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Sociedad

Todos somos racistas. La única diferencia está entre quiénes se preguntan: ¿lo soy?

Mariela Noles Cotito. Profesora de Ciencia Política, Discriminación y Políticas Públicas de la Universidad del Pacífico, con maestrías en Estudios Latinoamericanos y Ciencias Políticas. Autora de Reflexiones sobre el Perú: Más allá del Bicentenario.

Noles hablará sobre discriminación e interculturalidad en el Hay Festival Arequipa. Foto: La República
Noles hablará sobre discriminación e interculturalidad en el Hay Festival Arequipa. Foto: La República

Nuestro más grande tradicionalista tiene ascendencia negra. Ricardo Palma heredó la sangre de su madre. Irónicamente el hijo del escritor, Clemente Palma, escribió manifi estos racistas. “En la historia no se dicen muchas cosas, se invisibiliza”, afirma Mariela Noles Cotito, profesora de Ciencia Política, Discriminación y Políticas Públicas en la Universidad del Pacífico. Explica que esta tara social cruza todo, desde lo artístico, político hasta lo deportivo. Noles es una de las invitadas al Hay Festival 2023. Antes de sus presentaciones nos brindó esta entrevista.

– ¿El Perú es racista, cuál es la verdad?

Es un país con cultura racista donde se crece y va muchos más atrás, tiene que ver con la propia creación de La República, la de indios y españoles. Hay mucha negación sobre el racismo, pero sigue existiendo. Una de las últimas encuestas del Ministerio de Cultura habla que el 60% de los consultados considera que el Perú es racista, pero solo 8% se considera como tal. Es una dicotomía a explorar.

–¿Hay una contradicción?

Claro. Tenemos muy poca intención de mirarnos y evaluar lo que hacemos y decimos. Nuestras prácticas terminan generando un perjuicio en los demás. Hemos construido esta idea de racismo como que viene de Estados Unidos y no necesariamente evaluamos cuales son las conductas de diferenciación que hacemos en nuestro día a día.

–¿Cuál es el papel de las redes sociales, afianza estas conductas o lo contrario?

 Las redes sociales son una caja de resonancia. Amplifica los discursos negativos de ciertos grupos como lo vimos en elecciones, pero también es una ventana de los antirracistas. Es una caja medio democratizadora de la posibilidad de expresarse. La división precede a las redes.

–¿Cómo nos afecta estas conductas?

 El racismo en el Perú tiene una naturaleza estructural y afecta casi todas las áreas de la vida de las personas, en el sistema de salud, educativo, desde niños hasta grandes, en los campos laborales, en las interacciones, en el ejercicio de sus derechos ciudadanos. Las afectaciones son profundas y normalmente afectan a las personas a lo largo de toda su vida.

–¿Negar a las minorías es una consecuencia del racismo?

 Más que la consecuencia es la evidencia, la forma en que este conjunto de ideas que nos ha puesto más arriba a unos y abajo a otros. No solo es racismo que no te deje entrar a mi local, también hay formas cotidianas como las limitaciones de derechos que constantemente estamos experimentando e imponiendo sobre otros. En un plano más amplio no se pone en valor las tradiciones, la cultura de los grupos étnicos que son parte del país. No nos caracterizamos por valorar una cultura indígena por ejemplo o valorar las lenguas. Todas esas son formas de racismo.

–Uno conoce a José María Arguedas más que a escritores por ejemplo afrodescendientes…

Pero aún así, Arguedas no tiene el estatus que debería tener. Estamos mucho más concentrados con escritores como (Mario) Vargas Llosa y otros. Muy buenos, claro. Pero, lo cierto es que hay otras voces que retratan al Perú que podrían ser inclusive más representativos.

–¿Hay una discriminación artística también?

Claro. Apuesto que sí se conoce a otros autores, pero también la historia no te ha dicho que son afroperuanos, como Ricardo Palma. Entonces hay prácticas de negación, de invisibilizar ciertos aspectos nuestros de racismo. Es un sistema como muy elástico y puede adoptar muchas formas

–¿El racismo tiene que ver con la discriminación o son dos cosas separadas?

 Son dos carreteras que están cercanas, pero separadas, no son lo mismo. No son intercambiables. Cuando hablamos de racismo estamos hablando de este ideario que hay personas mejores que otras y razas mejores que otras. Cuando hay discriminación racial estamos hablando necesariamente de una vulneración de derechos, sin una víctima identificable no hay discriminación.

–Ser futbolista profesional da estatus, pero por ejemplo Vinicius Jr. del Real Madrid recibió insultos racistas. ¿El estatus puede eliminar el racismo o la discriminación?

La clase social es un tema que cruza y tiene mucha influencia. Hablando de este esquema de que el ‘dinero blanquea’, podemos pensar que la discriminación o el racismo al que está expuesto uno con mayor poder adquisitivo va ser menor a la de una persona empobrecida. No obstante, vemos que no se eliminan totalmente. Por ejemplo, pienso en Jefferson Farfán, pero todavía es objeto de burla respecto de sus características. En el caso mío tengo varios grados pero ese tipo de cosas no se llevan en la frente. Hay momentos o espacios donde todavía uno recibe el trato que la sociedad nos ha acostumbrado a recibir. Género, clase, raza son elementos generan dinámicas particulares.

–¿Cómo puede afectar en lo político y el desarrollo del país?

Hay una serie de cosas que nos rehusamos a ver. Pasa en la educación intercultural o en parto vertical. El tema del terruqueo está muy relacionado con la población indígena en particular. Hace poco, en las protestas, empezamos a tener conciudadanos y conciudadanas muertos por el Estado. Un mes después las protestas son en Lima y dos heridos. La respuesta del Estado está siendo diferenciada claramente respecto a la zona. Si nos rehusamos a autoexaminarnos perdemos mucho.

– ¿Hay también discriminación para matar?

Absolutamente. Este tipo de conclusiones se condicen con las del informe de la Comisión de Verdad y Reconciliación (CVR) donde el 80% de las víctimas del terrorismo son quechuhablantes. Hay una correlación directa entre la composición étnica y el nivel de fuerza que ejerce el Estado.

–Es común decir ‘cholito’, 'negrito'. ¿Está bien o mal?

 Depende mucho de cuál es la relación. Decirle a alguien ‘cholito’, ‘negrito’ presupone que hay confianza. Si esa relación no existe, ¿cuáles son las bases para que te infantilice o utilice esa característica?

–¿A todos se nos ha escapado frases racistas, podemos serlo sin quererlo?

Todos vivimos en esta cultura, todos lo somos. La única diferencia está entre quienes decidan hacerse la pregunta, ¿será que soy? Quienes de plano dicen que no soy se cierran a la posibilidad de aprender cuales son sus formas. El racismo es estructural, es parte de nuestra cultura, nos cruza a todos y no nos hace malos, Sería bueno preguntarse de qué manera somos racistas en vez de asumir de plano que no lo somos.

Redactor de la edición sur de La República. Estudió en la Universidad Nacional de San Agustín (UNSA) de Arequipa. Trabaja en medios hace 10 años, con mayor interés en las crónicas.