¿El 30 de abril es feriado o día no laborable en Perú?

Repensar los distritos

Santiago Dammert

La organización política de Lima es un tema del que poca gente habla, pero que es de suma importancia. Es urgente reconfigurarla, rediseñando sus estructuras de gobernanza para obtener una forma de gobierno ordenada, eficiente y coherente. En otras palabras, se debe fomentar una actuación unificada sobre el territorio urbano, que es uno solo. De lo contrario, corremos el riesgo de perpetuar la triste realidad de una ciudad fragmentada donde los alcaldes locales hacen lo que les da la gana.

Nuestra estructura administrativa genera duplicidad de funciones, fomenta la corrupción, incrementa la burocracia y el gasto corriente excesivo. Cada distrito tiene su propio serenazgo, recolección de basura y hasta su propia gerencia de desarrollo urbano. Esto no solo impide la planificación integral, sino que evita la distribución de recursos y acentúa las diferencias sociales, económicas y raciales entre las distintas partes de la ciudad; es injusto y sumamente ineficiente. Por si fuera poco, resulta casi imposible implementar proyectos de escala metropolitana, que beneficien a toda la ciudad y articulen el territorio exitosamente.

Para muestra, comentaré sobre un caso que ha recibido mucha cobertura (en mi opinión, insuficientemente crítica) en los medios locales. El día 7 de julio se inauguró el Puente de la Amistad, obra que costó aproximadamente 8 millones de soles. Este apuntaba a conectar el exitoso espacio público del malecón de Miraflores con el Parque Ecológico, un nuevo parque planificado y parcialmente ejecutado por la anterior gestión municipal de San Isidro. La gestión del actual alcalde de San Isidro, Augusto Cáceres, habría decidido no continuar con la obra, manteniendo cerradas las rejas del inconcluso Parque Ecológico y desviando la ciclovía hacia la concurrida Av. El Ejército.

De unificarse los malecones, se formaría un corredor desde San Miguel hasta Barranco, accesible para quienes van a pie y en bicicleta. En una ciudad con pocos espacios públicos, la caprichosa cancelación de este proyecto resulta inhumana e irresponsable, especialmente dada la urgente necesidad de espacios públicos como lugares de socialización con menor riesgo de contagio de la covid-19. Si los distritos con más recursos de la ciudad no pueden ponerse de acuerdo para ejecutar una obra a todas luces beneficiosa, ¿cómo podemos esperar que los distritos que no cuentan con los recursos financieros o técnicos gestionen adecuadamente sus territorios?

Hay ciudades similares a Lima, como Bogotá, que han encontrado mejores formas de organizarse. En el caso de la capital colombiana, los alcaldes locales son designados por el alcalde metropolitano, en un proceso abierto con participación de la ciudadanía. Así, sirven de interlocutores entre los distritos y la Alcaldía, representando a las distintas comunidades de la urbe pero manteniendo una jerarquía que facilita el trabajo en conjunto y la implementación de planes y proyectos urbanos de escala metropolitana. En fin, opciones y ejemplos sobran; sería un buen momento para que los congresistas, en vez de empantanarse en reyertas vengativas con el ejecutivo, dedicaran su tiempo a pensar en reformas con más impacto ciudadano.

La República

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