¿El 30 de abril es feriado o día no laborable en Perú?

Just the facts, baby (Solo los hechos, baby)

“Trabajaban allí los peores profesionales de las estafas en línea. Los altos mandos de Wirecard parecían compartir la cama con señores de la guerra, espías y mercenarios”.

Nadie se levanta de la cama temprano por la mañana y proclama: “¡Hoy haré un gran destape!”. Las nuevas tecnologías han creado la ilusión de que es posible conseguir un caso como Watergate o los Panama Papers de la noche a la mañana. Como ganarse la lotería, completar una tarjeta de bingo o lanzar el anzuelo en el ilusorio mar infinito de internet.

El reportero de investigación del periódico Financial Times, Dan McCrum, lo supo en carne propia cuando en 2015 publicó un primer reportaje sobre Wirecard, una sospechosa compañía alemana que competía con Western Union y PayPal por el dominio del multimillonario negocio de pagos en línea. Cinco años después de varias revelaciones de McCrum que acreditaron que Wirecard se reducía a un cascarón bajo el cual se ocultaban unos mafiosos de cuello y corbata, la poderosa e influyente corporación se declaró en quiebra porque no pudo demostrar que contaba con los 1.900 millones de euros de capital en efectivo, que había declarado a las autoridades. Nadie se levanta de la cama temprano por la mañana y proclama: “¡Hoy descubriré el más grande fraude financiero de la historia!”.

Los mandamases de Wirecard hicieron de todo para que Dan McCrum desistiera de su afán de escarbar en los interiores de la compañía: enviaron amenazas judiciales, contrataron a espías para que lo siguieran y vigilaran y así descubrir a sus fuentes, y convencieron a las autoridades alemanas para que le iniciaran una investigación criminal por divulgación de supuesta información falsa. McCrum creyó que lo había visto todo, hasta que publicaciones pagadas por Wirecard que alegaban que el periodista recibía dinero para destruir a la empresa, obligaron al Financial Times a suspenderlo hasta aclarar la veracidad de las acusaciones.

Probablemente, Dan McCrum pasó más tiempo en responder los ataques de Wirecard. Pero sabía que ese tipo de conductas no correspondía a gente proba sino a delincuentes. Una vez que fueron despejadas las dudas sobre su integridad, continuó con la investigación y no se detuvo hasta conseguir que las autoridades intervinieran, como en efecto sucedió, lo que ocasionó que Wirecard se derrumbase.

“Estaba convencido de que (Wirecard) estaba dirigida por mafiosos austriacos que estaban, por razones que no podíamos entender, protegidos por las autoridades alemanas. Trabajaban allí los peores profesionales de las estafas en línea”, escribió McCrum en su libro sobre el caso, Money Man (2021), sobre el que se basa el documental que circula en Netflix: “Sus altos mandos parecían compartir la cama con señores de la guerra, espías y mercenarios”.

¿Cómo se defendió McCrum todo este tiempo? “Me basé en los hechos. Solo en los hechos”, respondió.

La República

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