Luces, cámaras... ¡acción!
Audiencias transmitidas en vivo: beneficios y problemas.
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La deliberación del TC de la constitucionalidad de la disolución del congreso fue trascendente no solo por la relevancia del tema, sino por ser una de las primeras veces que se transmite una sesión en vivo y en directo, lo cual plantea beneficios y desventajas.
El beneficio es que todos los interesados, más allá de su capacidad de entender lo que se debate, pudieron seguir la que quizá sea la más importante decisión del TC en sus cuatro décadas.
La deliberación permitió conocer, por ejemplo, la muy extraña interpretación de Ernesto Blume del artículo 129 de la constitución sobre la participación de un ministro en el congreso.
Puede haber, sin embargo, algunas desventajas, como la limitación para un debate franco y abierto entre los magistrados al tener que exponer sus argumentos ante los ojos y oídos de todos, mellando, por ejemplo, la posibilidad de que un miembro del TC reconozca que el planteamiento de un colega es mejor que el suyo y cambie la opinión con la que empezó el encuentro.
Es el problema típico de cuando una autoridad está ante los reflectores, lo cual la empuja a actuar, en mayor o menor medida, para la tribuna.
El mismo obstáculo surge en otros ámbitos. Por ejemplo, ¿cómo cambiaría un fallo de una sala de la corte suprema si sus integrantes debieran deliberar en vivo, o por qué el consejo de ministros no se televisa en directo?
El Congreso, de otro lado, tiene total transparencia tanto en el pleno como en comisiones, salvo escasas excepciones que son reservadas, algo que quizá explique el desempeño estrambótico de algunos de sus integrantes.
Como en la sesión de ayer de la Comisión Permanente del Congreso en la que los integrantes de Fuerza Popular parecían asistir, al día siguiente del anuncio de la resolución del TC, al velorio del sentido del ridículo.
La transparencia de las actividades de las autoridades es importante, pero, a veces, un exceso de nitidez puede afectar la calidad de las intervenciones si los participantes tienen los incentivos para actuar ante la tribuna en vez de ante el marco de la sensatez.
Y lo que con alguna frecuencia ocurre es que las decisiones de mejor calidad son las que se elaboran y deciden en privado, sin cámaras, luces... ¡acción!
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