La amenaza al nuevo amanecer
El final de la cuarentena en el tránsito entre fases AP y DP.
Es inquietante, al menos para este columnista, lo que está terminando hoy y empieza mañana, con el final de la cuarentena anunciado por el gobierno sin mucho bombo.
Aún no se puede decir que ya sea posible marcar una línea divisoria entre la era AP (Antes de la Pandemia) y la DP (Después de la Pandemia), pues el virus maldito y traidor sigue por ahí vivito y coleando, a la espera de metérsele al que se descuide un poquito.
El viernes a las 8 de la noche, vía twitter, el gobierno anunció el final de la cuarentena iniciada hace tres meses y medio, un momento que hoy parece lejano y que pocos imaginaron que podía durar tanto, decretando que, con excepción de siete regiones, terminaba una etapa de la vida de los peruanos que no será olvidada por nadie.
No hubo mensaje presidencial que marque el antes y el después de la cuarentena, acaso porque no es posible hacerlo con un mensaje triunfalista de victoria sobre el COVID-19, sino casi por la puerta falsa de las redes, debido a que el riesgo del contagio sigue invicto, aunque es claro que una mejora hay.
Pues los virus no se extinguen por decreto, de un día para otro, aunque mucha gente lo esté creyendo ahora, solo porque el gobierno anunció el final de la cuarentena. Esto sucede porque la economía de las familias y las empresas no dan para más y, por eso, el país requiere empezar a moverse ya.
Pero eso ocurre en medio de mucha desinformación. Tres personas que trabajan conmigo me preguntaron, ayer por la mañana, cuándo se reintegran al trabajo, y, la verdad, no sé qué decirles. Lo que más preocupa es el riesgo del contagio en el transporte público, que es el espacio ideal para el COVID-19.
Pero la desinformación es grande, entre una cuarentena muy rígida y una situación casi totalmente abierta que arranca mañana, sin que el virus esté derrotado. Lo que se extraña en un momento así es una campaña masiva de comunicación del gobierno sobre la manera como los peruanos debemos actuar y cuidarnos desde mañana.
Mientras, lo mejor es que cada ciudadano se cuide con responsabilidad, para evitar un ‘rebrote’, aun cuando el brote inicial siga invicto al igual que la vocación del virus traidor de amenazar el supuesto nuevo amanecer de hoy.
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