Lejos de la transformación: la lucha de las mujeres transgénero en el Perú
A propósito del 8M, hacemos un recorrido por las dificultades que pasan las mujeres trans en nuestro país.
Todos los 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, en el cual miles de féminas alrededor del mundo levantan la voz para exigir los derechos con los que aún no cuentan. Dentro de la diversidad de mujeres existe una población que también es violentada: las mujeres transgénero.
Latinoamérica lidera el número de homicidios cometidos contra personas transgénero, pues en esta región ocurren el 80 % de asesinatos hacia esta población. Sin embargo, seis países ya cuentan con una Ley de Identidad de Género que, en el papel, protege a la comunidad transgénero. El Perú no es uno de ellos.
El machismo en el Perú es una de las principales causas por las que se margina y estigmatiza a las personas transgénero, lo que da como resultado que esta población sea excluida de la sociedad. Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la violencia que más reciben las personas trans son en el campo de la salud y educación, ambos derechos fundamentales a los que todos deberían tener pleno acceso.
Dentro de la comunidad, las mujeres trans son unas de las más afectadas, ya que abandonan sus estudios debido al ambiente hostil que las hace sentir incómodas y no llegan a concluirlos. Así lo demuestra un estudio de la Universidad de la Cayetano Heredia: sólo el 17 % de las mujeres trans logra concluir sus estudios superiores. Esto hace que las oportunidades laborales se reduzcan para ellas, por lo que muchas optan por el trabajo sexual.
Las mujeres transgénero y el trabajo sexual
La prostitución es un oficio que las expone a diferentes peligros. Uno de ellos es contraer el virus del VIH, SIDA y tuberculosis. Según un estudio de la Revista de la Sociedad Internacional del SIDA, las mujeres transgénero tienen un 50% más de probabilidades de adquirir el virus del VIH que el resto de la población. Asimismo, este análisis señala que las mujeres trans en Latinoamérica mueren antes de llegar a los 35 años de edad. Esto se da como consecuencia que muchas de ellas no tienen el acceso a un tratamiento por las barreras en el sistema de salud al contraen dichas enfermedades.
Sandy Sussel Ruiz Melgar es una mujer transgénero y activista fundadora de la Red de Mujeres Transgénero Trabajadoras Sexuales del Perú ‘Unidas por Siempre’. Esta organización nace en el 2006 en el puente Quiñones, conocida zona de trabajo sexual que ahora se ha convertido en el óvalo Higuereta.
“Las mujeres trans trabajadoras sexuales del puente Quiñones deciden unirse porque había mucha violencia por parte del serenazgo, policía y total desamparo del Estado”. cuenta Sandy. “Había un tema de delincuencia también, no sólo robaban a los clientes, también a las chicas. Otros pedían cupos por el sólo hecho de estar parada allí”, añade, indicando que este grupo se formó como respuesta para atender momentos de dificultad de sus compañeras.
“El estar agrupadas ayudaba a proteger a las chicas que se encontraban enfermas, por lo general de VIH/SIDA o TBC, y no tenían dinero para pagar un espacio”, cuenta la activista. Es de esta manera que entre ellas se apoyaban si una de ellas fallecía, así entre todas podían solventar los sepelios. Es como Sandy dice: "nace con esa intención de defenderse y de ayudarse mutuamente”.
Sandy ahora trabaja en la prevención y acceso a tratamiento del VIH de mujeres trans en la organización ‘Transformando Lima’. Debido a este trabajo, y a su propia experiencia, ella conoce en carne propia las barreras y dificultades que existen para las mujeres trans en el Perú.
“El peligro del trabajo sexual es permanente. Los clientes son los primeros violentadores. También hay violencia por parte de quienes controlan los espacio donde se ejerce el trabajo sexual, no hay que negarlo”, asegura. “Al parecer hemos avanzado, pero no es así”.
Entre el 2017 y 2018, según el registro de denuncias que se hicieron públicas, una de las poblaciones más vulneradas es la transfemenina, con 85 casos, según indica la ONG Presentes. Asimismo, esta organización aduce que la cifra sólo representaría el 10 % de casos, pues el otro 90 % no son denunciados por vergüenza a manifestar su orientación sexual o identidad de género.
¿Existe el acceso pleno a la salud para las mujeres trans?
La activista recalca que Perú aún no cuenta con una Ley de Identidad de Género. Asimismo, señala que si bien se emitió la Resolución Ministerial n° 986 en el 2016, la cual tiene como uno de sus objetivos desarrollar e implementar estrategias sanitarias que favorezcan el acceso a los servicios de salud de la población trans femenina, en la vida real no sucede así. “Los hospitales te ponen trabas, pues ya desde que ven que el nombre que das no es el mismo que está en tu DNI te discriminan”, cuenta.
Para el acceso al sistema de salud hay una serie de barreras que vienen debido a la orientación sexual y al no reconocimiento de las identidades por parte del Estado. Incluso si las mujeres trans logran acceder a la salud o a tratamientos para el VIH, el estigma por parte del personal de salud hace que estas mujeres puedan desertar y dejar de acudir a los hospitales.
¿Es la Ley de Identidad de Género la solución para la discriminación de las mujeres trans?
Sandy dice que “no” con la seguridad que la caracteriza. Asegura que la situación de esta población no cambiará hasta que no se cambie “la sociedad patriarcal en la cual vivimos".
“Mientras esto siga así, el cuerpo femenino siempre tendrá esa mirada cosificante que va a alimentar el morbo del macho. Entonces, muchas mujeres trans se dan cuenta de esto tempranamente y ven que es la ruta más fácil para ellas de conseguir recursos económicos", a lo que suma que así exista la Ley de Identidad de Género o el cupo laboral para las mujeres trans, "ellas van a seguir haciendo lo mismo”.
La búsqueda de “cambiar el chip” a la sociedad es una de las salidas a esta problemática. “Eso empieza por tener un currículum con enfoque de género; cortar esa línea histórica de machismo e impulsar la igualdad de oportunidades”, lo que llevaría a dejar de cosificar e hipersexualizar los cuerpos y generaría respeto para todos. “Esto haría que las mujeres trans tengan otras oportunidades para desarrollarse y así dejarían el trabajo sexual, dejarían de estar expuestas a diferentes peligros que conlleva esta forma de ganar dinero”, añade Sandy.