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Sociedad

Detrás del incendio forestal

Por la magnitud de lo ocurrido en Brasil nos parece menor el incendio, en poco tiempo controlado, en las faldas del Chachani y que ha afectado a la Reserva Nacional de Salinas y Aguada Blanca

Columna de Eduardo Ugarte
Columna de Eduardo Ugarte

Eduardo Ugarte y Chocano

Periodista

Los incendios forestales en Brasil y Bolivia han revelado malas prácticas en el manejo del ambiente y desinterés por su conservación en gobernantes populistas. Sin embargo, por la magnitud de lo ocurrido en estos países nos parece menor el incendio, en poco tiempo controlado, en las faldas del Chachani y que ha afectado a la Reserva Nacional de Salinas y Aguada Blanca, pero que pone en evidencia nuestro modo de ocupar el medio.

Notamos que no tenemos conciencia de las consecuencias de una fogata mal controlada -como parece ser lo sucedido en Cayma-, así como el desconocimiento del valor de la fauna y flora que habita en estos espacios. Un ejemplo de lo último es el incendio cerca de las ruinas de Kuelap, en que la información y opiniones solo se referían al peligro del patrimonio cultural (tumbas, sarcófagos y construcciones), y no se hacía referencia al patrimonio natural, que mantiene el equilibrio del ecosistema.

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Volviendo a nuestra región, sabemos que es común la quema de pastizales y barbecho (que son los residuos después de cosechar, pues se saca el choclo o la papa, pero no toda la planta), con la creencia de que así se mejora el suelo. Pero es lo contrario, porque el humo se lleva el carbono, nitrógeno, fósforo y micronutrientes que enriquecen la tierra. Otra falsedad en estas quemas es el creer que evitan las plagas, sin entender que los organismos que son los controladores naturales de estas (arañas e insectos) el fuego los convierte en ceniza antes de que estos devoren a los causantes de la plaga. Aparte de que destruyen toda la biota del suelo, como nidos de aves y lagartijas.

Finalmente, debemos tener presente el daño que ha producido -en casi cuatro siglos de habitar Arequipa- haber desaparecido el bosque de queñuas que cubría las faldas del Chachani, Misti y Pichupichu, quedando solo un relicto en este último, que nos hace ver que atraían el agua y retenían, emergiendo luego por manantiales -de los que todavía se encuentran sus huellas-, así como regaban los andenes de toda la zona, que hoy están improductivos.

Se dice que el que prendió la fogata que produjo el incendio en las faldas del Chachani sufre de alteraciones mentales, ¿qué podríamos decir de los que consciente y deliberadamente desde el poder destruyen bosques?

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