¿El 30 de abril es feriado o día no laborable en Perú?
Sociedad

Víctor Rímac sobre la bandera del bicentenario: “Ha sido quizá el reto más inesperado”

Rímac lideró la expedición que subió la bandera más grande del Perú, de más de 300 kilos, a 5.400 metros del Huascarán. El primer peruano que coronó al Everest sin ayuda de oxígeno artificial contó detalles del proyecto integrado por 25 guías, quienes lograron escribir una de las páginas más hermosas del montañismo nacional.

25 montañistas cumplieron el sueño de subir la bandera más grande del Perú al Huascarán. Foto: composición de Fabrizio Oviedo/GLR
25 montañistas cumplieron el sueño de subir la bandera más grande del Perú al Huascarán. Foto: composición de Fabrizio Oviedo/GLR

Víctor Rímac tiene 35 años. Practica el montañismo desde los 12 y la primera cumbre que escaló fue el Nevado Pastoruri. Nació en Huaraz, capital de Áncash, y lleva 21 años cumpliendo sueños en su mundo vertical.

Junto a otros montañistas peruanos crearon el proyecto Cumbre 8000, que consistía en subir las 14 montañas más altas del mundo en la Cordillera del Himalaya (Nepal). La meta era hacerlo en seis años. Hasta el momento, ha coronado cuatro de 14: Dhaulagiri (8.167), Manaslu (8.163), Cho Oyu (8.201) y el Everest (8.848).

El deportista entró a la historia al convertirse en el primer peruano que subió la montaña más alta del mundo, el Everest, sin la ayuda de oxígeno artificial. Y lo logró en el tercer intento, un 21 de mayo del 2017.

Víctor Rímac lideró el proyecto de la bandera del bicentenario en el Huascarán. Foto: Cortesía de Víctor Rímac

Víctor Rímac lideró el proyecto de la bandera del bicentenario en el Huascarán. Foto: Cortesía de Víctor Rímac

La primera oportunidad fue en el 2014, pero le prohibieron el ingreso por la muerte de 14 sherpas, habitantes de las regiones montañosas de Nepal, quienes son claves para cualquier expedición en el Everest. Mientras que la segunda se dio en el 2015, cuando sobrevivió, junto a otro montañista peruano, al terremoto de 7.9 que dejó 37 muertos y más de 100 heridos en la zona donde se encontraba.

Debido a la pandemia, los planes de Víctor cambiaron y no se ha vuelto a trazar un tiempo para alcanzar las cumbres. Solo quiere disfrutar cada expedición. Es por ello que junto a la Asociación de Guías de Montaña del Perú (AGMP), lideró un proyecto para rendirle un homenaje al Perú por su bicentenario.

El objetivo era colocar la bandera más grande del país, que tenía 4 mil metros cuadrados, más de 400 kilos de peso, 200 metros de largo por 20 de ancho, en el Huascarán, la montaña más alta del territorio nacional.

Víctor Rímac y la expedición de montañistas han escrito una de las páginas más hermosas del montañismo peruano.

¿Cómo nació la idea de rendir un homenaje al Perú por su bicentenario en el imponente Huascarán?

Nosotros los montañistas estábamos trabajando en un proyecto que se llama Cumbre 8000, que consiste en ascender las 14 montañas más altas del mundo. Todas ellas se encuentran en el Himalaya y pasan los 8.000 metros de altitud. Pero por la pandemia no hemos podido viajar a Nepal y hemos tratado de hacer algo muy especial por los 200 años del país. La Asociación de Guías de Montaña del Perú y yo enrumbamos este gran proyecto para poder sacar a flote dos cosas: realzar y poner en alto el turismo porque hemos sido muy golpeados por la pandemia y, con esta situación social que ha dividido al país con las elecciones de la segunda vuelta, queríamos mandar desde arriba un mensaje de unión a todos los peruanos y peruanas.

¿Cómo lograron cargar una bandera de 4.000 metros cuadrados, más de 300 kilos de peso, 200 metros de largo por 20 de ancho?

Para nosotros fue toda una locura porque estábamos con los problemas de la meteorología, había viento, había nevado, había nubes y todo ello, y poner esa bandera tan grande ha sido quizá el reto más inesperado porque el viento levantaba la bandera y entre todos teníamos que apoyarnos para poder hacerlo. Y 25 personas para tan grande bandera... éramos muy pocos, pero aún así lo hemos logrado. Definitivamente, después de esa expedición, extendimos la bandera en la ciudad de Huaraz y prácticamente le daba la vuelta a la Plaza de Armas. La doblamos en tres partes porque no entraba. La bandera es gigante, debe ser la más grande del país.

Víctor Rímac con algunos montañistas peruanos en el Huascarán. Foto: Cortesía de Víctor Rímac

Víctor Rímac con algunos montañistas peruanos en el Huascarán. Foto: Cortesía de Víctor Rímac

¿Qué sintieron cuando colocaron la bandera en la montaña más alta del Perú?

Definitivamente, el hecho de extender la bandera en el Huascarán fue un orgullo, sentirnos peruanos, en nuestra casa como es la Cordillera Blanca y mostrar todo lo importante que tiene el país. Eso nos hacía muy felices. Quizá en el momento por el cansancio y todo lo que vivimos no lo disfrutamos tanto, pero ahora que ya pasó todo, nos sentimos orgullosos de este gran proyecto. Y vale recalcar que este proyecto que fue idea de la Asociación de Guías de Montañas del Perú y mía. No tuvimos el financiamiento correspondiente de las entidades públicas que deberían estar aquí, como la Dirección de Turismo. Hemos sacado adelante este proyecto con mucho esfuerzo y parte de nuestro dinero. Eso nos hace sentir mucho más orgullosos porque esto va a ser recordado no solamente ahora, sino que ya forma parte del montañismo peruano y mundial.

¿Cuál es el mensaje que quisieron transmitir con este proyecto?

Pues algo muy simple tal vez. Nosotros en la montaña aprendemos a llevar de compañero a la muerte. Estamos cercano a ello y creo esta vez, con la pandemia, todos nos hemos dado cuenta que hemos estado muy cercano de ello. Tengo que decirles que todos nosotros debemos entender que estamos de paso, que no hay que perder el tiempo y hay que hacer lo que amamos. Nosotros, desde arriba, arriesgando nuestra vida, al hacer este gran proyecto, les mostramos simplemente que hay que seguir nuestros sueños y pelear por ello, porque es lo único que nos vamos a llevar de este lugar.

¿Quiénes conformaron la expedición que lideraste?

Fuimos 25 personas. Todos somos guías de alta montaña, estudiantes de la profesión, también auxiliares, todo un grupo humano, además de las personas que han organizado todo desde Huaraz.

¿Cuándo tiempo duró la expedición y cuántas paradas hicieron para llegar al Huascarán?

La expedición inició el 7 de julio en la provincia de Carhuaz que está al norte de Huaraz, a 30 minutos. Allí nosotros tuvimos una ceremonia de bienvenida para poder continuar. Luego tuvimos un desayuno en la comunidad de Mitimaes, que pertenece a la provincia de Carhuaz, desde ese lugar nosotros hemos abierto un nuevo sector hacia el campo base del Huascarán para poder llegar a ese punto que era muy cercano al glaciar. Dormimos en este lugar que está a 4.700 metros en un hotel que no muchos peruanos saben, que fue construido por una ONG de italianos que llegaron al país y se dieron cuenta que en las partes altoandinas había mucho olvido del gobierno. Ellos crearon hoteles para que los turistas y montañistas puedan alojarse y así puedan juntar dinero para seguir promoviendo esta organización. Nos quedamos en ese lugar y luego seguimos. Hemos llevado la bandera a los 5.400 metros de altitud, que es el campo 1 del Huascarán, el 11 de julio. No llegamos a la cima por temas de seguridad.

La bandera más grande del Perú en la plaza de Armas de Huaraz. Foto: Cortesía Víctor Rímac

La bandera más grande del Perú en la plaza de Armas de Huaraz. Foto: Cortesía Víctor Rímac

¿Cuál fue la indumentaria que necesitaron para escalar con la bandera?

Nosotros los montañistas usamos una ropa especial para que pueda aguantar fríos de -20 grados, casacas de plumas, pantalones, guantes, arnés para ir atados a un compañero, tenemos unos crampones, que son una especie de herramientas de metal para que puedan adherirse a la nieve y al hielo, y en las manos usamos unos piolets, que son como unos picos para poder escalar las partes verticales y también cuidar nuestra seguridad en el glaciar.

“Subir a la montaña es el sentimiento más puro de libertad”

Dejando de lado el proyecto de la bandera del bicentenario, ¿desde qué edad practicas el montañismo y cuál fue la primera montaña que escalaste?

Nací en la ciudad de Huaraz y practico montañismo desde los 12 años. Actualmente, tengo 35. 21 años de mi vida metido en esto. La montaña que me inició fue el Pastoruri, era la más cercana y donde hice mi primer curso de montañismo básico, con un club que se llama Santiago Antúnez de Mayolo, que es uno de los más antiguos del Perú, donde me enseñaron y me metieron a este mundo vertical y desde allí no he parado.

Te trazaste el reto de escalar las 14 montañas más altas del mundo sobre los 8 mil metros. ¿Cómo se forjó Cumbre 8000?

Desde el 2014. Ese año tuve la oportunidad de ir al Himalaya y subir el Dhaulagiri. Todas las montañas están enumeradas por la altitud del 1 al 14 y para mí esa era la séptima. Esta montaña de 8 mil metros no la había logrado ascender ningún peruano, fui el primero que logró subirlo. En 2015 escalé la montaña Manaslu, que es otra de 8 mil metros. En 2016, coroné la montaña Cho Oyu en Tíbet y fui el primer peruano que logró subir la montaña de 8 mil metros, que normalmente se demora un mes para escalar, en 24 horas del campo base a la cumbre. Otro logro importante en el mundo del montañismo. Y en el 2017 logré ascender el Everest. Soy el primer peruano en subir esta cima sin botellas de oxígeno a la cumbre. Voy 4 de las 14 montañas más altas del mundo.

Subir a la montaña más alta del mundo, como es el Everest, lo alcanzaste en el tercer intento.

Sí. En 2014, cuando fui, no es que haya podido subir, sino que murieron 14 sherpas en el camino del campo base al campo 1. Hicieron un paro y prohibieron la subida a la montaña. Es por eso que escalé el Dhaulagiri. En el 2015 también intenté escalar, pero pasó un terremoto en Nepal de 7.9 y me quedé atrapado en la montaña. Y la primera vez que tengo la suerte de subirla la montaña, me dieron el permiso y logré subirla. Fue el 21 de mayo del 2017.

Víctor Rímac flameando la bandera del Perú en el Everest, la montaña más grande del mundo. Foto: Cortesía Víctor Rímac

Víctor Rímac flameando la bandera del Perú en el Everest, la montaña más grande del mundo. Foto: Cortesía Víctor Rímac

En el campamento base, cuando ocurrió el terremoto de Nepal en 2015, comentaste que sobreviviste al alud porque una roca te salvó la vida. ¿Qué recuerdas de ese día?

Ese día fui acompañado de un gran amigo, Holmes Pantoja, que es otro guía oficial de alta montaña del Perú. Estuvimos en el campo base con la emoción a tope para lograr ascender esta montaña. Pero lo que no contamos es que, en esa misma montaña, nos pasaría algo que nos marcaría para siempre: el terremoto en la montaña. Todo estaba nublado y venía un gran alud, y con Holmes sobrevivimos a este terremoto que dejó más de 37 muertos y más de 100 heridos en el lugar donde estábamos. En vez de irnos, porque había muchas réplicas que podían terminar con tu vida, nosotros nos quedamos a ayudar a la gente, porque en esa zona no habían policías o bomberos. Allí todos somos una familia, una hermandad. Nos quedamos tres días más socorriendo a la gente que estaba herida, que había fallecido, ayudándolos para que puedan regresar a casa. Para nosotros, más que tal vez no llegar a la cumbre, fue un momento de sentirnos más humano en el lugar. El hecho de ayudar alguien para que vuelva a su casa fue más importante que subir una cumbre. Fue un regalo a la vida. Estar de nuevo en este bello mundo, respirando y escalando. Creo que ese momento nos ha marcado para toda la vida con Holmes y seguimos siendo como hermanos. Él vive en Cusco y yo en Huaraz y siempre que hablamos y comentamos sobre esto, es una situación muy particular que nos une más.

De las cuatro montañas que has escalado de las Cumbre 8000, veo que lo has hecho en mayo y setiembre. ¿Esos son los meses adecuados para escalar en el Himalaya?

Para escalar una montaña, uno tiene que ir en un mes donde no hayan malas condiciones, nevadas lluvias, etc. Nosotros buscamos la mejor ventana para poder escalarlas. Los meses que más se establece en Nepal y todo el Himalaya es en abril-mayo, entre junio-julio-agosto y setiembre-octubre. Puedes escalar con buen tiempo. Es el momento idóneo.

En un post que compartiste en Twitter en 2019, escribiste tres preguntas que tú mismo respondiste luego de llegar a la cima del Cho Oyu (2016). Dos años después, te hago las mismas preguntas, ¿por qué subir montañas?, ¿qué hay en la cima? y ¿cómo describes ese sentir?

Cuando tú subes una montaña, entiendes lo frágil que es la vida y que tan rápido lo puedes perder. Nos han engañado a toda la humanidad el pensar que tienes que construir, visionar y proyectarte tanto, cuando la vida se te puede acabar tan rápido. El hecho de estar en una montaña, a los montañistas, nos hace sentir que eso es mentira. Es por eso que cuando volvemos de una montaña somos muy honestos, muy agradecidos con la vida, sentimos lo que prácticamente nos quiere decir la montaña: disfruta el momento y vive intensamente esto porque no va a existir más en el futuro. Por eso subimos montañas, porque nos hace entender nuestra humanidad y que nos vamos a ir pronto de la vida. Y si nosotros nos quedamos pensando aquí para siempre, sufrimos, y creo que esto de la pandemia nos ha hecho entender bastante, porque más allá de que la gente se contagie o no, tenía miedo a morirse. Subir montañas nos hace más humanos.

Víctor Rímac en Manaslu, la segunda montaña que escaló de las Cumbres 8000. Foto: Cortesía de Víctor Rímac

Víctor Rímac en Manaslu, la segunda montaña que escaló de las Cumbres 8000. Foto: Cortesía de Víctor Rímac

A veces tienes momentos buenos y difíciles, como la vida misma, pero más allá de todo, vas disfrutando. Subir a la montaña es el sentimiento más puro de libertad, el hecho de poder alcanzar un sueño que tú has tenido y haz podido lograr con tanto sacrificio y esfuerzo. Cuando bajas a la ciudad, puedes comprender que los problemas no son problemas sino aprendizajes, y ese sentimiento es cada vez más el sentir.

¿Cuál es el siguiente reto?

El próximo año me voy a la montaña más peligrosa del mundo que es el Annapurna (8.091 metros), es una montaña muy alta en mortalidad. Tiene como, más o menos, el 70% de mortalidad; solo el 30% regresa a casa. Pero quiero hacerlo histórico porque el Perú no solo es un país de montañas, sino también de montañistas. El único gran problema para nosotros es que no tenemos el financiamiento y, lastimosamente, nuestro gobierno no apuesta por esto. Ese es el gran problema. Detrás de mí, hay toda una generación que viene haciendo este deporte, porque ahora la escalada se ha convertido en deporte olímpico. Estoy dejando una esperanza en cada corazón de un niño que viene atrás para decirle que por más difícil que sea toda esta situación, nosotros podemos lograr el proyecto que queremos. Quiero escalar el Annapurna en un estilo puro y rápido y alcanzar algo que ningún humano ha podido hacer: subir del campo base a la cumbre y volver en 24 horas. Esto podría ser un Récord Guinness y un gran proyecto.

Del proyecto Cumbre 8000 te faltan 10, ¿te has propuesto otro límite o solo vas a disfrutar?

Sí, me había puesto un tiempo límite pero lo que pasa es que, una vez más, uno puede tener varios proyectos, pero la vida viene y vuelves a cero. Todo comienza de nuevo. Ya no le he puesto límite y voy por las montañas disfrutando y haciendo cada vez una expedición como una aventura inalcanzable para que pueda seguir disfrutando de este proyecto llamado vida.