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Violaciones a mujeres, matanzas y destrucción: el año en que Chile tomó Lima

Mujeres fueron acosadas y debían vestirse de hombres para evitar a las tropas chilenas. Ocupación de la capital peruana duró 2 años, hasta la firma del Tratado de Ancón que cedió Tarapacá, Arica y Tacna.

La ocupación chilena en Lima duró 2 años, de 1881 a 1883. Foto: Composición de Jazmin Ceras/Diarios regionales Chile/Bibliothèque nationale de France
La ocupación chilena en Lima duró 2 años, de 1881 a 1883. Foto: Composición de Jazmin Ceras/Diarios regionales Chile/Bibliothèque nationale de France

Con el actual conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, pensar en una guerra no parece ser tan descabellado. La escalada de violencia, que ya viene suscitándose desde hace cinco meses, parece no tener un punto final. En Sudamérica, pese a que hace mucho tiempo no se viven acontecimientos similares, en el pasado, la ciudad de Lima vivió en carne propia un asedio por parte de Chile en el marco de la Guerra del Pacífico.

Según el libro “Lima tomada” del historiador Emilio Rosario, en 1881, dos años después de la declaratoria de guerra, el Ejército chileno arribó a costas limeñas. Desde el inicio del conflicto, los ánimos entre ambos bandos habían encendido una fuerte polémica, que en el caso de la capital peruana, se veía con optimismo y con una potencial victoria: los jóvenes se alistaban en la milicia, y las damas de alta sociedad organizaban eventos benéficos para apoyar a los soldados. Incluso, la Iglesia católica mencionaba que “Dios estaba de lado del Perú” en una clara confianza por un triunfo de la alianza peruano-boliviana.

No obstante, las pérdidas en la campaña naval, en la que se destacó el heroísmo mostrado por Miguel Grau en el Combate de Angamos, y la retirada militar de Bolivia en 1880, dejó al Perú y a su capital en una situación difícil. A falta de una iniciativa de rendición, el bando rival aseguró que la única manera de acabar con el conflicto era con la ocupación de Lima; suceso que la Armada chilena se tomó en serio y encabezó una expedición de 2.200 hombres, al mando del capitán Patricio Lynch, para realizar una serie de acciones militares en algunas ciudades del territorio peruano.

La expedición sirvió como base para que, más tarde, un ejército chileno de 20.000 soldados comenzar a desembarcar cerca de la capital, en un evento que venía siendo cuidadosamente planificado por Lynch desde hacía seis meses. Las tropas contrarias desembarcaron en lugares estratégicos, siendo dos de ellos Lurín y Pachacámac, donde se establecieron.

En los siguientes meses, se llevaron a cabo las batallas de San Juan y Miraflores, con pérdida del bando peruano, cuyos soldados eran aún inexpertos y hacían lo que podían para tratar de retener al Ejército chileno. En lo social, los distritos del sur de Lima experimentaron un verdadero caos social: hubo violaciones a mujeres por parte de los militares rivales, se profanaron tumbas, las casas fueron destruidas y decenas de civiles inocentes fueron asesinados.

Tropas chilenas en Lurin. Foto: Libro Lima Tomada

Tropas chilenas en Lurin. Foto: Libro Lima Tomada

Algunos especialistas señalan que todos los ciudadanos de la época perdieron, al menos, un familiar durante la campaña de asedio.

Ante la inminente cercanía de las tropas chilenas al Centro de Lima, las personas que podían abandonaban la ciudad. Las que no, buscaban refugio en los monasterios, que, a su vez, se habían convertido en improvisados hospitales. La noche del 15 y 16 de enero, en la capital, no hubo luz. Finalmente, el 17 de enero de 1881, el ejército rival llegó a la Ciudad de los Reyes.

Chorrillos destruida tras la batalla con Chile. Foto: Libro Lima Tomada

Chorrillos destruida tras la batalla con Chile. Foto: Libro Lima Tomada

La convivencia entre ambos bandos

En medio de calles vacías, sin presencia de comercio, o incluso habitantes, las tropas chilenas saquearon edificios importantes, como la Biblioteca Nacional y la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Estos actos continuaron durante toda la ocupación, ante los ojos de frustrados limeños que nada podían hacer para detener el asedio. Patricio Lynch fue nombrado Gobernador y una de sus primeras medidas fue asegurar la neutralidad de los extranjeros.

Pero, mientras algunos grupos estaban a salvo, las mujeres no. Las féminas debían soportar el acoso de los soldados chilenos y, salvo por pocas excepciones, casi ninguna estableció una relación personal con los militares. Algunas, incluso, llegaron a vestirse de hombres o a encerrarse en casa para evitar la violencia.

Toma de Palacio de Gobierno en Lima. Foto: Libro Lima Tomada

Toma de Palacio de Gobierno en Lima. Foto: Libro Lima Tomada

Los castigos para todo aquel que no cumpliera las normas chilenas también se volvieron cotidianos. Durante esta época, se instauró la tradición de la pelea de gallos, evento que había sido prohibido por la élite limeña de antaño.

En 1883, tras dos años de ocupación, y con las derrotas en la Campaña de la Breña, encabezadas por Andrés Avelino Cáceres; se firmó el tratado de Ancón, que estableció la cesión permanente de Tarapacá y por 10 años de Tacna y Arica, poniendo fin a la Guerra del Pacífico.