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China acusa a EE. UU. de exagerar temores sobre cohete Long March 5B

Finalmente, cayó al océano los restos de cohete chino aparentemente “fuera de control”.

China a la defensiva por acusaciones exageradas sobre su cohete Long March 5B por parte de Estados Unidos. Foto: Composición EFE/Difusión.
China a la defensiva por acusaciones exageradas sobre su cohete Long March 5B por parte de Estados Unidos. Foto: Composición EFE/Difusión.

El cohete Long March 5B de China atrajo la atención mundial, mientras las agencias espaciales y los expertos seguían de cerca su trayectoria, especulando dónde caerían los restos del aparato tras su reingreso sin control a la atmósfera terrestre.

En China, sin embargo, la administración espacial del país se mantuvo en silencio en medio de críticas sobre la irresponsabilidad y los riesgos de seguridad, para muchos países, ante el hecho de que una plataforma de cohete tan grande cayera libremente en la tierra.

Finalmente, la Oficina de Ingeniería Espacial Tripulada de China rompió el silencio, para confirmar que los restos del cohete se habían hundido en el Océano Índico cerca de las Maldivas, después de que la mayor parte se hubiera quemado en la atmósfera.

En China, el acontecimiento sirvió a los medios estatales para argumentar que la atención global era simplemente un esfuerzo occidental para desacreditar su programa espacial y frustrar el progreso del mismo.

El domingo 9 de mayo, el Global Times, periódico estatal, en un editorial, acusó a los científicos estadounidenses y a la NASA de “actuar en contra de su conciencia” y ser “antiintelectuales”.

“Su publicidad y difamación fueron en vano”, “Estas personas están celosas del rápido progreso de China en la tecnología espacial”, se lee en el periódico. “Algunos incluso intentan usar el alboroto que hicieron para obstruir e interferir con los futuros lanzamientos intensivos de China para la construcción de su estación espacial”.

Esta actitud defensiva (Beijing ha acusado durante mucho tiempo a los países occidentales y a los medios de tratar a China con un estándar diferente) se evidencia más cuando se trata del programa espacial de China, punto importante de orgullo para el público chino y fuente de prestigio para el gobierno del Partido Comunista que impera en la nación.

Recordemos que China llegó rezagado a la exploración espacial, lanzando su primer satélite en 1970, más de diez años después de la Unión Soviética y de Estados Unidos.

Sin embargo, desde 1999, Estados Unidos ha impuesto controles de exportación de tecnología satelital a China. Y en 2011, el Congreso aprobó una ley que impuso restricciones al compromiso de la NASA con China. En consecuencia, los astronautas chinos están excluidos de la Estación Espacial Internacional (ISS), la única estación espacial en órbita y una colaboración entre EE. UU., Rusia, Europa, Japón y Canadá.

Al culpar a occidente, el estado chino y los expertos omitieron explicar por qué el Long March B5 había causado ansiedad entre los científicos globales. Tomando en cuenta que el cohete chino, con peso aproximado de más de 20 toneladas, es el objeto espacial más grande que regresa sin control a la Tierra en casi tres décadas.

La omisión de intercambios científicos internacionales significativos con Beijing se enmarca en las crecientes desconfianzas políticas con Estados Unidos y parece ser la cuota inevitable del reciente acontecimiento.

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