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No es broma, es violencia

“Un recorrido corto por los espacios de humor peruanos revela cómo la ‘comedia’ se ha construido a costa de personas histórica y sistemáticamente discriminadas”.

Exponer en redes sociales una situación que involucra la minimización y la burla hacia un caso de violencia de género muchas veces implica que quienes la visibilizan recibirán ataques e insultos por hacerlo. Las cucufatas, las sensibles, las amargadas, las feministas que otra vez molestan y empiezan su caza de brujas. ‘’Hablando Huevadas es el nuevo blanco del feminismo’'. Nada más alejado y que tergiversa maliciosamente la conversación que estos argumentos.

Las feministas no son mujeres ocultas tras un arbusto esperando una nueva víctima para ‘’cancelar’'. Por el contrario, y como dijo la comediante argentina Malena Pichot, son ellos mismos probando el límite de la impunidad. El machismo, el capacitismo, la xenofobia, el clasismo, el racismo, están tan permitidos en los espacios de ‘’humor’' peruano (en la televisión, en la radio o en Youtube) que quienes se ríen a costa de estas formas estructurales de discriminación lideran en sintonía, son considerados referentes, llenan teatros, son aplaudidos y hasta se sienten tranquilos de continuar con las burlas a los pocos días de pedir ‘’disculpas’' por sus ‘’excesos’'.

En este punto me parece importante clarificar que burlarse de la agresión sexual a niñas, niños y adolescentes en el transporte público, de las personas discapacitadas o reírse de la situación que enfrentan miles de migrantes venezolanas y venezolanos en el país atenta directamente al derecho humano de cada una de estas poblaciones de vivir en una sociedad libre de violencia por razones de género, de discapacidad o de origen. Exceso es echarle sal de más a la comida; burlarse de comunidades vulnerables es promover la violencia hacia ellas y normalizar discriminaciones estructurales.

Mujeres, personas trans, con discapacidad, migrantes, afrodescendientes, de ascendencia asiática, el gay, el ‘’amanerado’', la gorda, el gordo, el ‘’tartamudo’', el ‘’enano’', el ‘’feo’'. Un recorrido corto por los espacios de humor peruanos y en el formato que cada una, uno elija, revela cómo la ‘’comedia’' se ha construido a costa de personas histórica y sistemáticamente violentadas.

La escritora y activista española Brigitte Vasallo tiene el siguiente postulado: ‘’El humor: hacia adentro y hacia arriba; si no, es opresión’'. Por eso, defender que ‘’ya no se puede decir nada’' o que ahora ‘’todo nos ofende’' es ignorar, a consciencia, esta problemática. Reírse del débil, no es humor ‘’negro’', mucho menos ‘’popular’'; es ser cómplices de discursos que promueven el odio y la discriminación.

Lucia Solis Reymer

Casa de Brujas

Periodista y editora de género en Grupo La República. Licenciada en Comunicación y Periodismo por la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas y máster en Estudios de Género por la Universidad Complutense de Madrid.