¿El 30 de abril es feriado o día no laborable en Perú?
Política

Los extremos pierden terreno

“La habilidad política de Vizcarra... le da al Perú una nueva oportunidad de asentar valores republicanos y de mercado”.

TAFUR
TAFUR

Las encuestas confirman que las opciones radicales, tanto de izquierda como de derecha, no alcanzan mayor predicamento. La principal consecuencia política de que el presidente Vizcarra haya logrado resolver la crisis a través de la derrota de la mayoría aprofujimorista que lo quería expectorar del poder es la “normalización” de la atmósfera electoral, lejos de extremismos.

El papel de Vizcarra en ese sentido se asemeja al de Valentín Paniagua en el año 2000. Cuando el régimen de Fujimori hizo implosión, todo hacía prever que las fuerzas políticas más frontales fuesen las que cosechasen del caos generado. La muy buena gestión política de Paniagua, que rápidamente se encaramó sobre una ola de aprobación ciudadana, permitió que el 2001 la gente acudiese a votar con más calma y sensatez. Tanto así que el propio Toledo, a la postre el ganador de la contienda, tuvo que moderar sus ímpetus antifujimoristas para hacerse del triunfo (se quitó la vincha y convocó a Pedro Pablo Kuczynski para tranquilizar a los electores más conservadores).

Hoy la situación parece reeditarse. Desde la izquierda, sumados el Frente Amplio, Juntos por el Perú y Perú Libre no llegan hasta el momento ni al 5% de los votos emitidos. Es verdad que hay matices centristas en algunos de sus candidatos, pero que se dediquen a subrayar como su principal propuesta el cambio de Constitución los tiñe de una radicalidad que les pasa factura.

Y llama la atención positivamente lo que ocurre en el sector diestro: Solidaridad Nacional, Contigo y Avanza País ni siquiera juntos pasan la valla electoral. Los Bolsonaro peruanos tendrán que esperar otra oportunidad para tentar suerte en las lides protagónicas. En el caso de Fuerza Popular, se dieron rápida cuenta de ello y, salvo una o dos excepciones, se desprendieron de los sectores más confrontacionales.

Acción Popular, el partido Morado, una Fuerza Popular sin las asperezas de ala dura, y Alianza para el Progreso, encabezan las encuestas y, con matices, son todas ellas opciones que van desde la centroizquierda hasta la centroderecha, y que albergan inclusive posiciones variadas en su propio seno.

Si de acá al 2021, el régimen vizcarrista no hace agua y se conduce en términos políticos sin mayores sobresaltos, es factible predecir que en las elecciones generales de ese año se repetirá el mismo talante moderado que apreciamos en esta elección congresal.

Hasta hace unos meses, la transición democrática estrenada el 2000 estaba agotada y la pésima gestión política de Kuczynski hacía temer que el 2021 el país se encaminase al disparadero y al espectáculo incierto de opciones radicales o apuestas aventureras. Quizás la mejor herencia política del actual gobierno sea el haber extendido el plazo de vigencia de la transición y haber ecualizado una atmósfera beligerante.

La habilidad política de Vizcarra –que lamentablemente no es acompañada de buena gestión gubernativa– le da al Perú una nueva oportunidad de asentar valores republicanos y de mercado. No será Vizcarra a quien le corresponda esa tarea, sino a quien nos gobierne desde el 2021, pero igual cabrá darle un lugar en la historia a quien nos ha alejado por unos años del abismo al que nuestras fracturas históricas nos asoman cada cierto tiempo.

-La del estribo: tremenda sorpresa la lectura del libro Los Túpac Amaru 1572-1827, una monumental novela de Omar Aramayo, escritor puneño que narra en clave poética la historia del linaje del gran rebelde indígena. Una prosa original y cautivante, aderezada de una enjundiosa data histórica, engancha rápidamente al lector. Muy recomendable.

Los artículos firmados por La República son redactados por nuestro equipo de periodistas. Estas publicaciones son revisadas por nuestros editores para asegurar que cada contenido cumpla con nuestra línea editorial y sea relevante para nuestras audiencias.