Médicos residentes de Villa Panamericana reclaman por carencias en sus habitaciones

Por: María Elena Hidalgo y Luis Villanueva.

Atender diariamente a 840 enfermos del nuevo coronavirus en el Centro de Aislamiento Temporal de la Villa Panamericana ha resultado una mala experiencia para el personal de Salud contratado que se encuentra internado. No encontraron las cómodas habitaciones que se les prometió para descansar y relajarse después de sus largas jornadas de trabajo

Los enfermos se encuentran congregados en las torres 3 y 4 de la Villa Panamericana, donde 80 médicos trabajan en dos equipos: 40 en funciones y 40 en descanso. El número de enfermeros es de 160 y los técnicos son 640. Todos están internados en el centro de aislamiento durante 30 días calendarios. Las instalaciones están a cargo de EsSalud.

Los departamentos de la Villa Panamericana destinados al personal de salud se encuentran ubicados en la torre 7 y constan de una cocina, una sala comedor, 2 baños y 3 habitaciones. En cada piso hay 7 departamentos.

A su llegada, los médicos esperaban un departamento medianamente equipado y que evidenciara el buen trato hacia el personal que expone sus vidas para luchar contra la pandemia. Pero lo que encontraron fue una sala y comedor totalmente vacíos, una cocina donde no existía nada excepto un bidón de agua, pero ni un solo vaso para beber. Las habitaciones cuentan solo con una cama y una gaveta con dos cajones. En cambio, los pacientes tienen un juego de comedor y televisión.

“Cuando se conversó sobre el contrato se quedó que al tener que internarnos en las torres se nos darían mesas y sillas para poder comer y descansar, así como un televisor para distraernos luego de cumplir nuestros turnos de 24 horas y wifi. Pero al llegar nos dimos con la sorpresa de que no había nada de lo ofrecido, excepto en las habitaciones donde había una cama y una gaveta con dos cajones para guardar nuestras cosas. Nadie pide lujos, pero sí una mesa y silla donde podamos sentarnos para comer y descansar. Nosotros pudimos haber traído un televisor y algunos implementos pero no está permitido ingresar artículos. Para tomar el agua lo que hacemos es guardar el vaso descartable del desayuno”, relató uno de los médicos internos entrevistados.

El ofrecimiento a los contratados por parte de Essalud incluía el servicio de limpieza y lavandería que, además de facilitarles la estadía, era necesario para evitar exponerlos al contagio del virus al que se enfrentan día a día.

Durante dos semanas este diario esperó por la versión de los voceros de prensa de EsSalud sobre la situación en la que viven los médicos, pero no recibió respuesta. Sin embargo, los médicos comenzaron a recibir algunos implementos, como roperos de plástico, para que no continuaran quejándose y otros, con suerte, una mesa con tres sillas.

“El personal de limpieza es solo para los pacientes. En nuestro caso los cuartos nos fueron entregados sucios y tuvimos que limpiarlos por nuestra cuenta. Se nos ha dado un pequeño kit de limpieza que incluye una trapeador que no sirve y una escoba por piso, lo que significa una escoba para siete departamentos donde en cada departamento hay tres personas que deben limpiar sus cuartos. Una vez a la semana pasan por la basura”, señaló otro médico.

“A nosotros se nos prometió que como estaríamos aislados, la ropa sería recogida de la puerta de nuestro departamento, hasta se nos indicó que la entreguemos rotulada y sería devuelta rotulada pero no se ha dado ni una sola vez. Lo que han hecho es poner cinco lavadoras en el área de lavandería para que en nuestros horarios de descanso las llevemos, esperamos que termine de lavar y las recogemos”, expresó otro facultativo.

Los médicos que ingresan se quedan internados durante 30 días calendario y trabajan en jornadas de 24 horas.

Cumplidas las 150 horas de trabajo se quedan en cuarentena en sus cuartos sin salir por 14 días para asegurarse que al abandonar la Villa Panamericana estén completamente sanos.

Uno de nuestros entrevistados que trabaja en el área de Medicina General, y que se va para la segunda semana de atención en el turno madrugada, declaró a este periódico: “Luego de las intensas jornadas médicas uno termina cansado y con los ánimos destrozados. Cada día es una guerra y necesitamos recuperarnos para salir al día siguiente renovados. Sin embargo, las habitaciones de este lugar (la Villa Panamericana) no nos permiten rehabilitarnos. Acá se olvidan que la salud mental también es importante. Somos médicos y no tenemos ni una silla. Ese es el trato al personal de salud ", dijo con frustración.