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Hacer periodismo con salud mental, por Lucia Solis

“Probablemente, si existe un tema más tabú que la salud mental, es el de la salud mental entre las y los periodistas. Por suerte, ya existen iniciativas que buscan hablar de ella desde un lugar de no estigmatización”.

Dos imágenes quedaron grabadas en mi memoria cuando apenas era una estudiante cachimba de comunicación y periodismo. La primera es la de Dustin Hoffman y Robert Redford interpretando a Carl Bernstein y Bob Woodward en Todos los hombres del presidente. En la película, personificaron a los periodistas que destaparon el caso Watergate como hombres sumamente competitivos entre ellos, sin vínculos familiares o sentimentales, aislados, desvelándose en departamentos desordenados junto a pilas de diarios y anotaciones manchadas de café.

La segunda es la de Gianfranco Brero y Giovanni Ciccia haciendo de editor y reportero en Tinta Roja, y la frase: ‘’Un choque con muertos y heridos, un tipo al que le cuelga un brazo, otro que grita entre los hierros retorcidos… ¿Qué haces? ¿Corres o te metes ahí a husmear en la sangre? ¿Dudas?’’. Parecía que para ser periodista se tenía que ser indiferente al sufrimiento, desprenderse la humanidad y ver casos, historias y titulares antes que a personas con dignidad.

Desde el periodismo feminista se ha abordado esta concepción del oficio para cuestionarla, y a la vez promover prácticas basadas en el profundo respeto de los derechos humanos; especialmente de aquellas comunidades vulnerables que incluyen a mujeres, personas LGTBIQ+, con discapacidad, migrantes, entre otras, pero también en la defensa de la integridad emocional de las y los propios periodistas. La meta es erradicar ese estereotipo único del trabajo solitario, orillado, superficial y descriptivo, para pasar a la colaboración, el intercambio, el involucramiento con empatía y, especialmente, al reconocimiento de la importancia de los cuidados que necesitamos como periodistas y personas.

Existen profesionales de la comunicación que ponen al centro la salud mental —otro derecho humano—, como el eje desde el cual practicar el oficio de una mejor manera. Es una propuesta interesante y disruptiva. Probablemente, si existe un tema más tabú que la salud mental, es el de la salud mental entre las y los periodistas. Por suerte, ya existen iniciativas que buscan hablar de ella desde un lugar de no estigmatización.

Se trata de romper con la imagen del periodista estresado, sobrepasado, siempre alerta y al acecho. Aceptar que antes que periodistas somos seres humanos y, como tales, no somos objetivos ni tenemos un botón que apaga las emociones que nos emergen cuando nos vemos frente a los hechos de violencia y sufrimiento que a veces nos toca narrar.

Desconectar. Diferenciar lo urgente de lo importante. Respirar a consciencia. Ser periodista feminista me hizo dar cuenta que se puede ser un, una comunicadora comprometida reconociendo las vivencias que me atraviesan y priorizando, sobre todo, la empatía. Con la convicción renovada de que es momento de transformar el periodismo también a partir de quienes lo construyen.

Lucia Solis Reymer

Casa de Brujas

Periodista y editora de género en Grupo La República. Licenciada en Comunicación y Periodismo por la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas y máster en Estudios de Género por la Universidad Complutense de Madrid.