Según vitocho. El expediente Prado es uno de los libros más solicitados. Víctor Andrés García Belaúnde señala a Prado como traidor en este conflicto. Ajusta cuentas con Bolivia que le falló al Perú,La traición de Prado y Bolivia en la Guerra con Chile,La historia, a veces, está contaminada de mentiras y medias verdades que sirven para inflar el patriotismo o suavizar el efecto de la verdad. El historiador Jorge Basadre le confesó a Pablo Macera que había omitido muchos sucesos de la Guerra con Chile. La razón, el país no lo soportaría. Para el congresista Víctor Andrés García Belaúnde, este conflicto fue de héroes y antihéroes. Manuel Ignacio Prado, presidente (1876-1879) y a la vez jefe de las Fuerzas Armadas, según Vitocho, cumplió un papel negro. Durante la guerra, abandonó el país y no regresó. García Belaúnde documenta esta historia en El Expediente Prado, un voluminoso libro cuya tercera reimpresión se presentó días atrás en la Biblioteca Vargas Llosa de Arequipa. PUEDES VER: Militares del Ejercito revivieron la Batalla del Alto de la Alianza en Tacna [FOTOS] Prado desertó sin permiso del Congreso, con tres mil libras esterlinas sacadas del Ministerio de Hacienda, eran viáticos de los que nunca dio cuenta. Cinco días después del viaje, Nicolás de Piérola tomó el poder con un golpe del Estado. El depuesto mandatario estaba en Guayaquil y pese a su derrocamiento no volvió. García Belaúnde sostiene con pasión sus puntos de vista. No le interesa que las críticas apunten a la intromisión en otro oficio. “No soy historiador y qué, nadie me inhabilita para contar una pieza bien documentada”. Durante la presentación en Arequipa, el parlamentario admite que su libro saca roncha. Cuando se lo dio a Macera para que lo prologue, este se negó. Le dijo que era una bomba. Prado no regresó porque Nicolás de Piérola dio el golpe y saca un decreto, que si regresaba lo apresaban. Sí, lo declara traidor a la patria pero seis meses después pudo retornar antes y no lo hizo. Él da una entrevista a un diario norteamericano en 1880, ahí dice que no regresará. Después Piérola lo declara traidor. Antonio Gárate, un historiador allegado a Prado, sostiene que este no regresó al Perú para evitar una guerra civil con Piérola. Son especulaciones, él se fue para cuidar sus dineros que estaban en Chile. Lo que ese señor escribió son versiones noveladas intentando justificarlo. Prado no solo no quiso regresar, también sacó a su familia, se instaló en Guayaquil y manejar desde ahí sus negocios en Chile. También sostiene que dos de sus hijos pelearon contra Chile y murieron en el conflicto. Prado tuvo 16 hijos, once con su esposa y cinco extramatrimoniales, con estos no tuvo trato alguno, nunca los asistió y uno de ellos murió en la miseria total en la guerra, lo enterraron en una fosa común (Grosio). También estaba Leoncio Prado, brutalmente asesinado por los chilenos. Sobre este, la familia de Prado nunca se ocupó de la mamá de Leoncio. Lo cuenta la nieta, cuando llegaron los restos de él provenientes de Huamachuco a Lima, no la dejaron participar de las exequias. Eran muchachos héroes que no tenían nada que ver con el padre. Pero en la primera parte de la guerra, Prado se acuartela en Arica, participa de la guerra, eso desvirtuaría su chilenismo. Su amigo Aníbal Pinto (presidente chileno) declara la guerra a Perú en abril de 1879. Es cierto, en mayo asume el control de la tropa. Se instala en Arica y no hace nada. Todo lo contrario, sus órdenes son contradictorias, por ejemplo, obliga a Miguel Grau a sacar el Huáscar para irse de combate. Grau le responde que el barco tenía problemas técnicos. Prado lo lleva al sacrificio. No hay que olvidar que Prado fue designado general de división de Chile por el apoyo que les dio en el conflicto con España. Pero sostener la tesis que el Huáscar fue enviado al sacrificio por Prado es complejo, la escuadra chilena era muy poderosa. Es cierto, la guerra estaba perdida pero pudo alargarse un poco más. Hubo órdenes contradictorias, probablemente quiso favorecer, Prado era muy rico en Chile, su fortuna estaba ahí y no perdió nada en la guerra, no le tocaron su casa, compró propiedades en plena guerra, tengo las escrituras públicas que lo dicen, eso es traición a la patria. Cuando el vicepresidente boliviano Serapio Reyes Ortiz llega a Lima en febrero para pedirle intervención en la guerra tras la invasión de Antofagasta, Prado no supo qué contestarle. Lo que averigüé era que ese vicepresidente era con Prado socio de unas minas en Camarones, esas minas pasaron a Chile, en donde también tenía minas de carbón. Fue el único peruano beneficiado con la guerra. ¿Fue un error firmar el tratado secreto con Bolivia? ¿Eso alentó la guerra? Manuel Pardo lo firma en 1873 (presidente de ese entonces) Se equivocó. Los chilenos conocían el acuerdo. Prado también lo conocía, gobernó tres años antes del estallido de la guerra, qué hizo para evitarla o armarse. Ni uno ni lo otro. Había un conflicto por las salitreras donde Prado también tenía socios. Debió prever. ¿Perú no debió firmar ese tratado secreto con Bolivia? Pardo hace alianza con Bolivia, pero el plan era incluir a Argentina; ellos aprobaron el tratado en la primera cámara, mas no en la segunda. La razón, la disputa que tenían con Bolivia por Tarija. Lo cierto es que Bolivia provoca a Chile. Exige a Perú entrar a la guerra, nosotros pudimos declararnos neutrales debido a la imprudencia boliviana de aplicar un impuesto al salitre que explotaban los chilenos en Antofagasta. Es como si tú me das una exoneración de diez años y a los cinco años la suspendes. Hubo torpeza de Bolivia y una ambición chilena. Recuerda que el litoral boliviano, Antofagasta, estaba lleno de chilenos e ingleses. Hubo una traición boliviana, que después dejan solo a Perú, Hilarión Daza dice que le abrumaba el desierto y se van. Pero firmada la alianza, usted sostiene que continuaron las traiciones bolivianas. Terminada la guerra, Bolivia en 1904 recibe 8 millones de dólares de Chile, le hace el ferrocarril La Paz-Arica y le promete cederle Tacna y Arica. El presidente boliviano, que llega en ese tren en 1908 a Arica, dice: este es el mar de Bolivia. Un conchudo. La traición es haber aceptado un ferrocarril en territorio de un país que lo había perdido por defenderlos. Cuando Leguía recupera Tacna en 1929, el límite con Chile es el ferrocarril. Entonces nos cagó, hasta en eso. ¿Por qué los historiadores no han incidido en las verdades de la guerra, por ejemplo, qué pasó con Basadre? Él es un gran historiador pero que no hacía juicio de la historia, ratón de biblioteca que publicaba y publicaba. Pero fue muy timorato. No quiso rascar la herida. Para la generación de Macera, este conflicto también era espinoso. Basadre va a San Marcos y lo pifian; la razón, no había dicho todo lo que tenía que decir. Cuando usted señala que metieron mucha plata, ¿a qué se refiere? Estaban comprados, trabajaban para Prado en forma directa e indirecta. Sobre la corrupción, Alfonso Quiroz, por ejemplo, no menciona a Prado, o sea que Pezet, Diez Canseco, San Román, Ramón Castilla eran más pendejos que Prado. Es una buena novela, de Leguía para adelante sí está documentada.