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Política

No todos los magistrados son cuellos blancos

“A esos magistrados decentes hay que apoyarlos con la misma energía que debemos condenar a todos los ‘hermanitos’ de esta sórdida historia de corrupción”

bruce
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El título de esta nota reproduce lo que me dijo al teléfono la jueza penal de la Corte Superior de Lima, Magalli Báscones. Fue hace un año, cuando me invitó a hablarle a los jueces de dicha Corte acerca del estrés inherente a su labor. Acepté de buen grado, pero entonces estalló la crisis de los Cuellos Blancos del Puerto. Comoquiera que la invitación era para celebrar el día del juez, se vieron obligados a cancelarla debido al escándalo desatado por los audios de marras.

Un año después la misma magistrada me llama y repite la frase. Me reiteró la invitación de Miguel Ángel Rivera, presidente de la Corte Superior de Lima. Esta vez pudo llevarse a cabo el evento. Antes de reunirme con los jueces y juezas en el marco de una feria del libro en las instalaciones de la Corte (el edificio del antiguo Ministerio de Educación en el Parque Universitario), conversamos en el despacho de Miguel Ángel junto con Magalli (rápidamente nos sentimos cómodos y pasamos al tuteo, mas no a los diminutivos).

Me contaron que los jueces tenían una carga procesal tan voluminosa y angustiosa que, inevitablemente, traía consecuencias desastrosas. La peor de todas, acaso, era para los usuarios. No solo porque sus causas tardan una eternidad, como bien sabemos, sino porque ese estrés a menudo deriva en un maltrato a dichos usuarios. Y, por supuesto, con efectos dañinos para la salud mental de los magistrados. Desde migrañas, malestares estomacales y en casos extremos, cáncer. Todas estas somatizaciones resultan familiares para los psicoanalistas. A esto se añade la imagen de corruptos -hablamos de esto en la presentación- que se les ha endilgado a todos.

Es cierto que no se trata de unas cuantas manzanas podridas, como Hinostroza y compañía. Hay muchas y no faltan quienes piensan que el barril es irrecuperable. Sin embargo, lo que vi ese día fue a muchas personas intentando hacer su trabajo lo mejor posible, pese a las enormes dificultades que confrontan.

Pase lo que pase entre el Ejecutivo y el Legislativo, vamos a necesitar jueces probos capaces de hacerse cargo de la turbamulta de delincuentes que, a más tardar el 2021, saldrán del Congreso. A esos magistrados decentes hay que apoyarlos con la misma energía que debemos condenar a todos los ‘hermanitos’ de esta sórdida historia de corrupción y decadencia.

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