¿El 30 de abril es feriado o día no laborable en Perú?

El tío Pedro y sus escribidores

Requiere más preparación y mucho menos improvisación.

Todo presidente aprovecha los 20 minutos que le ofrece la Asamblea General de la ONU para lanzar un discurso acorde con su urgencia política, y Pedro Castillo no fue la excepción.

Joe Biden condenó a Vladimir Putin por amenazar al mundo; Jair Bolsonaro acusó a su rival Lula de ladrón; Gabriel Boric defendió la búsqueda de una nueva Constitución como un proceso de cambio con estabilidad; Gustavo Petro pretendió darle proyección internacional a su presidencia con un replanteamiento del antiguo reclamo colombiano sobre el fracaso internacional en la lucha contra las drogas; y Castillo advirtió de un golpe de Estado en marcha contra su gobierno.

El problema de Castillo es que su discurso olvida que, en un mundo globalizado, es fácil conocer lo que pasa en otros países y concluir, al oírlo, que está mintiendo, pues una vacancia como la que se simula estar armando en el Congreso no es golpe de Estado, sino instrumento constitucional, en un contexto de desgobierno y desborde de la corrupción con él como protagonista.

Su mensaje también incursionó en asuntos de política exterior del Perú como el Acuerdo de Escazú, Palestina, Las Malvinas, la República Saharaui y –esta sí tan oportuna como correcta– de condena a la invasión de Rusia a Ucrania, todo lo cual luego requirió algunas precisiones por parte del canciller César Landa, generándose alguna duda sobre quién es el verdadero escribidor de los discursos del presidente.

En donde, en cambio, fue clamorosa la falta de escribidor fue en las reuniones del día previo con un grupo muy importante de representantes de la inversión internacional en la región, y en las que volvió a ser patética la irresponsable falta de preparación del presidente Castillo, sin ninguna vocación por utilizar estas citas para precisar las políticas de su gobierno, en vez del entusiasmo por contar historias penosas con las que quiere conmover a un auditorio que busca precisiones antes que emociones. El MEF debería preocuparse por asignar un buen escribidor que mejore estas ‘narrativas’.

Bastante más preparación y mucho menos improvisación requiere con urgencia la presidencia del tío Pedro, con buenos escribidores en vez de tantos malos adulones.

La República

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