La fiesta o la vida

A pocos días de Navidad, las medidas de precaución se relajan peligrosamente.

Las imágenes registradas estos días en Mesa Redonda –y en otros emporios comerciales de Lima o de provincias– llaman a la preocupación, sino a la alarma. Cientos, o hasta miles, de personas se han lanzado a las calles para comprar o vender como siempre, tal vez imaginando que la pandemia se detendrá por un milagro pascual.

Nada más imprudente en estos tiempos y las cifras ya están viniendo sin abrazos. Según el mapa de calor de EsSalud, el incremento de casos del nuevo coronavirus en esos lugares se ha ido al cielo de los contagios. Tan solo ayer se han registrado a 300 personas infectadas en 1.5 kilómetros a la redonda del citado centro comercial.

En el Mall Aventura Plaza de Santa Anita, el Terminal de Yerbateros, el Mercado Mayorista de Lima y el centro comercial La Rambla de San Borja la situación es similar. El número de casos fluctúa entre 160 y 290 en el mismo radio, mientras se observa a muchas personas con la mascarilla baja o inclusive sin ella, como si el virus no existiera.

Imposible seguir en esta deriva peligrosa. Ya hemos alertado en esta página sobre el incremento de contagios en Piura, y acerca de la necesidad de establecer protocolos específicos para las reuniones de Navidad o Año Nuevo, que pueden convertirse en un escalón más de esta suerte de camino hacia una indisciplina social algo suicida.

Varios países del mundo –como Alemania, Chile, el Reino Unido o España– han tomado medidas al respecto, ante la inminencia de unas fechas que, como todos los años, pueden provocar tumultos en la calle o en las casas que escapan a lo normal. Si algo de sentido tiene la palabra ‘nueva normalidad’ es urgente tomar medidas.

El Colegio Médico del Perú ya ha anunciado que podría proponer una cuarentena focalizada entre el 26 de diciembre y el 6 de enero. Puede parecer duro, pero está entre las posibles opciones en un año que no es para nada habitual, y en un momento en el cual la segunda ola de la pandemia asoma sin ánimos festivos.

E Municipio de Lima, por su parte, desde ayer emprendió la titánica tarea de rebajar el aforo en Mesa Redonda. El Gobierno central tendría que hacer algo, pronto, para que no nos sumerjamos en una triste fiesta de contagios. Y nosotros mismos debemos asumir que nuestro mejor presente este fin de año es cuidarnos los unos a los otros.