Día de la Salud Mental: políticos corruptos deben ser sancionados aunque sufran problemas mentales

No todas las personas que ocupan un cargo público sufren una enfermedad mental. El doctor Renato Alarcón, director honorario del Centro de Investigación y Desarrollo de Salud Mental de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH), aclaró que no solo este tipo de problemas causan que un político corrompa y se deje corromper, sino también su circunstancia histórica y lo que vive con sus seres cercanos.

En el marco del Día de la Salud Mental explicó que la presencia de rasgos psicopatológicos en los corruptos no debe impedir que estos sean enjuiciados o encarcelados porque cometieron el delito tras conocer las consecuencias de este.

“Los corruptos suelen mostrar alteraciones clínicas que reflejan ciertos niveles de incapacidad o limitaciones para el desarrollo de actividades sociales positivas y trascendentes. Pueden presentar conductas desviadas en conflicto con normas sociales generalmente aceptadas, sin importarles el juicio colectivo”, aclaró.

Añadió que parte de la ciudadanía tolera la corrupción. Prueba de ello es el desinterés por el robo del dinero recaudado por el Estado siempre y cuando el funcionario público realice obras.

“La corrupción es el acto final al que llega un individuo después de una deliberación personal o compartida luego con gente de su confianza que le permite avanzar en la planificación del acto corrupto. Así, factores personales y actitudes públicas pasivas se suman y refuerzan mutuamente en la toma de decisiones”, explicó.

Los problemas de salud mental son complejos y delicados, por lo que son reconocidos como males de salud pública que urgen atender. Sin embargo, los prejuicios hacia las personas que sufren depresión, ansiedad, esquizofrenia, retardo mental, demencia, neurosis o enfermedades neuropsiquiátricas, retrasa la labor emprendida.