Congreso aprueba retiro de la CTS

Gabinetes felpudo: ruta al fracaso

Castillo es muy mal presidente por él y por sus ministros.

Rodearse de adulones es práctica frecuente de presidentes, lo que permite ejercer con comodidad la función, pero es, sin duda, ruta segura al fracaso.

Pedro Castillo podría haber sido un mucho mejor presidente –algo no muy difícil frente al desastre actual– si hubiese recibido crítica constructiva en vez de ‘pastillas para la moral’ que justificaban sus deficiencias escandalosas por venir ‘del iluminado maestro rural’ que llegaba a cambiar todo lo malo de Lima (donde nadie podía entenderlo).

El primer espacio de consejo crítico de un presidente con el fin de hacer un buen gobierno son sus ministros, para lo cual puede elegir profesionales con conocimiento y voces que permitan mejorar mediante puntos de vista alternativos que no enjuaguen el error, sino que lo reconozcan oportunamente y propongan soluciones viables. Pero puede contar, de otro lado, con incapaces, sin experiencia ni conocimiento de los asuntos que deben liderar.

En general, los gabinetes peruanos de las últimas tres décadas se han conformado –con excepciones, por supuesto– por profesionales con relativo conocimiento y experiencia para el puesto, algo que ha cambiado dramáticamente en los últimos once meses.

Castillo ha elegido, en general, ministros deplorables entre gente básica que, cada vez que se abre una vacante ministerial, responden las llamadas al celular diciendo ‘¡Sí, juro!’. Con algunas excepciones, por supuesto, a quienes siempre provoca preguntarles ‘¿y qué haces metido en este Titanic?’.

Castillo es un pésimo presidente por su ineptitud, pero, también, porque la mayoría de sus ministros son incapaces y sobones que explican, por ejemplo, que su cuñada gestionaba obra pública con chaleco del contratista por su ‘empatía con el pueblo’.

En los gabinetes felpudo de Castillo sería imposible encontrar ministros como los de economía Rishi Sunak y salud Sajid Javid del Reino Unido que ayer renunciaron increpando a Boris Johnson su falta de ética como primer ministro: “Me entristece decir que la situación no cambiará bajo tu liderazgo, y, en conclusión, has perdido mi confianza”, le dijeron. ¿Algún ministro del gabinete Torres podría decir algo así un día ante los escándalos de cada día? Ja ja ja, acá los chanchos no vuelan.

La República

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