 2023, Save the Children recogió testimonios de las vivencias de niñas y adolescentes, evidenciando que enfrentan desprotección especialmente aguda en estos contextos. Ante ello, en una iniciativa conjunta con Aecid, se generaron espacios de escucha directa y soporte socioemocional para las niñas, lo que permite comprender y abordar sus necesidades de manera efectiva.

Ante ello, Save the Children ha alcanzado a miles de niños, niñas y adolescentes con atención de primera línea con ayuda en el ámbito educativo, de manera directa o a través de alianzas con organizaciones locales, distribuyendo kits educativos para las escuelas afectadas, apoyando a las comunidades a remover escombros para recuperar los espacios de aprendizaje y con kits de soporte socioemocional para las afectaciones emocionales.

Resulta esencial acompañar a docentes y directivos de las instituciones educativas en este proceso de recuperación con herramientas que fortalezcan la detección y atención adecuadas a las necesidades de niñas, niños y adolescentes, quienes requieren motivación, enfoque socioemocional y recuperación de sus redes de apoyo.

Restablecer el derecho a la educación con rapidez requiere que las autoridades locales y las entidades de gestión educativa local articulen los planes de emergencia, insertando espacios amigables para gestionar emociones y angustias impregnadas en la vida emocional de niñas y niños, ocasionadas por situaciones traumáticas como pérdidas familiares y materiales.

Después de la emergencia, será importante que las autoridades locales aborden frontalmente el abandono escolar, especialmente adolescente, dado que las situaciones de depresión acarrean aislamiento y es crucial reconstruir las redes comunitarias de soporte en la escuela, como son sus compañeros de clase y los docentes.

Estos problemas plantean un abordaje pertinente en su complejidad territorial. El desafío de reconstruir el sistema educativo local después de un desastre debe articular esfuerzos de todos los actores involucrados, el Estado, la sociedad civil, el sector privado y las familias, para garantizar el derecho a la educación de miles de niñas y niños que viven, crecen y aprenden aún en las emergencias.

El sistema de cuidados, familiar y comunitario también afronta situaciones críticas ante los desastres. Al estar a cargo de las mujeres, la desigualdad es un factor que profundiza las afectaciones y la pérdida de oportunidades educativas para niñas y adolescentes cuando sucede una emergencia climática.

A una semana del inicio de clases del 2024, es momento de que los diferentes actores de la sociedad actuemos coordinadamente para fortalecer el trabajo intersectorial y garantizar la seguridad y bienestar de los estudiantes, incorporando el enfoque de niñez en las respuestas y recuperación, y priorizando el aprendizaje y las redes locales de soporte para que niños y niñas estén siempre protegidos.

Desde Save the Children mantenemos firme nuestro compromiso con la defensa de los derechos de la niñez y estamos en plena disposición para impulsar un esfuerzo articulado con el Estado, la sociedad civil, las familias y la comunidad educativa en cada territorio, para que todos los niños, niñas y adolescentes accedan a una educación segura aún en medio de la emergencia.

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