Mejor leer a Groucho que a Carlos Marx
Guía para leer la estatización del gas del presidente Castillo.
La urgencia para estatizar el gas de Camisea es, por varias razones, un gravísimo error que va a ser muy costoso para el país, y para el propio Pedro Castillo, pues da lugar a más de una interpretación sobre la motivación de una iniciativa tan equivocada como inoportuna.
El planteamiento fue hecho inicialmente por el expremier Guido Bellido, y el presidente Castillo dijo que se haría respetando el estado de derecho, mientras Pedro Francke precisó y repitió que no habría expropiaciones.
Castillo ha relanzado la idea, sin embargo, justo cuando la premier Mirtha Vásquez exponía al congreso el programa de su gabinete –donde no hay nada sobre estatizar el gas–, y cuando ya hay una comisión multisectorial analizando el tema, lo cual pone en peligro el otorgamiento de la confianza, así como el pedido de facultades para legislar.
El anuncio cae como pedrada al ojo a la reactivación por responsabilidad de Castillo. El presidente del BCR, Julio Velarde, comentó ayer en AmCham que se esperaba una fuerte recuperación de las expectativas empresariales, pero que el anuncio sobre Camisea llevará que no mejoren como se preveía.
¿Por qué hace eso el presidente Castillo? Puede haber varias interpretaciones, todas muy negativas para él:
a. Ultra: Castillo es tan radical como Vladimir Cerrón y Bellido; sacarlos de Palacio solo sería parte de un plan.
b. Petardista: Castillo se cansó de Vásquez; la quiere sabotear y despedir.
c. Irresponsable. Castillo juega a lanzar lo que se le ocurre primero, sin ningún cuidado por las consecuencias.
d. Presionado. Castillo dice lo último que oye o actúa por la última presión.
e. Mal asesorado. Tiene asesores mediocres que lo exponen al ridículo.
f. Ignorancia. No sabe lo que dice.
g. Las seis anteriores son posibles.
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Para la premier Vásquez debe ser un infierno tener que pelear, simultáneamente, en el frente externo (congreso) y el interno (gobierno).
El daño que Pedro Castillo le inflige al país es enorme, tan grave como el tremendo perjuicio a su propia reputación.
En vez de escuchar a tanto marxista trasnochado, al presidente Castillo le convendría leer a Groucho cuando dice que “es mejor permanecer callado y parecer tonto, que hablar y despejar las dudas definitivamente”.
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