Con la pandemia llegó la debacle. Y también el desborde de una oferta académico–imaginativa: seminarios, conferencias, recitales, debates virtuales, todos apellidados Covid. Tomar, por ejemplo, temas y grupos poblacionales: transporte, empleo, educación, ciudades, agua, informalidad, mujer, infancia, nativos, campesinos, migrantes y agregarle Covid. ¿Qué nos faltaba en este colosal intento de cubrirlo todo? El Bicentenario. La Comisión Bicentenario acaba de difundir un libro que contiene 25 ensayos de intelectuales que piensan el Bicentenario desde el Covid-19¹.
Como reseñó Mirko Lauer en una columna reciente, el esfuerzo intelectual de analizar el virus en un escenario tan cambiante, puede no ser muy rendidor. No obstante, lo que logran algunos de los textos compendiados en el volumen es sugerir una lectura de la pandemia que no se remonta a doscientos años, sino a algo más de cien. La Guerra del Pacífico emerge en varias páginas mostrando una suerte de maldición de Sísifo, subiendo hoy por la misma cuesta del siglo XIX, cargando una roca que volverá a caer.
El ensayo de la lingüista Francesca Denegri ofrece ese recorrido. Recuperando a Basadre, reseña la historia de cómo tras la batalla de Tarapacá, los oficiales peruanos buscaban en los bolsillos de los chilenos muertos los mapas de esas zonas del Perú, desconocidas por ellos, para que les pudieran servir de guía. Que nuestro ejército no hubiera levantado planos de sus propios territorios, enfatiza Denegri, sobre todo de los de la frontera que eran más vulnerables, revelaba desidia, desorden e indiferencia frente a lo que no fuera de interés inmediato y dentro del radio de acción cercano al ámbito de los gobernantes. Este “manejo empírico” de los asuntos públicos, sigue ahí.
A esta primera falla se articula otra: la desatención de los sucesivos gobiernos republicanos para invertir en la educación e integración laboral de la población indígena, generando, en palabras de Basadre, un abismo social. A propósito de ciertos discursos gubernamentales en el contexto de la pandemia, Denegri afirma que el Estado peruano sigue demostrando su desconocimiento del territorio y de la población a la que, en principio, tendría que proteger.
La desigualdad y las brechas sociales, que han irrumpido en el escenario del Covid, son también subrayadas por el escritor Alonso Cueto, quien las califica de “pecado original” de la nación peruana. Él recuerda, por ejemplo, cómo el conflicto armado interno nos reflejó una sociedad tan fracturada que, pese a la muerte de miles de quechuahablantes, en Lima solo hubo conciencia de la dimensión de esa guerra cuando Sendero golpeó sus puertas.
Como un gravísimo problema de inequidad y de distorsión ética del sentido de la solidaridad nacional, califica en su ensayo el filósofo Miguel Giusti el contexto en que vivimos la pandemia. En su opinión, nos hemos acostumbrado a convivir y aceptar como “normal” una inmoral jerarquía de valores que ha ido abandonando la salud pública, la educación, los servicios de vivienda y seguridad. Lo cual se agrava con nuestra tolerancia a la precariedad en la que vive la mayoría de la población.
Serían necesarias más de las 500 palabras de este espacio para hacer justicia a otros ensayos que ofrecen una cartografía, algo sombría, del país en el que vivimos. Dando tumbos, repitiendo errores.
¹ “25 Ensayos desde la Pandemia para Imaginar el Perú Bicentenario. Proyecto Especial Bicentenario de la Presidencia del Consejo de Ministros. Lima 2020.
Maruja Barrig. Autor de contenidos y de las últimas noticias del diario La República. Experiencia como redactor en varias temáticas y secciones sobre noticias de hoy en Perú y el mundo.