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Sociedad

A un año de la tragedia que conmovió e indignó al país

Drama y dolor. Deflagración que dejó 34 muertos es recordada por once sobrevivientes que claman justicia y ayuda.

Aflicción. Familiares y sobrevivientes se reunieron ayer para recordar a las víctimas. Hubo una misa y una romería. Foto: Jorge Cerdán / La República
Aflicción. Familiares y sobrevivientes se reunieron ayer para recordar a las víctimas. Hubo una misa y una romería. Foto: Jorge Cerdán / La República

Sobrevivientes de la deflagración de un camión cisterna que transportaba gas licuado de petróleo (GLP), en Villa El Salvador, recordaron con una misa, una marcha y la instalación de una cruz el primer año de la tragedia. Coincidieron en que “falta justicia” y que, mientras eso siga así, seguirán luchando por las 34 víctimas mortales.

“No queremos pactar con la impunidad”, dijeron, y calificaron al incendio como una “masacre” y “asesinato en masa”.

Recordar la tragedia duele. El humo o el olor a quemado activa imágenes en la mente de estas personas. En segundos, el corazón se acelera. Un año después, los 11 sobrevivientes conviven con el estrés y el miedo.

Vidas arruinadas

Hoy todavía acuden a asistencia psicológica y terapias. Desde que se extendió la pandemia del coronavirus ya no reciben atención médica del Estado y se atienden en forma privada, pero muchos no van al médico por problemas económicos.

“Después de un año la sensación es muy extraña, siempre hay un momento del día en el que vuelves a revivirlo. Esto me cambió la vida”, dice Nisso Olivas Meza (38), quien luchó durante tres meses en el hospital Arzobispo Loayza.

Recuerda el 29 de abril, día en que recibió el alta médica luego de 90 días de tratamiento. “Me aferré a Dios y me dio su fortaleza para volver a la vida, aunque ahora marcado por la tragedia”, dice.

El corazón destrozado

Con gran tristeza y el corazón destrozado de una madre, Marcelina Navarrete no encuentra consuelo por la pérdida de sus hijos Víctor, Joaquín y María, y de su nieto Jean.

“Eran almas buenas y gentiles, y nos harán mucha falta. Ninguna madre debería sepultar a sus hijos”, se lamenta.

Otra familia golpeada por la tragedia son los Riveros Osorio. Perdieron a ocho de sus integrantes como consecuencia de la negligencia y la informalidad.

Zaida Osorio recuerda que ese día su hija Geraldine, de 18 años, trató en vano de escapar de las llamas con su bebé.

“Muchas personas en vez de buscar ayuda se dedicaron a grabar con sus celulares”, indica con amargura.

El dolor embarga a los deudos, ellos sienten que la justicia no llega porque hasta ahora no hay una sola persona sancionada por esta tragedia.

Jackeline Rojas, otra de las sobrevivientes, dice que esta tragedia le destruyó la vida. Ella perdió a su hijo de 3 años y a otros tres miembros de su familia. Terminó con el 65% del cuerpo con quemaduras. “No es posible que aún no se haya determinado ninguna responsabilidad”, manifiesta.

En ese sentido, la oficina de la Defensoría del Pueblo de Lima Sur demandó a las autoridades del Ministerio Público, Poder Judicial y del sector Salud optimizar esfuerzos en las investigaciones y las atenciones médicas de los afectados.

Este requerimiento se realiza debido a que por la llegada de la pandemia por Covid-19 muchos procesos se retrasaron, siendo necesario adoptar medidas pertinentes para reactivar aquellos que se encuentran en curso, a efectos de hallar a los presuntos responsables y resarcir a las familias afectadas.

Datos

Un año después, no hay culpables. El dueño de la empresa Transgas y propietario del camión siniestrado, Luis Enrique Guzmán Escriba, y su padre, Luis Guzmán Palomino, quien conducía el vehículo, siguen en condición de investigados.

Casas. El Ministerio de Vivienda informó que ya se concluyó el mejoramiento, reforzamiento y reconstrucción de 23 de las 25 casas afectadas.

Memoria. Una cruz y una placa con los nombres de las 34 víctimas fue colocada en el lugar.

Periodista profesional, egresado de la Escuela de Periodismo Jaime Bausate y Meza. Me gusta explicar, enseñar, compartir. A lo largo de mi carrera he cubierto casos resonantes que nos ha tenido más horas en la computadora que lo habitual, siempre aferrado a un estilo, que combina datos, análisis, entrevistas, crónicas.