Diego Avendaño: "En el humor hay una línea muy delgada entre la emoción y los hechos"

Graficar la realidad política y social de un país es de por sí una tarea difícil, pero agregarle el humor y la sátira para criticar lo que a veces está normalizado puede volverte un blanco de los extremistas y fanáticos. Diego Avendaño, periodista y caricaturista, desde el 2020 se abre paso con sus viñetas entre el tumulto de las redes sociales —que en gran parte goza con descalificar e insultar— y, aunque él asegura que su "irrelevancia" aún no lo expone mucho, lo cierto es que más de uno ha coincidido, compartido y se ha cuestionado gracias a sus ilustraciones. Conversamos con él sobre el humor político y el intento de censura al caricaturista Carlín.

—¿Cómo fue tu paso del periodismo a las viñetas y el humor gráfico?

—En verdad, yo siempre me he considerado muy malo dibujando. Es casi un evento canónico este de querer dibujar y dejar de hacerlo porque te frustras. Luego ya vas sabiendo que no tiene que ser un cuadro renacentista, sino tu propia voz, tu estilo.

—Hace como 10 años comencé a meterme en cursos de dibujo y de acuarela. Curiosamente, me quería alejar un poco de la pantalla y ahora dibujo en digital. Para mis viñetas confluyeron varias cosas, como estar interesado en el periodismo y en el humor. Me parece que ya a partir del 2020 y más por 2022 —con las protestas de noviembre— es que comienzo a hacerlo de manera sostenida y concreta. Al inicio tenía dibujos más generales, como estampas o afiches.

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—Eres un consumidor del humor gráfico.

—En verdad, no tanto. Yo vengo de una época preinternet. De ver las tiras de Mafalda que aparecían en los diarios y las de Andrés Edery. También rescataba los Monos y Monadas que tenía mi papá. No soy un artista gráfico como tal ni tampoco es que esté tan metido en el mundo cómic. He hecho algunas cosas, pero para mí es más un medio para decir algo.

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—Se podría decir que preponderas el mensaje que la forma.

—Sí. Yo creo que tú puedes poner un mensaje en distintos formatos. El que he encontrado y en el que me siento cómodo en este momento es el cómic. Me parece que una imagen es un poco más digerible porque es como (tomarte) un shot de tequila.

—En redes es complicado leer un texto extenso que tiene matices y con cosas que requieren detenerte a analizarlas. A veces me dicen "tú resumes todo en una viñeta", pero tampoco es así. Se puede sintetizar, pero solo una parte.

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—Lo resumes en tu descripción de Instagram con la frase "no pidas contexto".

—Pasa que mucha gente está conectada y el dibujo es un anzuelo para picar la curiosidad sobre un tema y te preguntes qué ha pasado. Casi siempre todo a lo que me refiero en mis viñetas aparece en las noticias, temas que todos o casi todos consumimos.

—¿Y existe algún autofiltro para no abordar un tema por las consecuencias que podría traerte?

Creo que el humor es algo muy delicado, porque puedes terminar repitiendo ciertos estereotipos. Hay una línea muy delgada entre la emoción y los hechos. Entonces, yo como periodista tengo que ceñirme a los hechos. El humor tiene una licencia, pero tampoco me parece que deba ir en contra de mi propia ética y distorsionar la escena.

Hay muchos casos en los que digo "esto me podría haber traído 50 follow o 500 likes", pero no es tanto por eso. Es también hasta qué punto puedo yo. Parte de mi proceso es saber el hecho, entenderlo y transmitirlo. Puede que quiera dibujar un hecho, pero no encuentro información o hay ciertas cosas que no me terminan de cerrar para explicarlo. Es lo que me exige el formato.

También, la gente que te sigue ya sabe a qué te estás refiriendo porque un mismo mensaje lo pueden decir diferentes personas y va a ser entendido de acuerdo a quien lo está diciendo. En ocasiones, el emisor también es parte del mensaje.

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—Condensar una historia en un texto es más complicado que en una viñeta.

—A veces trato de resumir un montón de cosas, pero también siento que el texto (en la viñeta) se me hace gigante porque tengo que poner todos los disclaimer para precisar y que no se vea tan superficial. Debo incluir ciertas palabras claves para que se pueda entender el hecho. Saber que no estoy dando otros mensajes o que se pueda entender de una manera diferente a la que quiero dar.

—El hecho de hacer humor político te expone a calificativos.

—Al menos en mi Instagram creo que he empezado a tener una comunidad muy saludable. Entonces, cuando llega algún troll o una persona sin el afán de debatir, sino de lanzar argumentos sin fundamentos, suelo bloquear.

Me pasa muy poco, realmente. Creo que había mucha más polarización en la etapa de elecciones y en el gobierno de Castillo, porque ocurre que se critican las cosas correctas por las razones equivocadas. Tú puedes decir que tal persona es ineficiente o que no es competente, pero no puedes criticar a una persona por cómo se viste, por ejemplo.

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—Cómo manejas el tener que estar pendiente de la coyuntura y encontrar el tema que te quieres graficar

—Leo noticias y monitoreo redes sociales, pero también hay días en los que trato de no presionarme o publicar por publicar. Sí siento que, en casos donde tienes que comentar cosas a diario y a veces no pasa nada, al final terminas publicando mensajes que en verdad no son muy consistentes. Trato de no presionarme mucho cuando no hay nada que publicar.

—Pero sí podrías adoptar el ritmo de una publicación diaria.

—Yo creo que sí. Implicaría adaptarme a otro ritmo y a un proceso de adaptación, de pasar de esta flexibilidad a un formato más rígido con los cierres o la forma de trabajo. Aunque, claro, alguien que quiere sobrevivir en el mundo debe siempre adaptarte a las circunstancias.

—Cuál es tu opinión sobre el intento de censura de la Policía contra el caricaturista Carlín.

—Yo diría: "Policías". Yo soy muy poco de mandarme con manifiestos, porque siento que soy irrelevante, pero sí me manifesté a través de lo que hago, que son las viñetas. Me parece terrible porque, además, en este caso, Carlín hasta los defiende un poco, porque dice que también hay policías honestos —que los hay—. El problema es que existe un problema (con la Policía) a nivel de institución y esto lo confirma. No están entendiendo el mensaje y están yéndose contra el mensajero. Cero autocrítica.

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—Has tenido algún tipo de reacción similar de personas o instituciones contra ti.

—Más he tenido fans confundidos. Cuando he hablado sobre el fanatismo, siempre hay alguien que me responde “a Castillo se le defiende por la justicia”, por ejemplo. A ver, no estás interiorizando el mensaje. Pero (como a Carlín) no me ha pasado, más que todo por mi propia irrelevancia.

Yo siempre trato de ceñirme mucho a los hechos y ponerle todas las palabras que me garanticen que legalmente no estoy cayendo en difamación, pese a que también me protege el que estoy en el marco de un formato humorístico. Hay muchas cosas que no se pueden tomar literalmente, pero también hay una responsabilidad de no difamar o caer en ciertos vicios.