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Política

Alan García desde Nueva York

“El texto de The New Yorker se publica cuando en el Perú todavía no han aparecido versiones elaboradas de lo sucedido, como si todo estuviera olvidado”.

Mirko Lauer
Mirko Lauer

The New Yorker publica esta semana una larga crónica del célebre escritor peruano Daniel Alarcón cuyo título en la versión castellana es “¿Qué llevó al ex presidente del Perú a quitarse la vida?”. Es un muy buen recuento del drama que fue llevando a Alan García hasta su decisión final, con un lujo de detalle evidentemente pensado para lectores extranjeros.

La dramática pregunta no llega a ser respondida más allá de la versión estándar de un suicidio producido por una personalidad incapaz de soportar su inminente encarcelamiento. Si fuera así, ¿por qué lo consideró inminente? El texto se centra en ir detallando cómo García llegó hasta ese punto, y luego en las versiones de algunos actores que lo fueron empujando en esa dirección.

Alarcón busca el equilibrio entre las dos versiones básicas. De un lado la idea que una justicia eficaz ya estaba a punto de alcanzarlo. De otro un tinglado que manipuló la evidencia para producir una imagen de culpabilidad como muy poco sustento, si alguno. El autor deja hablar a todas las partes, y no plantea una posición ni una hipótesis propias.

Sin embargo aparece intercalada una larga cita donde al día siguiente del suicidio, en una conversación grabada con el abogado de García y filtrada a un programa de TV, Jorge Barata reconoce a su manera una inocencia del ex presidente. “Erasmo Reyna: Él nunca le pidió favores. Barata: Nunca pidió, nunca pidió”. Esto es repetido varias veces en la cita.

La crónica funciona además como un curso acelerado sobre la política peruana en estos tiempos: la dimensión épica de la corrupción investigada, el perfil personal de los principales participantes, el significado de la trayectoria pasada de García, y en cierto modo la silenciosa falta de argumentos sobre el impacto futuro del suicidio. Aunque a Alarcón comprensiblemente se le pasan algunas voces importantes.

El texto de The New Yorker se publica cuando en el Perú todavía no han aparecido versiones elaboradas de lo sucedido, como si todo estuviera olvidado. De hecho todavía está de por medio la espera de las pruebas en una investigación en curso. Eso no responderá la pregunta de Alarcón, pero sí dará pistas sobre cuánta razón puede haber tenido García al tomar su vida.

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