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La ilusión del consumo

“Estos factores que impulsaron el crecimiento del consumo no se van a repetir en el futuro. Más aún, considerando la actual inflación es probable que se den factores negativos”.

Presidente del Instituto Peruano de Economía (IPE). Director de la Maestría en Finanzas de la U. del Pacífico (*)

Consumo privado ha sido la más grande explicación del (limitado) crecimiento económico que ha venido mostrando nuestro país en los últimos meses. Ello se debe, por supuesto, a la recuperación de la caída ocurrida en la pandemia, cuando en su punto máximo cayó en 23%, pero también juegan a favor otros factores.

Pocas veces se menciona que durante la pandemia hubo un grupo más o menos numeroso de personas cuya economía no se vio especialmente afectada. Aquellos que no perdieron su trabajo ni vieron recortados sus sueldos, por ejemplo. Este grupo de personas, quizás un 20% de la población trabajadora, mantuvieron sus ingresos relativamente intactos, pero con menores oportunidades para gastar su dinero. Es por esto que se vio un fuerte aumento en los gastos en el hogar al poco tiempo de empezar la pandemia (las ventas a hogares de cemento y muebles alcanzaron niveles récord, por ejemplo).

Otro factor fue la liberación extraordinaria de fondos privados y públicos. El Gobierno permitió el retiro de los fondos de la CTS (que solo existen para una minoría de los trabajadores), los fondos en las AFP (que también solo existen para más o menos la misma minoría de trabajadores) y entregó una serie de bonos estatales (que, desafortunadamente, no fueron bien focalizados) también contribuyeron a la recuperación del consumo. Todas estas medidas hubieran sido dignas de aplauso si hubieran sido dirigidas a los que más las necesitaban (por ejemplo, los pobres que se quedaron sin ingresos), pero fueron para mucha gente que no los necesitaba, por ejemplo, aquellos que mantuvieron su trabajo intacto y que no tenían en qué gastar.

Además, se dieron más factores en simultáneo. El crédito bancario de consumo aumentó mucho y lo mismo ocurrió con los préstamos hipotecarios. Por eso alarma que en la última encuesta de condiciones de crédito realizada por el Banco Central se indique que estos créditos tenderán a reducirse. Para completarlo todo, el ahorro como porcentaje del producto ha bajado en el primer trimestre del año a un nivel tan bajo que solo fue visto a principios de los noventa. Esto es importante porque quiere decir que la gente está consumiendo sus ahorros.

Como podrán imaginar los lectores, estos factores que impulsaron el crecimiento del consumo no se van a repetir en el futuro. Más aún, considerando la actual inflación y la limitación en la creación de empleo, es probable que se den factores negativos. En otras palabras, el producto va a crecer bastante más lentamente en el segundo semestre que en la primera parte del año. Más aún, la tendencia a la disminución del crecimiento debería continuar hacia el año 2023, en parte por los mismos motivos aquí explicados.

Ahora, dicho esto, no hay que ser exagerado en cuanto al resultado de corto plazo. El consumo privado tiende a ser relativamente estable y es raro que se den grandes cambios súbitamente. Pero sí persisten las tendencias y estas son claras. Tomando en cuenta que el consumo privado es alrededor de dos tercios del producto, definitivamente tendrá un impacto negativo sobre el crecimiento. Esto se sumará a la caída de la inversión privada y, probablemente, de las exportaciones, cuando uno considera el mal desempeño de la economía mundial.

Como enfatizó Castillo en el mensaje por Fiestas Patrias, el Perú está creciendo. No obstante, olvidó mencionar que dicho crecimiento basado en un rebote de la pandemia y un consumo basado en medidas extraordinarias y el agotamiento del ahorro es insostenible. Cuando se disipe todo, nos encontraremos desnudos ante la realidad: un país que se encuentra camino a un periodo de mediocridad crónica, si uno es optimista.

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Miguel Palomino

De La Oroya. Economista y profesor de la Universidad del Pacífico y Doctor en Finanzas de la Escuela de Wharton de la U. de Pennsylvania. Pdte. del Instituto Peruano de Economía, Director de la Maestría en Finanzas de la U. del Pacífico. Ha sido economista-jefe para AL de Merrill Lynch y dir. gte gral. ML-Perú. Se desempeñó como investigador GRADE.