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Sociedad

Tía María: ¿Que hay tras bambalinas? (I)

Algo de cierto hay, dado que si no va Tía María, habría menos oferta del rojo metal en el mercado, lo que se reflejaría en mejores precios, beneficiando tanto al resto de minas de Chile

Columna de Cesar Caro
Columna de Cesar Caro

César Caro

La minería tiene suma importancia en la economía del Perú. Pero ello no es motivo para que ciertos medios periodísticos recurran a un fácil y engañoso chauvinismo, aduciendo que no dar facilidades a la explotación minera de yacimientos cupríferos como Tía María y La Tapada es favorecer a Chile, dado que si no se pone en marcha dicho proyecto, entre otros tantos, aparte de no superarlos como mayores productores, no lograremos aumentar “nuestros” ingresos por su exportación.

Algo de cierto hay, dado que si no va la concesión, habría menos oferta del rojo metal en el mercado, lo que se reflejaría en mejores precios, beneficiando tanto al resto de minas de Chile como del Perú, siendo al revés –perjudicándose ambos países-- dado que si hubiese más oferta, bajarían los precios. (Por ello, hace más de una década se habló de crear un cartel de productores similar a la OPEP en el caso del petróleo, para proteger el precio, lo que no se dio por razones que expondremos en otra ocasión).

PUEDES VER: La mitad de producción minera del país se hace en las regiones del Sur

¿Cuán importante es superar a Chile como mayor productor de cobre? A mi entender ello no sería tan significativo como mejorar los ingresos que el Perú recibe por concepto de su exportación, lo que implica una serie de cambios sustanciales en normas tributarias, en la participación accionaria, en el tiempo de duración de las concesiones, etcétera, que posibiliten una participación significativa del Estado o de las regiones bien en el componente accionario o en las utilidades, que permita recibir mayores ingresos para dar mejor calidad de vida a los peruanos (Chile ha recibido de su empresa pública CODELCO, de 1971 al 2018, más de 107 mil millones de dólares, cantidad que se incrementa mucho más si consideramos el aporte de las mineras privadas).

Y aquí permítanme recordar que en marzo de 1994 se privatizó Cerro Verde. Cyprus Amax Minerals, absorbida después por Phelps Dodge y hoy de Freeport-McMoRan, ofertó y pagó US$ 35,4 millones por el 82.5% de las acciones del yacimiento. El resto de las acciones obran en poder del grupo Benavides y de accionistas.

Ese mismo año, dos meses después, dicha empresa suscribió un contrato con CODELCO para explotar la mina de cobre El Abra. ¿Cuánto pagó?... US$ 341 millones por el 51% de la propiedad minera. El 49% restante es hasta hoy propiedad de la empresa estatal.

En nuestro caso, como Basadre lo señaló, las bonanzas del guano, el caucho y el salitre fueron solo “prosperidades falaces”, que se diluyeron entre luchas de intereses, corrupción e interrupciones dictatoriales. En tanto, Mariátegui escribió que la explotación del guano hizo que el país se sintiera rico, viviendo sus clases dirigentes en el derroche, hasta la trágica guerra de 1879.

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