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Putsch en camino

“Ahí están todavía las universidades de mala calidad, los investigados por el caso Lava Jato, los Cuellos Blancos del Puerto, la minería informal y los defensores del indulto a Antauro Humala”.

Cuesta creer que, en los cuatro meses que quedan hasta las elecciones y luego de todo lo que hemos visto, las distintas bancadas del Congreso que encumbraron a Manuel Merino de Lama como presidente de facto se resistan a emprender un nuevo putsch.

Se ha repetido hasta el cansancio que en el Legislativo siguen anidando esos mismos intereses oscuros que, desde 2016, nos han hecho vivir una crisis política permanente. Ahí están todavía las universidades de mala calidad, los investigados por el caso Lava Jato, los Cuellos Blancos del Puerto, la minería informal y los defensores del indulto a Antauro Humala. Vivitos, coleando y con ganas de dar batalla.

Las señales que se vienen registrando en los últimos días apuntan en esa dirección. Están las bravatas de Merino contra una exposición fotográfica organizada en el Lugar de la Memoria, que conmemora las multitudinarias marchas que lo depusieron, por decir que estas sirvieron para «reinstaurar la democracia en el Perú». La decisión de la junta de portavoces del Congreso que, contradiciendo los anuncios de las últimas semanas y pese al clamor popular, acordó continuar con el proceso de renovación del Tribunal Constitucional.

También la instrumentación política de las crecientes protestas, como prueba el video del congresista Luis Simeón Hurtado, presidente de la Comisión de Transporte, arengando a una marcha de colectiveros informales. O iniciativas inconstitucionales y desestabilizadoras como la devolución de los inexistentes fondos de la ONP. O la nueva ley que, se anuncia, elimina la inmunidad parlamentaria pero que, en verdad, lo que hace es crear un fuero especial para los parlamentarios.

Ahora mismo, existen tres posibilidades: que, por alguna razón, el gobierno de Francisco Sagasti no enfrente este trance. Que se le abra un proceso de destitución que triunfe, abriendo un nuevo período de anarquía y zozobra nacional. O que este proceso fracase, ya sea porque los vacadores no consigan reunir los votos necesarios o porque, aún deponiendo a Sagasti, la calle vuelva a levantarse contra ellos para devolver las cosas al cauce democrático.

Todo indica que la ofensiva es inminente. Aunque no lo fuera y los peruanos pudiéramos por fin tener cuatro meses de calma relativa para llegar a abril y votar con libertad, buena parte del daño está hecho y costará repararlo. Porque hemos forzados a convivir con el caos y la polarización, bajo la amenaza de un posible coletazo autoritario y mafioso.

Solo Francisco Sagasti tiene la llave para romper esta dinámica. Cada día que pasa sin asumir un liderazgo activo, sin asumir riesgos y tomar la iniciativa, permitiendo que su gobierno se siga debilitando, es un clavo más sobre su ataúd político.

Raúl Tola

El diario negro

Raúl Tola. Autor de contenidos y de las últimas noticias del diario La República. Experiencia como redactor en varias temáticas y secciones sobre noticias de hoy en Perú y el mundo.