Sociedad

Menstruación: aceptar y normalizar la regla no implica amar todo lo que conlleva

Para muchas personas, la menstruación está lejos de ser aquella etapa en la que ‘pueden con todo’ y ’nada las detiene’, como se ve en publicidades de marcas de toallas higiénicas. Especialista defiende que es igual de válido quedarse en casa como salir a correr o bailar. Además, sostiene que debería ser parte de los programas de ESI.

Durante la menstruación, algunas personas pueden ejercitarse con normalidad y otras prefieren descansar. Ambas opciones son válidas. Foto: composición de Jazmin Ceras/La República/Prostooleh/Rawpixel
Durante la menstruación, algunas personas pueden ejercitarse con normalidad y otras prefieren descansar. Ambas opciones son válidas. Foto: composición de Jazmin Ceras/La República/Prostooleh/Rawpixel

¿Suciedad? No. ¿Flores y brillitos? Tampoco. El sangrado y los cambios que conlleva el periodo menstrual suelen ser un tema controversial entre quienes menstrúan y quienes no. Este proceso biológico que se da cada 28 días (un poco más, un poco menos) es, tal vez, uno de los temas tabús que afecta más a las personas menstruantes.

Sí, personas y no solo ‘mujeres’ porque también hay personas trans, no binarias e intersexuales a las que les viene la regla. Impacta de manera diferenciada a cada uno desde la adolescencia, considerando también los contextos socioeconómicos y culturales.

Allí reside el punto de normalizar la menstruación, apunta Mariel Távara, psicóloga y especialista en salud menstrual: “Normalizarla implica que podamos hablar sin generar ideas equivocadas sobre este proceso y su ciclicidad sin fortalecer los estereotipos de vergüenza, asco, y también estereotipos de género que se han ido dando en las narrativas sobre la menstruación”.

Agrega que este tema ayuda a que las infancias menstruantes crezcan con tranquilidad e información adecuada, sin que piensen o sientan que hay algo malo en ello.

Dejar de dialogar sobre del periodo o establecerlo como algo que ‘ya se sabe’ y, por ende, no hay más que decir, es una manera de censurar el cuerpo, resalta.

“A nosotras se nos enseña que debemos de tener vergüenza o total reserva con todo lo que tiene que ver con la sexualidad y con nuestro propio cuerpo. Una niña buena es esa niña que no pregunta cosas sobre su cuerpo, que no se toca, que no habla de su sexualidad, que no se mancha con la menstruación. Es más, que no avisa, que está menstruando”, agrega.

Menstruación

Foto: composición de Fabrizio Oviedo/Andina/AFP

En los talleres que la especialista ha dado en colegios, como parte de la iniciativa Somos Menstruantes, ha escuchado desde que se pusieron al revés una toalla higiénica porque nunca se lo enseñaron hasta que no sabían por dónde sale la sangre menstrual —spoiler: no es por el mismo conducto que la orina—.

Todo ello la llevó a cuestionar aún más temas como la educación sexual integral (ESI), tanto en escuelas como en los hogares. A la desinformación, o muchas veces falta de la misma, se suman los estereotipos y discursos que reafirman que las mujeres y personas menstruantes deben aprender a lidiar con dolor porque es parte de su vida.

Y esto no significa que los días en los que viene la regla sean como los demás. Claro que se puede sentir dolor, ya que el endometrio (capa que recubre el útero por dentro) se desprende al no haber fecundación. Lo que ocurre entonces es que se dan unas contracciones similares al parto, aunque en mucha menor intensidad, que producen molestia. Sin embargo, dolores incapacitantes sí deben de alarmar.

“El útero está trabajando mucho mientras menstruamos. Hay el desprendimiento del endometrio, pero si ese dolor me tumba la cama y no me permite ir al colegio, ir a trabajar, ir a la universidad ni hacer mis quehaceres cotidianos, me da fiebre, me duele la cabeza, siento desvanecimiento, etc., eso no es normal. Eso puede implicar un ovario con determinadas características del útero como la endometriosis o miomas”, explica Távara.

Añade que a todo ello se suma “la afectación psicológica porque un cuerpo que duele, en promedio, todos los meses durante cinco días es un cuerpo que yo rechazo”.

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Romantizar la menstruación

Usualmente, la publicidad sobre productos para la menstruación como toallas higiénicas, tampones, copa menstrual y otros reproducen discursos relacionados a que durante este tiempo “nada te debe detener”. Sin embargo, con ello se corre el riesgo de romantizar la menstruación, lo que puede traer más problemas que beneficios.

“Hay que tomarlo en cuenta como algo que las empresas finalmente quieren vender también. El mensaje es como: ‘Aquí no pasa nada, todo es normal. Mira, yo te voy a vender todos estos productos para que tu vida siga igual’”, apunta la gestora de Somos Menstruantes.

Allí el problema es que “se refuerza la idea de que si menstruas y te duele, te incomoda o te sientes cansada y tienes sueño, eres débil. Se reafirma ese estereotipo de género de que las mujeres tenemos siempre que poder con todo, ser supermujeres y finalmente así producirle al sistema. O sea: ‘Sigue trabajando, no pasa nada’, cuando sí pasa”, critica.

Y esto no pasa solo en compañías por una cuestión de marketing, sino también entre las mismas activistas, sostiene. “Por un lado está esa romantización para servirle al sistema y que, además, les compremos más productos a las empresas, pero —por otro lado— también nosotras cuestionamos la romantización dentro del activismo menstrual. Con mucho cariño a todas las que hacemos activismo menstrual, pero lo cuestionamos porque definitivamente niega la diversidad de experiencias menstruales”, detalla.

“Puede ser que a mí no me duela los días que estoy menstruando, que yo no sienta nada. Y puede ser que sí, que esté con mucha energía y que esté muy creativa, es más que produzca mejor que otros días de mi ciclo, pero esa soy yo, eso no puede volverse una norma”, asevera.

Tan variable como el número de personas menstruantes son las experiencias. Se puede coincidir en algunos aspectos, pero no existe una forma ‘buena’ o ‘mejor’ de sobrellevar el periodo. “Si a ti te duele o no, si tú estás cansada, es tan válido como que yo tenga energía”, añade para reforzar su punto.

Entonces, normalizar la menstruación va más allá de solo hablar de esta: implica educar sobre la misma a los adolescentes, aceptar la diversidad de vivencias, no juzgar cómo lleva cada persona la regla y generar prácticas de autocuidado menstrual.

Menstruación personas trans y con discapacidad. Foto: Naciones Unidas

Menstruación personas trans y con discapacidad. Foto: Naciones Unidas

Menstruación: ¿cómo es tener el periodo para las personas trans?

Para algunas personas trans, que les venga la regla puede ser una parte normal de su vida a la que están acostumbradas. Sin embargo, a otras les causa disforia de género.

“Para muchos hombres trans, cada vez que les baja la regla es un recordatorio de estar en un cuerpo que no corresponde con quienes son. También pueden sentir miedo, vergüenza y experimentar discriminación y violencia solo por ir a comprar toallas higiénicas o tampones. Y es que la mayoría de productos para la menstruación están diseñados y promocionados exclusivamente para mujeres, así que los días del periodo pueden ser días de mucho estrés y aislamiento. Esto además de la discriminación y violencia que viven muchas personas solo por el hecho de ser trans”, detalla Marcela, de la ONG Planned Parenthood.

La psicóloga Távara coincide y afirma que hay un impacto psicológico que afecta la construcción de la identidad para quienes son trans “porque es un recordatorio de que estoy en un cuerpo incorrecto, de que no está bien mi identidad, de todos estos estereotipos que están en torno a las diversidades de género”.

Por eso también se busca visibilizar las diferentes narrativas y aristas de la menstruación. Recalca que el periodo no es una cuestión solo de mujeres. Según su punto de vista, aceptar ello ayudará a que se construyan infancias y adolescencias más felices “y entonces no sientan todos los meses que esta sangre roja es un recordatorio de algo negativo”.