Hace ya cierto tiempo que se viene hablando sobre violencia en el próximo proceso electoral. El peligro es evidente, comenzando por la posibilidad de que a los hampones los tiente extorsionar candidatos, o bloquear candidaturas que estimen inconvenientes para ellos, o ponerle una etiqueta electoral a crímenes que no lo son.
Que un candidato mande asesinar a un competidor que le resulta incómodo es algo que se ve con alguna frecuencia en las áreas calientes de América Latina. Si nada cambia, eso aquí va a venir sumado al asesinato común y corriente a comerciantes remisos al pago de cupos. La temporada 2025-2026 viene sangrienta desde todos los ángulos.
Mucho va a depender del clima electoral, tal como lo definan los partidos. Una campaña marcada por el encono, y con discursos de odio contra los rivales, va a producir más violencia que una campaña más apacible. En eso hay un papel para las autoridades electorales, que han expresado resquemores desde temprano.
La teoría es que en el ambiente anti-delincuencia que viene imperando, el discurso político violento puede costar muchos votos, y que eso calmará a los candidatos. Pero en medio de tantos candidatos, no pocos de ellos preferirán sembrar odio e inquina, antes que mejorar sus posibilidades de éxito electoral. Lo hemos visto antes.
Un ejemplo será el de los castillistas supervivientes. Privados de toda posibilidad de triunfo, su propósito será echar barro sobre los sistemas constitucional, electoral, judicial, y otros. Algo puede recoger semejante estrategia, pero de ninguna manera sacar a Pedro Castillo de la cárcel. Quizás ni siquiera superen la valla.
Donde podemos esperar la aparición de un crimen electoral, o más, es en La Libertad, donde el oro ilegal campea y el imperio político de APP carece de toda capacidad de mantener a raya el crimen violento. Aunque los asesinados en pasadas campañas han sido hasta ahora dos candidatos a una alcaldía en Huancavelica, y un candidato a alcalde en Junín.
Son significativas las pintas con el nombre de Bukele, ahora empresario de las cárceles duras para Trump, señales de que la seguridad ciudadana va a ser un socorrido tema de campaña. Lo cual a su vez sugiere que veremos una campaña con algunas visitas internacionales de diverso signo. Siempre y cuando la violencia no se desborde.
Un poemario cada tantos años. Falso politólogo. Periodismo todos los días. Natación, casi a diario. Doctor por la UNMSM. Caballero de la Orden de las Artes y las Letras, Francia. Beca Guggenheim. Muy poco twitter. Cero Facebook. Poemario más reciente, Las arqueólogas (Lima, AUB, 2021). Próximo poemario, Un chifa de Lambayeque. Acaba de reeditar la novela policial Pólvora para gallinazos (Lima, Vulgata, 2023).