Los políticos regresan a la normalidad
La combinación del interés particular con la ignorancia.
La pandemia le está pegando muy fuerte al país, pero esta un día se irá, mientras la invicta política mediocre y corrupta parece no tener fin y siempre oscurece la perspectiva peruana.
El saldo preliminar de la pandemia en el Perú es desastroso: 25 mil muertos y la caída del PBI en 2020 de, al menos, -14%, una de las peores del mundo.
La explicación tiene que ver con las condiciones estructurales deplorables de un sistema de servicios públicos como la salud, profundas brechas sociales que incluyen la informalidad, y, también, la estrategia del gobierno, aunque al inicio, y hasta no hace mucho, era celebrada por amplia mayoría.
Ya se está en la fase de relajación de la cuarentena, aunque no porque se haya controlado la pandemia, sino porque la situación económica no da para más, y se vuelve más peligrosa que el virus, pero muchos creen que ya es el momento de volver a la ‘vieja normalidad’, incluyendo el ajuste de cuentas.
Algunos sectores de izquierda que hace poco nomás crucificaban y le llamaban defensor de la Confiep al que hacía notar que el cierre de la economía era excesivo, hoy critican el impacto económico de ese mismo apagón en las familias, e insisten en su prédica ideológica de hundir a la empresa privada.
Algunos sectores de derecha se refugian en campañas idiotas por documentales sobre Hugo Blanco o Javier Heraud, creyendo que así reconstruirán lo que perdieron por demoler la gobernabilidad y blindar a la corrupción.
Y en el congreso, varios se alían en una incontinencia legislativa que busca defender intereses privados, como esta semana en la comisión de educación que Podemos ha convertido en comisión Telesup de Pepe Luna; o con propuestas populistas que están demoliendo la viabilidad del país con iniciativas descabelladas como la que el mismo partido ha planteado para desmantelar el sistema financiero con propuestas que implican el grave riesgo de multiplicar por tres la caída ya prevista en la actividad económica de este año y hasta de producir una corrida.
Como siempre en el Perú, cuando se ve luz al final del túnel, aunque tenue, los políticos se ponen a construir más túnel, pero hoy parecen, como se ha dicho antes, el foco del coche bomba que se aproxima en dirección contraria.
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