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Sociedad

Qué hay detrás del conflicto social que estalló en Arequipa por el agua

Sin razón. Un grupo de agricultores del valle de Tambo insiste que la mina de cobre Quellaveco los dejará sin agua. Bloquean vías y exige al presidente Castillo anular la resolución que autoriza el uso de los ríos Vizcachas y Titire. Encabezan las protestas candidatos de Perú Libre, con el aval de la congresista Agüero y el consejero Pinto. Exigen solución política, no técnica.

Río Titire. Es una cuenca contaminada de metales pesados y cuya agua de mala calidad llega a Tambo. Quellaveco quiere llevarse ese caudal, pero agricultores insiste regar con este recurso. Foto: Cortesía
Río Titire. Es una cuenca contaminada de metales pesados y cuya agua de mala calidad llega a Tambo. Quellaveco quiere llevarse ese caudal, pero agricultores insiste regar con este recurso. Foto: Cortesía

Un nuevo conflicto social estalló en Tambo, franja agrícola en la costa de Arequipa. Desde la semana pasada, un grupo de agricultores bloqueó el acceso a la Costanera y tramos de la vía Mollendo-Tambo. Tres colegios suspendieron actividades presenciales por falta de transporte.

Las juntas de regantes no depondrán la huelga hasta que la Autoridad Nacional del Agua (ANA) anule la resolución que le entrega 22 millones de metros cúbicos (MMC) de agua de los ríos Titire y Vizcachas a Anglo American. Esta compañía de capitales británicos se apresta a explotar Quellaveco, una mina de cobre en Moquegua y que significó una inversión de $ 5.500 millones.

Conflicto en ciernes

Los ríos Titire y Vizcachas (Moquegua) alimentan al Tambo. Con ese caudal, riegan las más de 15.000 hectáreas de cultivo. “Nos van a quitar el agua, es una resolución abusiva”, dice el consejero de Islay, Elmer Pinto.

¿Es exacta esa aseveración? Recientes estudios de ANA revelan que en esa cuenca, compartida por Moquegua y el valle arequipeño, se generan 700 MMC, la mayoría se desperdicia en el mar. De esa cantidad, Quellaveco tomará 22 MMC.

Hay recurso suficiente para todos los usuarios. Sin embargo, lo crítico es en la época de estiaje, de agosto a diciembre, los ríos descienden su nivel por falta de lluvias. En ese periodo, la minera repondrá el agua de una represa que construyó en el río Vizcachas.

Dicho embalse almacenará 60 MMC. Los agricultores temen las sequías, ¿qué pasa sino llueve?, preguntan. La gerente de Comunicación Corporativa de la compañía minera, Claudia Vivanco, sostiene que este embalse soportará hasta dos años secos. “Si tomamos 350 litros por segundo del río Titire, vamos a devolver 350 al Tambo, aparte del caudal ecológico para garantizar la supervivencia de la flora y fauna del Vizcachas.

¿Hay forma que Anglo American no cumpla su trato? En las salidas de la represa se instalaron sensores conectados a ANA y OEFA, estos verificarán las cantidades exactas.

Contaminación con metales pesados

La compañía necesita 700 litros por segundo ( l/s) para el tratamiento del cobre, dice Claudia Vivanco. El río Titire aportará el 80% y el resto provendrá de la represa de Vizcachas. Ronald Fernández es director de la Autoridad Administrativa del Agua Caplina-Ocoña. Este funcionario aclara que el Titire nace en zona volcánica, sus aguas arrastran boro, arsénico y sodio por encima de los límites permisibles. Dicho afluente, además, recibe los residuos contaminados de la mina Aruntani que dejó pasivos ambientales sin remediación.

Fernández precisa que Quellaveco se llevará esa agua sucia y devolverá la limpia de su represa Vizcachas. Con ese cambio, se reducirá en 50% los problemas de contaminación del río Tambo. “Se van a llevar el agua sucia y van a darles la limpia”, dice Fernández.

El Titire y el río Vagabundo contaminan el Tambo con metales pesados. La República accedió a un estudio de la calidad de agua de esa cuenca. Los resultados son dramáticos. Las muestras se tomaron de conexiones domiciliarias. Detectaron concentraciones de boro, arsénico y sodio no aptas para el consumo humano ni agricultura.

Solo en Mollendo y Matarani, la empresa Sedapar redujo el arsénico. No ha tenido la misma suerte en el Arenal, Punta de Bombón, Cocachacra, La Curva. El arsénico es cancerígeno y provoca lesiones cutáneas En ninguna de las poblaciones citadas Sedapar controló el boro y el sodio. Mejía, el balneario más acomodado de la región, los veraneantes consumen agua que tiene concentraciones de boro cinco veces más de lo permitido. Este genera problemas en el aparato digestivo y nervioso. También se hizo mediciones en donde Sedapar no llega con tratamiento. Ahí los valores se disparan.

En El Boquerón, en arsénico, las concentraciones son diez veces más de lo permitido, lo mismo sucede en San Francisco Paula, etc. En boro lo recomendable es 1.5 y tienen seis. Salud aplicó también un estudio de concentraciones de arsénico en las personas, se tomó muestras a 41, de ellas 37 poseen por encima de parámetro.

El componente político

Fernández dice que el argumento de que los dejarán sin agua carece de asidero. Todo lo contrario, tendrán más en época de estiaje. Aumentará de 10 a 18 MMC. Por una resolución directoral de ANA, el Gobierno Regional de Moquegua entrega 8 MMM al valle de Tambo (estiaje). A eso se suman 10 MMC de Quellaveco.

El funcionario señaló que el argumento técnico fue irrebatible en una reunión de trabajo. Sobre la calidad del agua, las autoridades de salud han mostrado los estudios sobre cómo el Títire contamina el agua del Tambo y envenena a la población y cultivos. Pese a ello, varios de los asistentes que apoya la protesta insisten con la anulación de la resolución del ANA. “No se dan cuenta pero están yendo contra su población” .

La congresista María Agüero de Perú Libre y Elmer Pinto dijeron que la solución no es técnica sino política, por eso debía anularse la resolución.

¿Quiénes alientan el paro? Marilú Marroquín y Miguel Meza son las cabezas visibles. Ambos postulan a las elecciones de octubre. “Con Marroquín hemos ido al Titire, sabe de la contaminación que provoca ese río”, dice Fernández. Como ocurrió en el conflicto contra Tía María ha resucitado el cliché: “agro sí mina no”. Y sobre ellas avanzan las candidaturas.

Vivimos por años con el agua contaminada

El gerente técnico de la junta de regantes de La Ensenada-Mejía, Juan Carlos Cahuana señala que los ofrecimientos de compensación y descontaminación no son tan ciertos.

Cahuana señala que los estimados de volúmenes de agua no se ajustan pues con el cambio climático habrían variado todo. “Se debe hacer un nuevo estudio para ver la disponibilidad del río Titire y Vizcachas”, dice el gerente técnico.

Otro cuestionamiento es acerca de la cantidad de la compensación. ANA sostiene que les entregarán 18 millones de metros cúbicos (MMC): 10 de Quellaveco y 8.2 de Pastogrande.

Cahuana remarca que los volúmenes de descarga de Pasto Grande no se han cumplido. Las autoridades de Moquegua incumplieron a pesar de las sanciones administrativas.

Pero su principal observación es hacia los 10 MMC que saldrá de la presa de Vizcachas. Refiere que la mayor parte irá hacia el caudal ecológico, quedando solo 3.8 MMC. Aunque eso lo desmintió Anglo American, el caudal ecológico es una descarga distinta y permanente. Y la compensación es otra.

Para el presidente de la Junta de Usuarios del Valle de Tambo, Jorge Mojo, el agua que quedará al margen del caudal ecológico, será insuficiente. “Cuando se suelta esa agua, llega casi la mitad a Tambo”. También cuestiona que la resolución 0624 no especifica la cantidad que se tomará del Titire. Sobre la contaminación, el gerente técnico de la junta La Ensenada-Mejía considera que los valores tendrían más relación con la contaminación de Aruntani, que empezó el 2016. Cahuana enfatiza que los estudios han sido posteriores a tal fecha. El presidente de la junta de usuarios del Valle de Tambo, Jorge Mojo, aduce desconfianza frente a la promesa de descontaminación. “Vivimos por años con esta agua y en varios ríos igual sucede. ¿De cuándo acá toman una decisión en bien de nosotros?”, dice Wilder Pari Linares.

Editor regional del diario La República, edición sur. Licenciado en Periodismo de la Universidad Católica de Santa María de Arequipa. Trabaja para La República desde el 2003. Ha publicado libros sobre perfiles políticos regionales y literatura.