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Ciencia

Astrofísicos proponen que algo de grandes proporciones colisionó contra la Vía Láctea

Heidi Jo Newberg, directora del artículo, calificó el hallazgo como "una revelación” tras analizar extraños movimientos de estrellas.

Al comprender mejor a la Vía Láctea, daremos más pasos significativos en descifrar los secretos de las fuerzas del universo | Foto referencial: Instituto Politécnico Rensselaer
Al comprender mejor a la Vía Láctea, daremos más pasos significativos en descifrar los secretos de las fuerzas del universo | Foto referencial: Instituto Politécnico Rensselaer

La materia en el universo danza sin cesar a velocidades vertiginosas. El supercúmulo de Alaniakea conduce más de 100.000 galaxias en un espectáculo hipermasivo. Allí dentro se encuentra nuestra capital cósmica: el supercúmulo de Virgo. Y si ajustamos la visión a una escala más profunda, llegamos a la Vía Láctea, el vórtice blanquecino donde la humanidad apareció y evolucionó.

Sin embargo, a veces la fuerza gravitatoria ocasiona ciertos desajustes en lo que parecería ser una corriente de materia que se desplaza y subsiste en una determinada constante. Los científicos Heidi Jo Newberg, del Instituto Politécnico Rensselaer (Nueva York, Estados Unidos), Thomas Donlon II, Robyn Sanderson y Lawrence M. Widrow, en tal sentido, propusieron que el centro de la Vía Láctea engulló o colisionó contra una galaxia enana en tiempos primigenios.

El artículo está publicado en el volumen 902 de la revista especializada The astrophysical journal.

Las llamadas ‘estructuras de caparazón’, escombros de estrellas o planos curvados de la Vía Láctea, son la prueba del choque lateral entre distintas galaxias de la constelación de Virgo, según los físicos y astrónomos inmersos en la investigación.

La destrucción de la galaxia enana producto del choque produjo estructuras remanentes | Foto: Instituto Politécnico Rensselaer

La destrucción de la galaxia enana producto del choque produjo estructuras remanentes | Foto: Instituto Politécnico Rensselaer

El colosal evento, conforme a un modelado informático, se habría producido hace unos 2.700 millones de años, lo que derivó en una alta densidad local. De acuerdo con las nuevas observaciones, algunas estrellas son vencidas por las fuerzas de la atracción gravitatoria y otras se alejan.

En consecuencia, Heidi Jo Newberg, docente de física aplicada y directora del estudio, dijo que cuando vieron los datos recabados, “fue como una revelación”. Ella destacó que ahora comprenden por qué las esferas de plasma se desplazan de esa manera, ya que antes resultaba “extraño”.

“Encontramos dos caparazones en la región de Virgo Overdensity y dos caparazones en la región de Hercules Aquila Cloud utilizando datos de Sloan Digital Sky Survey, Gaia y LAMOST”, describieron los expertos en el citado artículo.

A través de peculiares huellas en el espacio, sugirieron cómo la galaxia enana se despedazó rebotando hacia arriba y abajo al momento de fusionarse a la Vía Láctea. Esta actividad fue llamada Fusión Radial de Virgo.

Newberg también se ha especializado en explicar la conformación de los brazos espirales de nuestra galaxia. La mayoría de estrellas de la Vía Láctea provendrían de lugares ajenos y se anclarían a ella por una especie de fuerza de marea.

Esta podría ser una prueba de que no siempre la influencia de la presunta energía oscura vencerá. Los arrastres de la expansión del universo dependen mucho de la posición de los objetos astronómicos, su masa y otros factores que aún desconocemos. Otro ejemplo es que en 5.800 o 6.000 millones de años los cielos proyectarán la colisión de nuestro vecindario cósmico contra la galaxia de Andrómeda (Messier 31). No obstante, esa es una discusión aparte.

Colisión entre la Vía Láctea y Andrómeda. La primera imagen es de la actualidad; la última, de 7.000 millones de años después | Foto: NASA / ESA

Colisión entre la Vía Láctea y Andrómeda. La primera imagen es de la actualidad; la última, de 7.000 millones de años después | Foto: NASA / ESA

Thomas Donlon II, por su lado, ya había propuesto la Fusión Radial de Virgo en el 2019. El estudiante graduado cuenta que en las galaxias esféricas hay capaz pronunciadas, pero en la Vía Láctea esas zonas no son tan legibles, si se hace una comparación.

Como la perspectiva es diferente al realizar las mediciones dentro de la Tierra, el detalle de las “grandes conchas” escapa a un simple vistazo, explicó.

“La Fusión Radial de Virgo abre la puerta a una mayor comprensión de otros fenómenos que vemos y no entendemos por completo, y que muy bien podrían haber sido afectados por algo que cayó justo en el medio de la galaxia hace menos de 3.000 millones de años”, aseguró Heidi Jo Newberg.

Este hallazgo es una invitación directa para continuar desentrañando pormenores de fusiones estelares y la existencia de estructuras sorprendentes.

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