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Mientras el mundo mira a EE. UU., Centroamérica es azotado por el huracán ETA

Honduras y Nicaragua sufren los catastróficos daños que dejó el paso del huracán ETA. Hay más de una veintena de muertos y miles de familias quedaron a la intemperie luego de que el desborde de los ríos inundara sus hogares. La periodista hondureña Lourdes Ramírez detalla a La República la magnitud del daño con fuertes imágenes.

Miles de familias son rescatadas y otras quedan a la intemperie. Foto: Cortesía Lourdes Ramírez
Miles de familias son rescatadas y otras quedan a la intemperie. Foto: Cortesía Lourdes Ramírez

Centroamérica enfrenta la destrucción que dejó el paso del huracán ETA y llora la pérdida de, por lo menos, 24 vidas humanas. Según el último informe del Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Estados Unidos, se prevé que este fenómeno todavía siga generando lluvias e inundaciones en la región.

ETA llegó el martes 3 de noviembre a Nicaragua como un poderoso huracán, y luego se degradó a una tormenta tropical. La madrugada del último miércoles, alcanzó el triángulo minero en la región del caribe norte nicaragüense, con vientos máximos sostenidos de 95 km/h y ráfagas más altas.

En Honduras, los daños son severos. Las autoridades del país informaron que los muertos por derrumbes o inundaciones son, por lo menos, unas 11 personas, la mayoría niños y adolescentes. Se reportan también desaparecidos y unos 6.000 ciudadanos fueron evacuados hasta zonas seguras, mientras otros 3.500 están en albergues.

La República pudo conversar con Lourdes Ramírez, periodista hondureña del portal enaltavoz.com, quien está en la zona más afectada del país, donde cientos de casas quedaron sepultadas por las aguas de los ríos que se desbordaron a causa del paso del huracán. Ella culpó a la ineficiencia del gobierno local que no ejecutó ningún tipo de acciones de prevención para poder aminorar el daño. Ahora, producto de ello, miles de personas quedaron a la intemperie.

“Se actuó tarde en alertar a la ciudadanía, cuando no existe una cultura preventiva en nuestro país. Se ha pronosticado que los daños podrían ser mayores a los provocados por el huracán Mitch”, explicó Lourdes en un enlace desde San Pedro Sulia, en la zona metropolitana del país.

Preponderar el turismo antes que la prevención

Además, comentó que Honduras estaba intentando abrir su turismo y dejar atrás los estragos económicos que había dejado la pandemia del coronavirus. Con esa intención, el país decidió juntar tres feriados del mes de octubre para los primeros días de noviembre. La presión del sector empresarial del país era muy fuerte. Sin embargo, no se prestó atención a las alertas del NHC de Estados Unidos, y ahora deben lidiar con los daños causados por este fenómeno natural.

El huracán ETA llegó el miércoles después de hacerse sentir en Nicaragua, donde surgió como una depresión tropical. Los últimos reportes indican que se desplaza con vientos sostenidos de 45 kilómetros por hora, por lo que destruyó zonas de cultivos, viviendas, carreteras, puentes y otra infraestructuras de Honduras.

La capacidad de rescate es deficiente y los albergues no se dan abasto. El gobierno de Juan Orlando Hernández decretó el país en alerta roja con la finalidad de utilizar sus recursos a favor y atender rápidamente a los damnificados. Aún así, los daños vistos desde el aire son desesperanzadores.

“La capacidad logística no existe, porque las personas que están al mando no son expertas. Por ejemplo, el Ministerio de Salud está dirigido por una profesional del área de Ciencias Sociales, no por un médico. Así también, quien dirige el área de contingencia fue nombrado hace una semana y viene del sector de prevención de violencia”, señaló.

Esa fórmula peligrosa empleada por las autoridades de Honduras puede causar la muerte de personas y dejar miles de afectados cuando el fenómeno culmine.

En la comunidad internacional, el Banco Interamericano de Desarrollo ya mostró su predisposición para apoyar al país en su recuperación. La poca transparencia en el manejo de recursos podría perjudicar este proceso.

Nicaragua sufre también los estragos

En Nicaragua, el fenómeno climático dejó un escenario similar. El huracán llegó con vientos sostenidos de hasta 240 kilómetros por hora y tocó tierra en una remota región del Caribe. Ello causó la muerte de dos personas que no han sido reconocidas por el Gobierno.

Según información difundida por los lugareños, comunidades indígenas remotas, como Wawa Bar y Lamlaya, quedaron totalmente devastadas, mientras que en Bilwi cayeron árboles y postes, colapsó el estadio de béisbol, y viviendas e iglesias quedaron sin techo.

El Gobierno nicaragüense informó este jueves que han comenzado a regresar a sus hogares las más de 30.000 personas que se encontraban en albergues.

Con información de EFE.