El Perú que yo conozco
“Las desgracias provocan consternación, pero cuando pasan, se repite el mismo esquema”.
- Cabecilla de 'Los Pulpos' ofrece S/80.000 por asesinar al coronel Revoredo
- Universidad pública de SJL ya tiene terreno luego de 13 años
En los bordes del país la belleza del paisaje solo es comparable a la postergación. Los discursos citadinos se desmoronan cuando llegamos a los pueblos y nos damos cuenta de su entusiasmo por contar no solo lo que son, sino el futuro que sueñan para ellos y sus hijos.
De pronto, reconocemos prácticas de solidaridad, de conversación cotidiana con la naturaleza, de apego familiar, de esfuerzo diario por producir, aunque a veces las heladas y los huaicos sean una amenaza.
En la profunda ternura que expresan sus creencias, retomamos la mirada a la ciudad y observamos que esa tierra de todos se ha convertido en una tierra de nadie. Que la vorágine de la urbe reina y se consolida en informalidad, dejadez de las autoridades, olvido, discriminación, privilegios, conformismo. Así, las desgracias provocan consternación, pero cuando pasan, se repite el mismo esquema y vuelven a explotar. Y la tragedia aparece otra vez.
Cómo aprendemos de la reciprocidad, de la sabiduría ancestral, del sentido común, del “lleva una casaca porque va a llover”. Cómo aprendemos de la santa paciencia, de la precaución, por ejemplo, para ordenar una mesa de ofrenda y considerar cada uno de los elementos, pues si no está el conjunto, esta no va a funcionar.
Cómo aprendemos a comprometernos en la causa que beneficia a todos y trascender nuestra individualidad cuando afectamos a los otros que conviven en el mismo espacio, en la misma realidad. Son épocas urgentes, de práctica y no de teoría.
Comunicadora Social. Creadora del programa de televisión Costumbres. Personalidad Meritoria de la Cultura desde el 2015.