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Se enfrentó al huracán Eta para defender a su esposa convaleciente y a su sobrina

Byron Nihimaya soportó vientos de 240 kilómetros por hora para que su esposa y su hija putativa no padecieran bajo la brutal tormenta que azotó Nicaragua.

Foto: Captura
Foto: Captura

Byron Nihimaya Cirilo, un nicaragüense de 32 años, ha sido calificado de “héroe” en las plataformas sociales tras enfrentar al huracán Eta y sus vientos de 240 kilómetros por hora para defender a su pareja, quien yacía enferma cuando el ciclón impactó la costa Caribe nicaragüense, el pasado martes 3 de noviembre.

En un video, él aparece con el torso desnudo, intentando alcanzar el techo de su casa desde un árbol, y tras varios intentos, logra hacer contacto con la parte superior de la vivienda, se acuesta boca abajo, e inicia la reparación, sin que la furia de Eta le brinde un segundo de tregua.

Byron Nihimaya tenía una razón de peso: su esposa, Ivis Hodgson, estaba con fiebre, y no quería que padeciera bajo la lluvia con su sobrina de 12 años, hija putativa de ambos.

“Fue difícil, pero como no quiero que le haga daño (el huracán) a mi mujer, me subí, puse unos clavos en el zinc, y me baje”, dijo Nihimaya a Radio Huracán, en la zona que recibió los vientos más fuertes de Eta.

En el clip se observa una lucha dramática del hombre contra una de las fuerzas más grandes de la naturaleza, como son los huracanes, cuyo ojo pasó apenas a 30 kilómetro de la casa de Nihimaya, ubicada en Bilwi, cabecera de la Región Autónoma Caribe Norte (RACN), del país centroamericano.

“Era la casita de mi abuelita, ella se la dejó (heredó), y como aquí es difícil encontrar trabajo, como para pensar en reponerla, seguro tomó la decisión de subir en medio del huracán”, sostuvo Velásquez.

En un país donde hay más teléfonos celulares activos que habitantes, es difícil dar con Byron Nihimaya, quien carece de uno por falta de ingresos. Esto es común en la RACN, la zona más pobre de Nicaragua. Su acto “heroico” produjo que el dueño de una ferretería ofreciera techo nuevo para su vivienda.

El huracán Eta dejó en Nicaragua una estela de destrucción que todavía no ha sido cuantificada por las autoridades, pero que se nota en casas que quedaron hechas astillas, barcos encallados tierra adentro, árboles y postes de tendido eléctrico caídos y techos enteros sin sus viviendas.

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