¿El 30 de abril es feriado o día no laborable en Perú?

Viva la cutra, muera la inteligencia

“Ya no es necesario rodearse de asesores experimentados en el sector, basta con nombrar a familiares (mejor si son prontuariados)”.

¿En qué momento se jodió el cargo de ministro de Cultura? Los más escépticos podrían repetir aquello de que el Mincul no debería existir y que fue fundado solo para que Alan García afirmara que le importaba el sector Cultura. Pero debemos reconocer que desde la juramentación del Dr. Juan Ossio, como primer titular del Mincul, existía cierto nivel académico entre los elegidos.

Ahora, gracias a la gestión gubernamental del profesor Pedro Castillo, tenemos no más cultos en un país de pobres: el perfil del titular del Mincul ya no es tan exigente. El primero, por ejemplo, tenía el talento de disfrazarse de campesino. Y la nueva titular del Mincul sabe jurar en asháninka, es congresista del partido de Gobierno y estudió para dentista en una universidad “a la peruana”. Sufi.

Ya no es necesario conocer el sector Cultura. Basta con saber bailar en algún elenco folclórico, haber visto una película de Tondero o repetir hasta el cansancio un discurso seudoindigenista, mejor aún si le agrega la palabra “interculturalidad”.

Ya no es necesario tener alguna experiencia en el sector público. Ahora basta ser congresista, tener un pariente chotano y repetir que “no existen pruebas” cada vez que le pregunten sobre la corrupción en el Ejecutivo.

Ya no es necesario ser un buen comunicador. Para eso están las entrevistas en el canal de Gobierno. O la “prensa alternativa” de la plaza San Martín. O repetir el rollo de los troles oficialistas en Twitter.

Ya no es necesario rodearse de asesores experimentados en el sector, basta con nombrar a familiares (mejor si son prontuariados) o contratar al amig@ con derechos o al marinovi@: ese que es “muy cult@” porque recitaba poemas en el colegio.

Ya no son necesarios estudios de maestrías y/o doctorados. Ahora es suficiente haber aprobado (no importa si con 11) el curso de Historia del Perú.

Si los fascistas de la España franquista repetían aquello de “viva la muerte, muera la inteligencia”, ahora solo importa matar la inteligencia.

La República

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