¿El 30 de abril es feriado o día no laborable en Perú?

Nuevas elecciones-nuevo proceso, ¿nuevos actores?

“En ese sentido, es interesante ver las reacciones frente a la iniciativa ciudadana autodenominada La Propuesta. ‘¡El Perú no va a cambiar si no cambiamos nosotros primero!’...”.

Psicólogo social, Facultad de Comunicación, Universidad de Lima

La situación del presidente se complica cada vez más y todo indica que, una vez que los congresistas aseguren su futuro inmediato (la composición de la Mesa Directiva, la reelección congresal y un Congreso bicameral), verán la forma de alejar a Castillo de la presidencia.

Sin embargo, hace pocos días la exmiembro del Tribunal Constitucional Marianella Ledesma declaró que todos los argumentos de la Comisión de Fiscalización están referidos a delitos, asuntos penales que no configuran infracciones constitucionales.

Habrá que esperar para escuchar cuáles serán los argumentos, pero las voluntades se van sumando… o negociando a la vez que la vinculación del presidente Castillo con actos de corrupción crea una situación que facilita interpretaciones auténticas para sacarlo. Todavía deshojan margaritas en la Plaza Bolívar sobre si este proceso debe llevar a elecciones generales o solo presidenciales.

Parte de esta decisión dependerá de quién salga elegido presidente o presidenta de la nueva Mesa Directiva, pero eso no es todo. Otro factor será la actitud de la población.

Todas las encuestas indican que el ánimo ciudadano está claramente a favor de elecciones generales. Además, el nivel de aprobación del Congreso es muy bajo y hay incluso encuestadoras que lo tienen en un dígito. Pero ya sabemos que en el Parlamento se escucha poco a la ciudadanía y priman intereses de muy corto plazo. Se dice que no quieren un Merino II, pero ya vimos cómo blindaron al personaje.

Más de uno en el Hemiciclo debe estar analizando si la desafección imperante llevará a tolerar solo elecciones presidenciales o si esto servirá de motivo aglutinador para la reacción y la protesta. Que se logre la reelección congresal puede favorecer a que se convoque a elecciones generales, pero eso no es seguro.

Todos los especialistas indican que repetir una elección sin cambiar el proceso es solo inclinar las probabilidades a que salga de nuevo otro congreso fragmentado y un presidente con bajo respaldo parlamentario.

Con relación a la acción ciudadana, hemos señalado en otro momento que la ira no asegura continuidad a una movilización, pero es suficiente para iniciarla. La desafección hacia la política no quiere decir solo falta de interés, hay que entenderla como una forma de responder a la frustración y rabia de sentir que no se puede hacer nada para cambiar las cosas.

La rabia está ahí, guardada, porque a nadie le gusta sentirse frustrado de manera permanente, sin encontrar alternativas para canalizarla. ¿Se ven salidas?

En ese sentido, es interesante ver las reacciones frente a la iniciativa ciudadana autodenominada La Propuesta. “¡El Perú no va a cambiar si no cambiamos nosotros primero!” es una de sus frases. En un ambiente donde cunde el desánimo o la indiferencia hacia la política y la ansiedad por la situación económica, una idea de este tipo puede llamar la atención en algunos sectores y generar expectativas.

Su objetivo es conseguir firmas para plantear una salida a la actual crisis política que consiste en realizar de manera adelantada elecciones generales (Presidencia y Congreso), pero vinculándolas a la realización de elecciones primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (conocidas como PASO) y la prohibición de que postulen políticos sentenciados.

Una propuesta para adelantar elecciones, pero cambiando la forma del proceso a fin de darle mayor cabida a la participación ciudadana. Si bien es cierto que entre sus miembros hay personas vinculadas al Partido Morado, hay otros que no tienen militancia alguna. Se postula como un movimiento apartidario, con un objetivo muy específico.

Lo importante es observar quiénes toman la iniciativa; si bien no hay restricciones de edad, es una voz joven y fresca la que convoca a asumir protagonismo. Una invitación a salir del lamento y la queja para actuar creyendo en las propias fuerzas ciudadanas.

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