Ciudad gris

Federico Rosado

Docente

Si Arequipa era la Ciudad Blanca, la asociación iba inmediatamente con el sillar. Sin embargo, esta piedra toma valor cuando interviene la creación humana y así se configura la “ciudad blanca”. Una ciudad con talentos, a veces exageradamente diversos. Sin lugar a dudas los arequipeños han sido buenos pero no en todo.

Empecemos: curas y obispos católicos, abogados, artistas, intelectuales, políticos.

PUEDES VER: ¿Decisión tomada?

Arequipa se hacía escuchar, no por gusto se le comenzó a detestar; claro, hubo como siempre el exceso de orgullo: la república independiente, el pasaporte, los arequipeñismos, las cinco estaciones, el polo norte, sur y Polobaya, etc.

Aun así, se admitió y por eso era nítida Arequipa, por eso históricamente la palabra de Arequipa pesaba, era rotunda en el destino nacional.

Pero perdió protagonismo. La Ciudad Blanca se volvió gris.

¿Creen ustedes que las opiniones de los congresistas arequipeños serán atractivas para la prensa limeña? ¿0 que al país le será interesante escuchar al alcalde provincial o gobernador regional?

No voy a exagerar y comparar con Mariano Melgar, Francisco Mostajo, el Dean Valdivia, Francisco García Calderón o Teodoro Núñez Ureta.

Y sin menospreciar, pero con José María Corbacho, Alfonso Montesinos, Héctor Cornejo Chávez, Víctor Andrés Belaúnde, Javier de Belaúnde, Luna Pizarro, Bustamante y Rivero, Guillermo Lira, hasta los Chirinos Soto.

Y lo mismo sucede con los empresarios, antes personas con un liderazgo e identificación plena con el terruño, y también con opinión política respetable y capacidad de convocatoria.

¿Qué hacemos con Arequipa? ¿Vivir del pasadocomiendo un chupe de camarones?

Lamento constatar que ninguna de las autoridades arequipeñas está en la capacidad de unir a todos los que vivimos en esta ciudad, a firmar un pacto por su recuperación y liderazgo nacional. Lo propuse y no funcionó. Insisto: señores rectores de las universidades arequipeñas, asuman el liderazgo.