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Sexualidad

Sandra Campó: “No se piensa que el placer sexual sea un derecho y sí lo es”

Sandra Campó es autora del libro “Hoy tengo ganas de mí. 7 historias de masturbación femenina”. En una sociedad conservadora, su interés está centrado en que las mujeres disfruten más de su vida sexual y de su placer.

Sandra Campó. Foto: Pris Cortegana
Sandra Campó. Foto: Pris Cortegana

Sandra Campó es educadora sexual, escritora y creadora de Sasá: sexperta en placer, un proyecto de educación sexual para mujeres. Desde sus inicios, hace ya cinco años, supo que su interés estaría concentrado en hacer que las féminas disfruten más de su vida sexual y su goce. La experiencia le indicó que se lograría a través de cuatro pilares que ella difunde en la educación sexual que brinda: autonomía, autoconocimiento, autocuidado y autoestima.

Actualmente trabaja en su segundo libro, un manual de masturbación femenina. Con nuevos paradigmas que empoderan y visibilizan a las mujeres en diversos aspectos de su vida, La República conversó con ella para ahondar en el placer sexual femenino.

Sandra Campó

Sandra Campó

Desde la publicación de tu libro, hace ya cinco años, que recoge historias de masturbación femenina, ¿qué has descubierto y aprendido sobre sexualidad femenina?

He descubierto que tenemos mucho por aprender. Es un campo, lamentablemente, muy poco explorado a veces y suele estar basado en una perspectiva muy mecanicista, en la técnica. Está centrada en complacer al otro y eso es algo que a las mujeres nos han enseñado toda la vida, en todos los aspectos y no solo en el sexual. Para mí no representa un avance enseñarle a la mujer cómo hacerle sexo oral a su pareja, para mí el avance va en vivir tu vida sexual no para complacer, sino con placer, al poner en el centro tu propio placer sexual.

¿Qué involucra?

La sexualidad es mucho más compleja de lo que se piensa. Involucra muchas cosas, que solamente aprender esta técnica e ir a complacer a tu pareja. Eso lo puede hacer cualquiera, pero no cualquier mujer puede aprender a desarrollar esos factores internos como la autonomía, el autoconocimiento, el autocuidado y la autoestima. No cualquier mujer va a aprender que no necesita de otras personas para sentir placer. Es importante que las mujeres entiendan que su cuerpo está diseñado para el placer. Tenemos el clítoris, que solo sirve para eso.

¿La sexualidad todavía es un tabú en el país?

Sí, muy tabú. En las últimas décadas, ya se destapó un poco al hablar de sexualidad de pareja, pero, por ejemplo, la masturbación sigue siendo un gran tabú. En los talleres que dicto, muchas llegan con timidez, con vergüenza y, aunque no lo creas, reírse ha sido una idea para que ellas hablen. Una vez que una chica se ríe, luego otra o cuando yo cuento mi experiencia, entonces las demás se destapan. Yo creo que sí hay una necesidad de hablar de ese tema y de diferentes temas tabú, pero no hay espacios o no hay los suficientes espacios para que las mujeres puedan hacerlo.

¿Qué es necesario para romper esos prejuicios y estigmas?

A nivel de Estado, que realmente exista una educación sexual integral en las escuelas. Fuera de eso, que en las familias se comience a romper con ese tabú, que el tema del sexo sea una conversación cotidiana y continua en las familias. El hecho de que yo tenga tanta apertura para hablar de sexo, no es algo que se ha dado hace cinco años. Es algo que ha sido una constante a lo largo de mi vida. Mi mamá se preocupó porque yo viviera mi sexualidad sin miedo, sin culpa y sin vergüenza. Es lo que trato de transmitir con los talleres y con el libro, que nosotras podamos hablar de eso.

No solo es un trabajo a nivel de escuela, sino es algo mucho más global, que se pueda hablar de sexo y de sexualidad, así como tú hablas de tu serie favorita. Algo que me confunde es cómo a las chicas les da vergüenza hablar de sexo con la persona que tienen sexo. Tienen relaciones sexuales, saben lo que les gusta, pero no saben lo que no les gusta. Eso se resuelve más fácilmente cuando una se masturba porque una descubre que es lo que le gusta.

Específicamente sobre el goce y placer en la sexualidad, ¿es un derecho?

Cuando pensamos en derecho, pensamos en otras cosas: que tienes derecho a un trabajo, a educación, a vivir libremente, a tener los recursos necesarios, etc. No se piensa que el placer sexual sea un derecho y sí que lo es. Es parte de los distintos derechos humanos que existen, solo que no se habla mucho de eso. La Organización Mundial de la Salud considera que el bienestar integral de la persona incluye el bienestar sexual y este está ligado al placer. El sexo y la sexualidad no es tan básico como un consumo mutuo de cuerpos, que es en lo que se ha convertido lamentablemente. Usas el sexo más para huir, como un entretenimiento, pero no ves el encuentro sexual contigo misma o con otra persona como lo que es: como una oportunidad para conocerte.

¿Cómo influye vivir saludablemente tu sexualidad?

Es un impacto súper poderoso porque no solo es corporal, sino también del contacto corporal, de expresar tus emociones, incluso de la ternura. Hay un placer erótico y sexual cuando las relaciones son consensuadas y hay comunicación. Es muy importante esta conversación fuera de la cama, anterior al encuentro, para ver qué grado de compatibilidad tienen sobre gustos sexuales. Es un derecho humano como cualquier otro, lo que pasa es que no se ve por la falta de educación sexual y con la ignorancia que tenemos de lo importante que es vivir una sexualidad plena.

¿Es diferenciado? ¿Las mujeres tienen una mayor carga?

Para mí, el derecho al placer es mucho más importante en las mujeres, porque creo que los hombres gozan bastante de ese derecho. Si tú buscas estudios, sobre todo de Estados Unidos, vas a ver que los hombres disfrutan más del sexo porque experimentan una mayor cantidad de orgasmos que las mujeres, basado en datos de estudio en parejas heterosexuales. En parejas homosexuales, es mucho más probable que el goce sexual sea mutuo. En la pareja heterosexual, no es así. Eso tiene que ver sobre cómo son de desiguales las relaciones entre hombres y mujeres, esa desigualdad social, laboral y económica también se traslada al campo sexual.

¿Cómo influye la sociedad sobre la libertad de las mujeres para disfrutar de su sexualidad?

Creo que el hecho de que sea tabú, de vivir su sexualidad con culpa, con miedo y con vergüenza, es el reflejo de lo que la sociedad les enseña. Primero, con la falta de educación sexual que existe. Segundo, es que vivimos en una sociedad conservadora, hipócrita: ¿Vivir libremente tu sexualidad? ¡Qué mal! Mientras exista la dicotomía de puta y santa nunca vamos a poder disfrutar eso.

¿Cómo integrar el placer sexual a la vida cotidiana?

Darse permiso, acceder a información confiable y comenzar a masturbarse. Después, empezar a autoerotizarse. Son cosas distintas. La masturbación implica experimentar placer sexual a solas, con la manipulación de las manos o con juguetes. Mientras que el autoerotismo implica otras prácticas que no son con las manos. Por ejemplo, si una chica está sentada y presenta placer u orgasmo sin tocarse, se está autoerotizando. Hacer de la vida cotidiana una oportunidad para poder encontrar ciertos elementos que te autoeroticen. De esa manera, el placer ya no es un momento especial de encuentro con la pareja o solamente cuando vas a masturbarte, está ahí todo el tiempo.

¿Qué le puedes decir a las mujeres para que disfruten más de su placer?

Yo siempre le digo a las chicas que se den permiso para sentir placer, que no tengan miedo. Las invito a que se masturben, porque es la fuente esencial del placer para las mujeres. Después de que puedan disfrutar del placer a solas, les va a ser mucho más fácil disfrutar en compañía. Aparte de eso, buscar información confiable. La pornografía no es educación sexual. Yo siempre recomiendo leer a sexólogas o educadoras mujeres porque ellas saben cómo es el conocimiento en torno al cuerpo femenino.

Si deseas conocer más sobre estos temas, puedes seguir a Sandra en Facebook e Instagram como @sexpertaenplacer o en su web sexpertaenplacer.com